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Importancia del manejo y de la inoculación en la calidad del silaje de maíz

Publicado: 5 de febrero de 2013
Por: M.V. (M.Sc.) Martin Auil. Investigación y Desarrollo – Producción Animal Becker Underwood
     El silaje de maíz constituye sin lugar a dudas la principal reserva forrajera de los sistemas ganaderos de la Argentina, lo cual queda claramente evidenciado por el número de hectáreas destinadas a tal fin. A modo de ejemplo, basta mencionar que durante la campaña 2011 – 2012, el 69% de las hectáreas cultivadas para silaje se destinaron a maíz lo que representó un total de 1.100.000 hectáreas aproximadamente.
 
     La importancia que han cobrado las reservas forrajeras en los últimos años, particularmente el silaje de maíz, en parte se sustenta en la situación coyuntural que atraviesa la Argentina y en parte en ventajas nutricionales propias de las reservas. Con respecto a la primera, es oportuno tener presente que en los últimos 10 años en la Argentina se produjo un importante avance de la superficie agrícola sustentado en el remplazo de pastizales y pasturas por cultivos para grano, principalmente de soja. Esto llevó a que la carga global de los sistemas ganaderos aumente y generó la necesidad de producir alimentos en cantidad y calidad para estabilizar la carga animal y sostener la producción individual.
 
     Desde el punto de vista nutricional, el silaje de maíz presenta diferentes características que justifican su amplia adopción tanto en planteos de leche como de carne. Entre ellos puede mencionarse que permite obtener altos volúmenes de forraje por unidad de superficie, puede utilizarse bajo diferentes estrategias de alimentación adaptándose a distintos sistemas de manejo y fundamentalmente que brinda una oferta forrajera estable a lo largo del año. 
 
     Es importante tener en cuenta que ensilado es un proceso que comienza con la implantación del cultivo y finaliza con el suministro del mismo una vez lograda su conservación, por lo que es imprescindible mantener buenas prácticas de confección a lo largo de todo el proceso. Sin lugar a dudas, las buenas prácticas de confección sustentadas en correctas decisiones de manejo nos permitirán obtener reservas forrajeras de calidad. Si bien existen diferentes decisiones de manejo importantes durante todo el proceso de ensilado como elección del híbrido adecuado, fecha de siembra, altura de corte, tamaño de picado, etc., la determinación del momento óptimo de picado es un factor clave que tiene gran impacto no solo en el proceso fermentativo sino que también en la calidad nutritiva del material que obtenemos. Cualquiera sea el cultivo, el estado fenológico y el contenido de materia seca al momento del corte son dos parámetros fáciles de evaluar que nunca deberíamos de dejar de tener en cuenta.
 
     En el caso del maíz se recomienda picar cuando el contenido de materia seca del cultivo sea entre el 33 al 37%, coincidiendo esto con un estado de “grano pastoso a semiduro”. En dicho punto se logra un correcto proceso fermentativo y un adecuado contenido de almidón del silaje, dependiendo éste último también de un apropiado régimen de lluvia durante el ciclo del cultivo y principalmente durante el periodo pre y post – floración de la planta. Si se pica en estados fenológicos tempranos, debido al bajo contenido de materia seca, puede comprometerse la calidad fermentativa y la estabilidad del material ensilado. Además también se verá comprometida la calidad nutricional debida al escaso contenido de almidón y a las pérdidas de nutrientes soluble por efluentes del silo. En cambio, en estados fenológicos avanzados, el contenido de materia seca es extremadamente alto lo que complica la correcta compactación y la consecuente anaerobiosis del silo favoreciendo el desarrollo de fermentaciones indeseables. Además se verá comprometida la digestibilidad tanto de la fibra como del almidón del silaje.
 
     Los cultivos presentan diferente aptitud para completar el proceso fermentativo, debido en parte al contenido de carbohidratos solubles y de proteína propio de cada especie. Los carbohidratos solubles actúan como sustrato bacteriano para la producción de ácidos grasos volátiles mientras que la proteína actúa como buffer impidiendo el descenso del pH. En el caso del silaje de maíz, el adecuado contenido de carbohidratos solubles y el bajo contenido proteico permiten “a priori” un correcto descenso del pH y una adecuada conservación del material ensilado. No obstante, la aplicación de inoculantes en estos materiales constituye una práctica clave para obtener ensilados de calidad no solo en condiciones particulares (cosecha temprana o tardía, heladas, etc.) sino también en períodos normales, siempre y cuando se cumplan las buenas practicas de confección.
     
     En el mercado existen diferentes tipos de inoculantes que permiten mejorar la calidad de los forrajes conservados. Los inoculantes de 1° generación u homofermentativos, como LactoSilo, actúan durante el proceso fermentativo que ocurre normalmente durante los primeros días de confeccionado del silaje. Este tipo de inoculante contiene bacterias productoras de ácido láctico que provocan un rápido descenso del pH de la masa ensilada. La aplicación de los mismos es fundamental cuando se quiere mejorar el proceso fermentativo y la recuperación de materia seca del silo. También existen inoculantes de 2° generación o heterofermentativos, como LactoSilo Gold, que actúan una vez abierto y expuesto el material ensilado al oxígeno ambiental. Estos inoculantes contienen bacterias productoras de ácido láctico pero también de ácido acético el cual es un potente inhibidor de levaduras. Por lo tanto, su utilización permite incrementar la estabilidad aeróbica del frente del silo ya que evita el aumento de temperatura y el deterioro de calidad que genera la propia actividad de las levaduras.
 
     En definitiva, es posible lograr silajes de maíz de excelente calidad fermentativa y nutritiva, pero es imprescindible conocer y cumplir con buenas prácticas de confección durante todo el proceso de ensilado. Por su parte, la aplicación de tecnologías de insumos tales como los inoculantes, constituyen una de las claves para la obtención de forrajes conservados de calidad.  
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Autores:
M.V (M.Sc) Martín Auil
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Fernando Acosta
21 de febrero de 2013
Buenas Dr. Auil, muy interesante su exposicion, quisiera saber en que fecha aprox. sembrar el maiz, y el momento exacto que se debe cortar, la altura de corte y como obtener el porcentaje de materia seca o sea como saber al observar el cultivo su porcentaje de materia seca o humedad para lograr un silo optimo. desde ya muchas gracias, saludos desde Paraguay. Fernando Acosta.(tatoybycui@gmail.com)
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Alberto Cruz
Alumitech Nc. LLC
15 de febrero de 2013
Me gustaria saber un poco mas del tema
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