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Revisión de los requerimientos nutricionales durante la crianza y postura en aves. Sugerencias sobre la presentación y las características del alimento para maximizar la productividad global

Publicado: 25 de enero de 2017
Por: Gonzalo Gonzalez Mateos, Lourdes Cámara, Fondevila G, Rosa Lázaro (Departamento de Producción Agraria, UP Madrid), Rodriguez A (Ibérica de Tecnología Avícola, S.A.U) España
Resumen

La productividad de las aves de puesta ha aumentado de forma extraordinaria en los últimos 15 años, siendo frecuente encontrar lotes de gallinas que superan el 95% de pico de puesta con una persistencia de más de 25 semanas por encima del 90%. Todo ello se ha conseguido, sin menoscabo del tamaño del huevo, con pollitas más precoces y peso similar o inferior al inicio de puesta. Dos áreas de interés a desarrollar en el futuro son modificaciones nutricionales a implantar en caso de presencia de enfermedades y nuevas tendencias del mercado en relación con la seguridad alimentaria, el bienestar animal y la conservación del medio ambiente. Es necesario estar atento a nuevas situaciones, implementando los cambios necesarios tanto en sistemas de producción como en programas de alimentación. Dado que la alimentación supone cerca del 70% de los costes de producción se precisa afinar en las necesidades nutricionales de las aves, durante la fase de puesta. Dos puntos clave son asegurar un peso adecuado y un buen desarrollo corporal de las aves al inicio del período de puesta y conseguir un tamaño del huevo adecuado al gusto del consumidor durante el ciclo. Asimismo, debe prestarse especial atención a la alimentación durante el inicio y el final del período de puesta por su importancia sobre la calidad de la cáscara y el porcentaje de huevos comercializables al final del ciclo. Esta área es de especial interés creciente dada la tendencia actual a alargar la duración del período de puesta.

Introducción general
 
La producción de huevos en Europa está en fase continua de cambios debido a las nuevas demandas del consumidor relacionadas con el medio ambiente, la seguridad alimentaria y el bienestar animal. Como consecuencia, aumenta la proporción de aves que se mantienen sobre suelo con acceso a parques, en detrimento de la producción en jaulas enriquecidas o en aviarios. Asimismo, en los últimos años se ha reducido de forma clara el uso de materias primas alternativas debido a la necesidad de un buen control de ingredientes no tradicionales, y la problemática relacionada con contaminaciones potenciales (micotoxinas, salmonella spp, metales pesados, residuos de origen animal, etc) y coste adicional por controles de calidad. Asimismo, la prohibición de uso de antibióticos junto al control exhaustivo de contaminaciones microbianas, incluida la salmonella spp, en los piensos ha dado lugar a cambios importantes en relación con los objetivos de formulación.
 

Sistemas de producción alternativos en la Unión Europea

La producción de aves para puesta en la Unión Europea (UE-28) está cambiando de forma acelerada en los últimos años, modificaciones que afectan a los costes y a la productividad. Estos cambios son muy apreciables en el Norte de Europa pero incluso en España, un país con preferencia tradicional en la producción de huevos en jaula, el porcentaje de huevos producidos en suelo ha aumentado desde un 2-3% hace 5 años a un 6-8% en la actualidad, un cambio que se espera que acelere en los próximos años. Los nuevos sistemas de producción (aviarios, slats, suelo con o sin acceso a parque y orgánicos) precisan de nuevos criterios de formulación y la comercialización de los huevos producidos en estas condiciones cambian. Por ello, necesitamos prestar atención al estudio de las necesidades nutricionales de las aves bajo estas condiciones.
 
