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Herrador - Veterinario: Una ''simbiosis'' poco frecuente

Publicado: 25 de octubre de 2010
Por: Daniel Anz, Herrador Profesional. Argentina
El título de este artículo hace referencia a la relación ideal que debería existir entre el Herrador y el Veterinario, pero que sólo en contadas ocasiones se hace presente. 
Esa relación será analizada desde el plano netamente laboral en lo que hace a roles, responsabilidades y lo económico, en razón de las frecuentes disidencias o desencuentros que afloran en el trabajo cotidiano y que, lejos de jerarquizar al binomio Herrador / Veterinario, lo deterioran a partir de las incómodas situaciones que se generan.

Dicha relación "simbiótica" no siempre está presente en la realidad del trabajo diario, y se debe al desconocimiento de un simple concepto basado en la responsabilidad mutua. A continuación, expongo el desarrollo de dicho concepto.

En la actualidad, tanto el Herrador como el Médico Veterinario, consolidan el crecimiento profesional ampliando sus conocimientos de forma permanente, donde uno de los objetivos es poder ingresar y permanecer en un mercado cada vez más competitivo, y esto se debe a que existen conocimientos teóricos a los que cualesquiera de las partes puede acceder, con fines de optimizar su desempeño o ejercicio profesional. 

Ambas partes cuentan con el derecho de ampliar sus conocimientos, pero tanto una como la otra no deben permanecer ajenas a la limitante del ejercicio práctico, y a la aceptación de las responsabilidades y roles correspondientes a su profesión. De esto último se infiere lo siguiente:Cada una de las partes debe conocer y respetar el “territorio” de la otra.

Debido a que cada oficio tiene como objetivo final velar por el bienestar del animal, el crecimiento profesional de las partes, a través de la información, es permisible y positivo; además de cumplir un rol muy importante en la interacción entre ambos y en la profesión de cada uno. 

Si el Herrador desea practicar los conocimientos teóricos sobre medicina veterinaria y sus amplias ramas, previamente, deberá cumplir con los correspondientes estudios y obligaciones que ello representa. A la inversa, si el Médico Veterinario desea llevar a la práctica los conocimientos teóricos sobre el recorte de cascos, el forjado y la colocación de herraduras, deberá aprender lo concerniente al oficio de Herrador. 

Podría decirse, entonces, que: El límite de la adquisición de los conocimientos de cada oficio se encuentra donde comienza la aplicación práctica de los mismos.

Cabe destacar la existencia de personas que ejercen ambas profesiones de forma paralela. Y esa es la fehaciente prueba de que estamos ante la presencia de dos profesiones totalmente diferentes, pero perfectamente compatibles. Claro está, que es imposible que una misma persona discrepe consigo misma en el momento de requerir el ejercicio de dos profesiones simultáneas, simplemente las complementa. Con este ejemplo, puede deducirse cuán considerables pueden ser los beneficios cuando Herrador y Veterinario llegan a conformar un sólido equipo de trabajo.

No obstante, en la mayoría de los casos, las dos profesiones se ejercen por separado.

Como características individuales de cada una de las partes, el Médico Veterinario cuenta con el aval de haber cumplido con un determinado ciclo de aprendizaje, con fines de acceder a un título. Estar titulado le permite recibir respaldo institucional, pero a su vez, le obliga a responder ante un código de ética establecido por un consejo profesional.

Sin embargo, como en todos los oficios, dicho aval, no garantiza un ejercicio que cumpla con los elevados estándares de la profesión en cuanto a idoneidad.