La principal diferencia entre los sistemas de producción en jaulas y los sistemas alternativos con acceso al suelo, es la mayor libertad de movimientos de las aves, lo que afecta a las necesidades energéticas de mantenimiento por mayor actividad física y nuevas situaciones de estrés, que a su vez podría modificar el estado inmunitario de las aves. Una mayor actividad física lleva consigo un aumento del consumo de pienso ya que las aves comen para satisfacer sus necesidades energéticas. Por tanto, aves sobre suelo, con sistemas que permiten una mayor movilidad, necesitan proporcionalmente menos proteína bruta, aminoácidos y minerales tales como Ca y P en el pienso. A menudo, sobre todo en pollitas a las que no se ha cortado el pico o el corte fue realizado de forma deficiente, las situaciones de estrés dan lugar a mayor agresividad y aumento del picaje de plumas, lo que a menudo origina una reducción del bienestar animal y un aumento de la mortalidad por canibalismo. En estos casos, es conveniente reforzar el nivel de fibra de los piensos, mediante la inclusión de niveles adecuados de fuentes insoluble con un cierto grado de lignificación. Además, el acceso a suelo exige mejorar la definición de los piensos para evitar camas en mal estado y un aumento del porcentaje de huevos sucios, éste último un problema con mayor impacto en gallinas blancas tipo Leghorn. En contra de la creencia generalizada, la utilización de niveles moderados de fibra insoluble no aumenta el consumo de agua por el ave y de hecho mejora la consistencia de las excretas. En gallinas camperas, la producción de huevos de súper-extras no da lugar a beneficios comerciales extras, lo que permite reducir los niveles de grasa, metionina y proteína bruta y ácido linoleico del alimento, reduciendo así los costes por kilo.
 
Además de implementar los cambios nutricionales indicados, se debe sopesar el interés en suministrar los piensos en forma de harina, migas o gránulo. Las aves prefieren aquellos alimentos que se adapta a las dimensiones de su pico y rechazan o reducen el consumo de alimentos con altos porcentajes de partículas muy finas, especialmente en épocas de calor. De aquí que, piensos molidos con cribas de 8 a 12 mm suelen dar lugar en mayores consumos voluntarios que piensos molidos con cribas de 4 a 6 mm. Asimismo, la alimentación con gránulos de 3,0 a 3,5 mm de diámetro, en sustitución de harina molida fina podría favorecer el consumo durante el inicio de la puesta y de la recría. A tener en cuenta que no siempre un aumento del consumo de pienso es beneficioso para el ave y el granjero. Si las aves están pasadas de peso, caso de las épocas de frío, y no me interesa adelantar la puesta, puede ser interesante, desde un punto de vista económico, utilizar tamaños de partículas inferiores a lo recomendado en situaciones habituales.
 
En aves de puesta, la mayor diferencia entre producir huevos de acuerdo con el sistema Europeo código 1 (camperas) o código 2 (suelo) es que en el primer caso las aves deben tener acceso a parque cubierto con vegetación pero no en base a cultivos programados o de posible utilización forrajera. Dos puntos clave, compartidos en ambos sistemas de producción son: 1) la menor importancia del tamaño del huevo y 2) la necesidad de alargar la duración de la puesta durante el primer y único ciclo de producción, dada la prohibición de mudas tradicionales. Por tanto, el objetivo principal en estos tipos de producción es asegurar un buen desarrollo del sistema óseo y fisiológico en las últimas semanas de puesta. A tener en cuenta que los problemas de calidad de cáscara con el que frecuentemente nos encontramos en aves con 55-60 semanas de vida se deben en la mayoría de los casos a problemas no detectados en el manejo del pienso o la composición de los mismos en periodos previos, aunque no se deben olvidar posibles cambios en el modelo genético.
 
Conviene destacar la importancia del manejo de la pollita y de los programas de alimentación en el período de vida de las aves comprendido entre las semanas 15 y 22 de vida. Este período de la vida, siempre reconocido como clave en el desarrollo del ave ocurren dos fenómenos importantes: a) desarrollo sexual de las aves con desarrollo del sistema reproductor e incremento de su capacidad de almacenaje de hueso medular y b) necesidades crecientes de Ca a utilizar en la formación de cáscara del huevo. Por ello, el diseño de los piensos y el programa de alimentación durante este período es clave, debiéndose evitar el uso de piensos de pollitas de tercera edad ricos en fibra y pobres en proteína y Ca o piensos de prepuesta con un nivel reducido de Ca previos a la madurez sexual. A tener en cuenta que cuando la nave alcanza una puesta del 10% hay aves que han podido poner entre 3 y 7 huevos y por tanto presentarán síntomas de descalcificación y problemas de calidad de la cáscara, no en este período, sino al final de su ciclo productivo. Al cabo de un año, el productor de huevo tiende a olvidar la posible relación de los problemas de cáscara con problemas de manejo o patología anteriores.
 