Por otro lado, el Herrador, sobre todo en los países subdesarrollados, donde no cuenta con asociaciones legales que lo respalden, accede a una formación empírica y a un crecimiento basado en información que rescata de diferentes escuelas, seminarios y bibliografía. En esta búsqueda de conocimientos, juegan un rol importante los medios de los cuales éste dispone en el momento y su capacidad para esforzarse en la adquisición de los mismos. 
Herrador - Veterinario: Una ''simbiosis'' poco frecuente - Image 1

Son muy pocos los Herradores que logran certificarse mediante un aval otorgado por una entidad legal. Por lo tanto, la falta de obligaciones éticas y de respaldo institucional, le permiten actuar con mayor libertad, cometiendo, en gran cantidad de ocasiones, actos de irresponsabilidad o negligencia que llevan al perjuicio y sufrimiento del animal, como así también del propietario. Ante esta circunstancia, no existe ningún ente que cuente con el derecho legal de sancionarlo.

Pero esta falta de titulación, en numerosos casos, no necesariamente es sinónimo de desconocimiento y falta de profesionalidad.

Claro está que, tanto el Veterinario como el Herrador, durante la práctica de sus oficios, se ven en la obligación de obtener resultados positivos ante sus clientes, de lo contrario, sus carreras profesionales se verían afectadas por el deterioro del prestigio y por la disminución de sus ingresos económicos. La combinación y manifestación de estos factores, inevitablemente, les dificultaría la permanencia en el mercado.

Considero que ambos profesionales cuentan con el derecho y obligación de informarse, no obstante, cada uno debe conocer y respetar los límites del ejercicio práctico, con el fin de no incurrir en actitudes deshonestas.

Las relaciones entre el Herrador y el Veterinario suelen deteriorarse cuando una de las partes aspira ejercer poder sobre la otra, en un intento de conceder mayor valor a sus propios conocimientos, o cuando una de ellas se rebela u opone resistencia a subordinarse ante la directiva de alguien con mayores conocimientos, sean estos teóricos o prácticos.
Empero, el verdadero deterioro ocurre cuando entra en juego un factor determinante, y es un simple concepto basado en la triangulación que se genera entre Cliente / Veterinario / Herrador. 

Desde mi punto de vista, el desconocimiento de este concepto, representante del delgado hilo que divide a un oficio del otro, es la causa que provoca el deterioro de la valiosa "simbiosis" que debería existir. 
Esta triangulación entre partes sólo consigue, con o sin intención, diluir responsabilidades.
Cuando uno de los profesionales recibe directivas por parte del otro, respecto de qué corresponde hacerse en un caso determinado, debe prevalecer el previo acuerdo de responsabilidades, sin involucrar al cliente; cosa que no siempre ocurre.

El cliente se ve involucrado porque recibe responsabilidades que deberían permanecer sólo entre los profesionales. Siendo dichas responsabilidades, de forma indirecta, asumidas por el cliente, ya que es quien debe pagar con dinero los servicios recibidos.

El accionar inadecuado de la triangulación entre las partes implicadas es el siguiente:
Un cliente contrata a un profesional; este profesional, a su vez, subcontrata a otro; y es el cliente quien paga el servicio del profesional subcontratado. Siendo aquí donde reside el error conceptual.

La situación más habitual es que el cliente contrate al Veterinario y éste, a su vez, subcontrate al Herrador, asignándole un trabajo específico; luego, es el cliente quien se ve obligado a pagar los servicios del Herrador. 
Ante esta circunstancia, aunque sea su deseo, el cliente no debería pagar los servicios del Herrador; quien debe hacerse enteramente responsable del servicio y de los honorarios del Herrador es el Veterinario, contratado por el cliente. Por lo tanto, el cliente debe pagar con dinero sólo al Veterinario, responsable del trabajo terminado.

El Herrador subcontratado no debe cobrar dinero del cliente, sólo debe cobrar dinero del Veterinario que lo contrató. 
Cuando ocurre esta triangulación, no existen verdaderos responsables en el momento de que surjan hipotéticos errores durante el servicio prestado por cada parte. 

Escogiendo el caso habitual entre Veterinario como contratista y Herrador como subcontratado, ante esta triangulación, puede ocurrir lo siguiente:
  • Que el Veterinario asigne un procedimiento desacertado al Herrador y que, luego, deba reasignarle otro diferente para salvar el error. Quien responde al desacierto es el cliente, porque debe pagar, dos veces, el servicio del Herrador, a quien, en realidad, nunca contrató.
  • Que ante una asignación desacertada por parte del Veterinario, el Herrador deba asumir parte de la responsabilidad, debiendo realizar el trabajo nuevamente, sin ser responsable de ello. Bajo esta misma circunstancia, el Herrador cobra dos veces, lo cual es justo para éste, pero lo haría en detrimento de los intereses del cliente.
  • Que el Herrador cometa un error que afecte al cliente. En este caso, se ve obligado a asumir la total responsabilidad, porque es quien cobra el servicio por parte de éste. No obstante, sólo debería de asumir una parte de ella, porque, en realidad, sólo fue subcontratado para realizar el trabajo. Lo justo es que parte de la responsabilidad prevalezca en el Veterinario.

Con el fin de evitar conflictos entre profesionales y procurar proteger al cliente, las opciones son las siguientes:
  • Si un profesional subcontrata a otro profesional, con el fin de llevar a cabo un procedimiento específico, el primero debe asumir la entera responsabilidad inherente al caso. Debe cobrar al cliente y debe pagar lo que corresponde al subcontratado.
  • Si un profesional no desea subcontratar a otro profesional, evitando asumir las responsabilidades pertinentes, debe delegar las responsabilidades al cliente, otorgándole las opciones que crea conveniente para que sea éste quien escoja al profesional adecuado.
Herrador - Veterinario: Una ''simbiosis'' poco frecuente - Image 2

Bajo estas dos opciones, se conserva la relación entre partes, prevaleciendo la "simbiosis profesional".
Siendo una cuestión conceptual, es muy sencillo para las partes acordar la situación, deslindando responsabilidades previo a cada trabajo en conjunto. 
Mientras esto no se lleve a cabo, el posible conflicto de intereses siempre estará presente. 