En el caso de aves camperas con acceso a parque con vegetación, se debe valorar su capacidad potencial de consumir ingredientes diferentes a los que se incorporan en el pienso en caso de que estén disponibles. En el caso de España, los parques disponibles para la producción de aves camperas no suelen presentar exceso de nutrientes y por tanto, no es fácil que el consumo extra de material foráneo cree un imbalance nutricional. Enfatizar de nuevo la importancia de asegurar un aporte de fibra insoluble alto, especialmente en caso de gallinas con el pico intacto.
 
Aves criadas bajo estos sistemas alternativos precisan alimentos durante la puesta con menor contenido en energía, proteína, cenizas (Ca y P) y otros nutrientes, pero mayor en fibra insoluble que los piensos tradicionales en jaulas comerciales. La reducción del contenido nutricional debe ser proporcional al aumento esperado en el consumo de pienso. El menor nivel energético de estos piensos, junto a las mayores necesidades para mantenimiento, producen un aumento del consumo de pienso voluntario, pero no necesariamente del coste de la alimentación habida cuenta de la menor necesidad en nutrientes e ingredientes caros tales como grasas de calidad, fuentes proteínas, fósforo y aminoácidos cristalinos de los mismos.
 
En gallinas criadas bajo condiciones de producción orgánica, los mayores problemas con el que se encuentran los productores y los fabricantes de pienso es el alto coste de las materias primas junto a la necesidad de preservar la identidad de las mismas. Desde un punto de vista nutricional, estos piensos se encuentran con la limitación de conseguir cumplir con las necesidades en aminoácidos digestibles, en especial de la metionina. Debe por tanto prestarse especial atención a la utilización de fuentes de metionina no tradicionales, y con riqueza real no suficientemente contrastada, en alimentos para este tipo de producción. Por otro lado hay que tener en cuenta que las necesidades en metionina son elevadas cuando el objetivo es aumentar el tamaño del huevo pero inferiores de lo considerado para los productores de huevo para mantener la puesta. En todo caso, los piensos para este tipo de producción deben ser muy bajos en energía y muy ricos en fibra insoluble. Piensos bajos en energía aumentan el consumo de pienso y por tanto también el consumo de metionina, aminoácido limitante en este tipo de producciones. Por otro lado, niveles altos de fibra insoluble permiten mejorar la fisiología digestiva de las aves y su comportamiento en grupo con reducción del nerviosismo, agresividad y picaje de plumas. Como resultado, se pueden obtener producciones altas con baja mortalidad pero con tamaños de huevo más reducidos que en el caso de gallinas bajo sistemas de producción más tradicionales.
 
 
Problemática de la producción de huevos en la Unión Europea

La producción de huevos en la UE-28 se ve limitada por una serie de condicionantes o prohibiciones (presentes o futuras) entre las que destacan el a) uso de jaulas enriquecidas, b) corte de picos, c) sacrificio de machitos y d) muda forzada y programas de alimentación restringida.
 
Esta serie de limitaciones da lugar a la implementación de nuevas técnicas de producción, tales como la posible utilización de estirpes duales (producción de carne y huevos), la alimentación diferenciada según momento del ciclo (split feeding; mañana vs. tarde), la utilización de niveles crecientes de fibra en los alimentos, especialmente en reproductoras, la implementación de ciclos largos de puesta, y la reducción de la densidad de aves en producción.
 

Índice puesta, tamaño del huevo y calidad de la cáscara

Factores claves a considerar para conseguir una buena rentabilidad económica son: a) edad y peso vivo del ave al inicio del período de puesta, b) nivel energético del pienso, c) nivel de metionina digestible o en su caso del aminoácido limitante, d) nivel mínimo de ácido linoleico y e) cantidad de grasa añadida al pienso. A este punto destacar que las aves no necesitan proteína sino aminoácidos digestibles. Niveles de proteína del 16.0 al 16.5%, si se formula en base a los cinco aminoácidos cristalinos disponibles comercialmente, cumplen con las necesidades del animal para óptima producción y peso del huevo.
 
La edad del ave, y sobre todo su peso al inicio de puesta es un factor clave que determina la producción y el tamaño del huevo durante todo el ciclo productivo. El adelanto de la pollita, dentro de edades razonables, aumenta el número de huevos producidos durante el ciclo de puesta, a expensas de un menor tamaño. Se estima que por cada 100 g de peso corporal el huevo pesará aproximadamente un gramo extra. Debe tenerse en cuenta, que un adelanto excesivo del inicio de la puesta (?16 semanas), sobre todo en el curso de lotes desiguales, puede afectar al número de huevos producidos, con menores picos de puesta y reducción de la persistencia.
 
Las características del pienso influyen de forma notable sobre la calidad del huevo, en especial sobre el tamaño y la calidad de la cáscara al final del ciclo. A este particular debe prestarse especial atención al uso adecuado de piensos de prepuesta con niveles de Ca inferiores al 3,7%. Estos piensos son inadecuados si se suministran, una vez que el ave ha iniciado la postura. Cuanto mayor es este período más grave va a ser la problemática al final del ciclo. A tener en cuenta que un déficit de Ca no se va a notar al inicio de la puesta sino al final de la misma, ya que el ave joven obtiene el Ca extra necesario del hueso medular. Si un lote de gallinas recibe un pienso pobre en Ca (por ejemplo con un 2,2-2,5%) debemos entender que estamos descalcificando, en diversa medida, al 10% de las aves. Una descalcificación del ave joven, probablemente no se note en los períodos iniciales de la puesta pero puede dar lugar a una mayor incidencia de problemas de cáscara al final del ciclo. Asimismo, aves inconvenientemente calcificadas a edades jóvenes pueden dar lugar a una menor producción de huevos en los períodos iniciales, con una mayor incidencia de días de pausa en la producción, en los cuales el ave trata de recuperarse.
 
Piensos excesivamente bajos en energía dan lugar a pollitas de menor peso lo que reduce el tamaño del huevo y aumenta la incidencia de picos de puesta romos, con caídas en la producción inmediatamente tras alcanzar el pico. Debemos tener en cuenta que las ponedoras comen para satisfacer sus necesidades energéticas pero que el equilibrio no es perfecto. De hecho, las aves tienden a sobreconsumir energía con piensos de alta densidad y a consumir menos de lo necesario, con piensos de baja energía. Un defecto ligero del consumo energético afecta en primer lugar al peso de la gallina y a continuación al tamaño del huevo, con puestas reducidas solo en el caso de una restricción del consumo acusada. Por tanto, es imprescindible pesar de forma continua y con un número adecuado de aves, el peso de las aves hasta el pico de puesta.

Bajo condiciones adecuadas de manejo, los 3 factores claves que afectan al tamaño del huevo son a) el nivel del aminoácido más limitante, normalmente la metionina, b) el nivel reducido de ácido linoleico (por debajo del 1,1-1,3%) y c) el porcentaje de grasa añadida. Un nivel bajo de metionina (<0,30% Met digestible) afecta al tamaño del huevo, especialmente en aves jóvenes blancas en verano en naves abiertas y al inicio de la puesta, pero rara vez afectará al índice de puesta. Es importante tener en cuenta que si el consumo del ave bajo las condiciones indicadas, es bajo (a menudo inferior a 100-105 g/d), las necesidades en porcentaje de Met por kg de pienso aumentan, pero no a la cantidad total de metionina necesaria para producir un huevo de tamaño adecuado.

Es importante entender que la nutrición no puede derrotar ni al mal manejo ni a la genética y que por tanto, niveles de Met en exceso no pueden dar lugar a aumentos del peso del huevo. De forma similar, un nivel bajo de grasa añadida (<3%) afecta al tamaño del huevo pero no a la puesta. A efectos prácticos, muchos nutricionistas que formulan con niveles altos de ácido linoleico (>1,7%) encuentran mejoras espectaculares en el tamaño del huevo. La razón de esta mejora podría deberse a que el aumento del nivel de ácido linoleico se consigue mediante la inclusión de cantidades extras de grasa, por lo que ambos efectos, nivel del ácido graso esencial y suplementación grasa, se encuentran confundidos y no son separables. Esto explicaría la obtención de huevos de mayor tamaño en lotes alimentados con cebada que en lotes alimentados con maíz, siempre que se incluyan niveles adecuados de grasa insaturada, ya que los niveles de grasa añadida son superiores cuando el cereal base continúe en bajo nivel energético. Como criterio general, en base a los trabajos científicos publicados en los últimos 10 años, el nivel de linoleico necesario para evitar huevos de pequeño tamaño no supera el 1,0-1,3% del pienso. Excesos de ácido linoleico “per se” no mejoran el tamaño del mismo. Por otro lado, la suplementación con grasa mejora el tamaño del huevo pero sólo si la dieta contiene ese mínimo de ácido linoleico indicado. Asimismo, parece ser que la inclusión de ácidos grasos insaturados tienden a depositarse preferentemente en el huevo mientras que el exceso de ácidos grasos saturados tienden en cierta mayor medida a depositarse como grasa corporal.
 