No hay una profesión más respetada que la otra, una no excluye a la otra, son dos oficios imprescindibles en beneficio del bienestar animal, llevados a cabo por profesionales que deben asumir las responsabilidades que les corresponde, sin excederse en cuanto a la confianza, el desconocimiento y los intereses del cliente. 
Nota: En razón de la importancia de la temática que será expuesta, he requerido opiniones del Dr. Hugo Alberto Funtanillas, Medico Veterinario (Argentina) y Constantino Sánchez Martínez, Herrador (España).
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Daniel Anz
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Carlos Cardenas
28 de noviembre de 2010
Estimado Daniel, considero que es un gran tema el expuesto. Creo que el gran problema radica en un desconocimiento del rol de cada profesional. Si bien un veterinario especialista en equinos debe conocer a cabalidad las tecnicas de herraje no sabe necesariamente aplicarlas en el trabajo. Considero que al trabajar en conjunto con el herrador logra exelentes resultados que van en directo beneficio del equino y de su vida deportiva. En lo particular trabajo con un herrador por varios años y he obtenido exelentes resultados. Recomiendo a los colegas que intenten formar equipos de trabajo y veran como funciona todo mucho mejor.
Luis Fernando
1 de noviembre de 2010
daniel excelente informacion la que nos has proporcionado y realmente es la cruda realidad que se vive en las caballerisas para poder entender del tema primero tenemos que estar directamente relacionados con ambas partes , que en la actualidad la mayoria desconocen, la mayoria de colegas tienen un concepto solo anatomico y fisiologico sobre la podologia equina , la cual puede ser perfeccionada con una especialidad sobre el mismo, difiere del herrador el cual siempre con base teorica y un mayor porcentaje en practica la cual es su area especifica es de gran aporte. recibi varios seminarios sobre podologia equina de la escuela inglesa aunado a mis conocientos veterinarios esta relacion ha servido de gran ayuda, la cual al momento de requerir mis servicios me siento mas preparado para poder dar respuesta satisfactoria a la problematica del momento. si no tuviera estos conocimientos realmente seria de mucha importarcia requerir de los servicios de alguien de mayor experiencia en podologia . ahh y muy importante nunca savemos todo ,respetemos a cada quien en su area y si existe alguna duda en diagnostico, llegar al consenso de ambas partes para obtener mejores resultados . saludos
Rodrigo Romerov
28 de octubre de 2010
estimados señores, tengo una yegua, que al caminar arrastra las patas, o se llegan a golpear entre ellas al caminar, podrian decirme que se le puede hacer para quitarle el defecto .
Ignacio Roco Herrera
Ignacio Roco Herrera
27 de octubre de 2010
solo quiero aser una consulta donde puedo conseguir energy max en chile desde ya muchas gracias
Leonardo Vélez C
27 de octubre de 2010
Muy buen artículo, pienso que es un tema muy polémico ya que tiene varios intereses de por medio, considero que el oficio de herrería se está tomando hoy en día de una forma mucho más seria donde los herreros se educan para esta labor, llegando a considerarse como una profesión, es por esto que encontramos cursos de podología, herreros profesionales, médicos veterinarios podólogos o herreros, entre otros. Tanto herreros como médicos veterinarios son imprescindibles y siempre van a haber momentos en que tendrán que trabajar juntos ya que el médico veterinario posee conocimientos clínicos y ayudas diagnosticas que le darán el valor agregado y lo harán indispensable. Y es ahí donde el herrero se convierte en un complemento del medico veterinario y por tanto la simbiosis entraría a funcionar. Saludos en general y un tema del que hay mucho por hablar…
Juanjo Irazusta
Eki Herrajes Irazusta SL
26 de octubre de 2010
Hola compañeros, hola Daniel, Como sabéis no soy ni veterinario ni herrador sino que distribuidor de productos para el herrado de los equinos, y digo esto para que me sitúen los que no me conocen. Tratamos de servir concienzudamente a nuestros clientes herradores, veterinarios y propietarios de caballos. Es cierto que hay mucho herrador con poca formación profesional que redunda en que haya muchos erradores pero también hay bastantes con buena u muy buena formación y que continúan formándose en congresos y cursillos para su puesta al día de unas técnicas y conocimientos que avanzan a gran velocidad. Estos últimos cometen menos errores o son mucho menos erradores. Es cierto que los veterinarios tienen una buena formación general en veterinaria pero solo unos pocos están especializados en caballos y poquísimos en podología equina. Con los propietarios en cambio es dificilísimo encontrar quien tenga nociones de podología, biomecánica, ortopedia,... o simplemente que tengan criterio propio sobre las necesidades y cuidados básicos de herraje. Con este panorama, hablo de España y Portugal, el error esta servido. Por lo general el veterinario esta ante el propietario por encima del herrador ya que es el único que mayoritariamente tiene una titulación. Es impensable que un herrador subcontrate a un veterinario. Es dificilísimo que prevalezca el criterio del herrador ante el veterinario, incluso en el caso de un herrador muy bien formado y un veterinario sin especialización. El herrador se limita a obedecer hasta en casos donde se le hace aplicar una herradura o solución que sabe a priori no aporta o soluciona nada o que empeora el caso. Evidentemente hay excepciones, pero como dice el refrán estos confirman la regla. Por supuesto y como norma así lo hago con mis caballos, el mejor profesional es el veterinario - herrador cuando tenemos problemas que van más allá del herraje higiénico o de mantenimiento. Es la conjunción de ambos mundos y sencilla y subjetivamente me hace confiar en un profesional veterinario que sabe de esfuerzo físico y capacidad de tirar de riñones para agacharse e involucrarse a fondo actitud + aptitud. Bueno, esto es lo que yo percibo cuando hablo y trabajo con ellos desde mi atalaya de distribuidor, propietario y apasionado de los caballos, caballo que, siempre repito, son nuestros clientes aunque a veces traguemos ruedas de molino que nos imponen los intermediarios que somos los veterinarios, herradores y propietarios.
Georgina Lomba Sanroman
26 de octubre de 2010
Buenos dias a todos: Tema muy interesante pero de dificil solucion. Lo ideal seria compaginar veterinario con herrador en casos complicados en el que el caballo tiene dificultades de movimiento o lesion. Pero para eso tambien haria falta una preparacion muy especializada por ambos profesionales. En cualquier caso quien paga siempre los errores es directamente el caballo, e indirectamente, el propietario del caballo que lo sufrira en el pago de la factura. La mayor parte de los veterinarios en esta region no son especialistas en caballos y mucho menos en patas de caballos, con lo cual, los propietarios nos vemos con muchas dificultades añadidas para encontrar un buen veterinario que nos solucione el problema en el primer diagnostico y que acierte en ello. Herradores hay muchos y malos, porque siguen pensando que con un cursillo de 3 dias ya se sabe herrar. Y para mayor INRI hasta no hace mucho tenian que desplazarse a Francia e Inglaterra para hacer cursos especializados, menos mal que ahora hay centros en España donde imparten los conocimientos necesarios con titulacion. Se va mejorando aunque muy despacio. Un saludo
Fabricio Mercado
25 de octubre de 2010
Estimado Daniel: muy interesante el tema en cuestion, en mi caso hago las dos profesiones y creo que por ahi es medio dificil trabajar directamente con propietarios que no saben diferenciar entre una y otra profesion ( aunque no soy herrador profesional) . La simbiosis que voz haces mencion la considero muy interesante, aunque reitero muchas veces no se lleva a cabo, mas aun en la zona en donde me toca desempeñar la profesion. En el caso de uno como profesional busca capacitarse cada vez mas, en mi caso en los dos temas, llegando a lidiar con ponedores de herraduras . Creo que en el caso en que se hagan las dos profesiones el temor de meter la pata hace que uno se esmere mas en realizar un buen trabajo cumpliendo con lo que el propietario busca de uno. Saludos a todos los integrantes del foro.
Gabriel Gamiz Gomez
25 de octubre de 2010
Peliagudo articulo el referenciado, las dos profesiones son especiales, cada una por separado, pero cuando empiezan los intereses a intercalarse,- con la Iglesia hemos topado- . Al final el pagache siempre es el dueño del caballo. Los herradores de por si, son autodidactas y casi todos, por no decir todos, estan en posesión de la verdad, mala cosa, ya que no todo es negro, ni todo es blanco, hay colores intermedios, como decia el refranero, en el termino medio esta la virtud. Los veterinarios, como los medicos, tambien tienen esa cosa de saberse Universitarios y muchas veces el ultimo mozo de cuadra, ve los problemas cotidianos de los caballos. Pero tenemos algunos Veterinarios-Herradores o Herradores-Veterinarios que si son las excepciones a la regla, su amor a los caballos y a su bienestar hacen que estos profesionales, se preocupen de la salud animal y en este caso de los pies de nuestros amigos los caballos. Saludos de Gabriel.
Edward Daniel Calle Torres
25 de octubre de 2010
Un saludo Daniel. Enhorabuena, tremendo tema has sacado a relucir. Siempre existira la dominancia cognitiva por parte de uno o de otro, todo depende de la flkuidez de la lengua y del respaldo de la academia, error grande, pues como lo planteas en el articulo, las com petencias terminan donde la practica rutinaria se inicia, siempre y cuando dicha practica sea confiable y bien realizada y las competencias tengan la experiencia suficiente ara respaldaar el procedimeinto. Te felicito por la manera objetiva de abordar el tema y por lo acertado de tu plantamiento. Como sabes, yo tengo las dos profesiones, pero primero fui veterinario y debido a la necesidad y el gusto me converti en herrador profesional, parqa evitar los desaciertos y la evasion de las responsabilidades. Nuevamente, Una gran felicitacion por tu documento.
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