La calidad de la cáscara disminuye y el porcentaje de huevos fisurados y rotos aumenta de forma exponencial al final del ciclo de puesta. No es fácil mejorar la calidad de la cáscara una vez que el problema es evidente. Cuando la calidad de la cáscara es un problema grave en aves viejas, medidas nutricionales tales como uso de aditivos, el incremento del nivel de vitaminas o elementos traza, la utilización de fuentes de Ca más solubles, etc, probablemente solo sirvan para evitar agudizar el problema. Cuando se da esta problemática, dos medidas a implementar son: a) reducir el tamaño del huevo del lote, limitando el nivel de grasa añadida y b) asegurar en lotes sucesivos una perfecta calcificación ósea previo al inicio de la puesta, evitando bajos niveles de Ca en los piensos de prepuesta, así como prohibirse su utilización en aves que ya han iniciado la puesta. A destacar, que el defecto de Ca perjudica la calidad de la cáscara pero que el exceso del mismo no logra mejora alguna. Por el contrario, un exceso de P digestible, y en menor medida de Cl-, si podría perjudicar la calidad de la cáscara en aves viejas, efecto difícilmente observable en aves jóvenes.

Por último, prestar atención a la utilización de Ca en forma particular grosera (>60% del total del carbonato). El Ca grueso (>3-5 mm ?) no solamente se solubiliza más lentamente y permanece por mayores períodos de tiempo en la molleja durante las fases sin luz, sino que mejora la textura del pienso. Las aves son animales parcialmente granívoros y prefieren piensos con estructura grosera sin finos, que piensos con estructura fina. A este particular es aconsejable, si se buscan consumos elevados, evitar en el alimento partículas de menos de 1 mm de tamaño. Asimismo, deben evitarse altos porcentajes de partículas groseras (>3 mm) cuando el sistema de alimentación permite la selección del consumo por las aves.

 
Alimentación de aves afectadas por problemas patológicos.
 
En numerosas ocasiones se tiende a modificar la composición del alimento, proporcionando una mayor riqueza en aminoácidos, aditivos y minerales en caso de aves afectadas por enfermedades, tales como la influenza aviar. Estas medidas no perjudican la producción o el tamaño y calidad del huevo pero son caros y difícilmente logran mejorar la productividad de forma que compense el extra coste. A recordar que la nutrición no puede derrotar ni a la enfermedad ni al mal manejo. Por tanto, en caso de presencia de enfermedades, el trabajo de los técnicos debe centrarse en mejorar el estado sanitario y asegurar, eso sí, que los piensos van equilibrados en nutrientes.

 
Conclusiones generales

En resumen, la alimentación de las aves de puesta precisará en el futuro de un mayor refinamiento para cumplir con sus necesidades nutricionales sin aumento del coste, que sigue siendo el factor clave en producción de huevos. El futuro genético va dirigido a conseguir aves con pesos vivos similares a los actuales, mayores picos de masa de huevos y puestas superiores al 85% a las 100 semanas de vida, a fin de evitar mudas innecesarias y favorecer el bienestar animal. Estos objetivos se consiguen mediante la utilización de líneas genéticamente adecuadas con manejo adecuado. La nutrición basada en principios científicos, puede permitirnos alcanzar estos objetivos marcados por la genética y el buen manejo a costes adecuados.
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Autores:
Gonzalo Gonzalez Mateos
Universidad Politécnica de Madrid - UPM
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