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Reproductoras pesadas levantadas con oscurecimiento para control de uniformidad al inicio de postura

Publicado: 29 de octubre de 2015
Por: John T. Brake, Ph.D., PAS. Departamento de Ciencias Avícolas. Universidad Estatal de Carolina del Norte. USA
Introducción
El uso de programas de oscurecimiento para reproductoras se volvió común en los años 80´s (Timmons et al., 1983; Brake and Baughman, 1989) como tratamiento al problema severo de parvadas fuera de estación que entrarían a producción más tarde. Los esfuerzos iniciales involucrados en la creación de dispositivos de control temporal de luz para cortinas de manera se pueda tener a las aves en oscuridad (a menudo esto fue más como un “marroneo” o control parcial en muchos casos) de las 12 a las 18 semanas de edad. Esta duración del control de luz fue suficiente en ese momento particular para obtener un inicio de producción de huevo predecible. Con la experiencia se aprendió que la imposición de un programa de luz a edades tempranas fue beneficioso, y así se extendió a etapas posteriores por ejemplo 20 semanas de edad, esto afectó a ambos: la fotosensitividad y consumo acumulado de nutrientes. Se sabe que el uso de control de luz durante etapas de crianza temprana sirve para una mejor pre-condición del hipotálamo durante su etapa formativa inicial, entonces, el control de luz antes de las 6 semanas es aconsejable. Un oscurecimiento extendido a etapas posteriores sirve para permitir que las reproductoras acumulen más nutrición antes de la fotoestimulación, lo que conduce a mejorar la uniformidad al inicio de postura y la fertilidad. Sabemos que existe un consumo acumulativo mínimo tanto de proteína cruda como de energía metabolizable antes de la fotoestimulación para mantener una persistencia óptima del desempeño reproductivo. Se aprendió también en los 80´s que se puede producir ahorros fruto de levantar las pollitas y gallos en galpones con control de luz.
Mientras esto fue cierto en 1980s, no es cierto  actualmente ya que en la medida que la reproductora pesada se torna más eficiente en la conversión de alimento los ahorros en alimento ya no son posibles. De hecho si se intenta ahorrar en alimento a través del oscurecimiento del galpón puede afectarse el desempeño reproductivo con las líneas genéticas actuales. Esto sumado a la dificultad en controlar el peso vivo de las gallinas sean probablemente los mayores problemas con los que las compañías se enfrentan cuando deciden utilizar control de luz durante la crianza.
El problema primario con el uso de control de luz para reproductoras es que se necesita mayor precisión en la alimentación y nutrición con relación a crianza en galpones abiertos, esto combinado algunas veces con el abrumador paradigma de conseguir los estándares de peso, el cual puede ser muy bajo cuando la reproductora pesada se cría en galpones oscurecidos y en climas cálidos. Estas condiciones mejoran “la eficiencia alimenticia” tanto que pueden llegar a determinar un consumo acumulado de nutrientes menor al suficiente al momento del fotoestímulo. En este punto se puede decir que la fotoestimulación juega un papel muy importante en todo el proceso de la acumulación de nutrientes. La fotoestimulación algunas veces cambia de un animal que acumula nutrientes a otro que los gasta y que no almacena nunca más los nutrientes necesarios para el final del período de postura (de Reviers, 1977; de Reviers, 1980; de Reviers and Williams, 1984; de Reviers and Seigneurin, 1990). Como ejemplo, en datos anteriores con reproductoras pesadas, la mayoría de problemas de infertilidad en los machos se podían evitar simplemente con no fotoestimular a las aves y entonces darles un tiempo ilimitado para que acumulen suficientes necesarios para mantener la reproducción antes de realmente alcanzar la madurez sexual. El proceso de la fotoestimulación puede prematuramente interrumpir la acumulación de nutrientes, de manera que, esa fotoestimulación temprana pudiera ser especialmente devastadora. En galpones abiertos usando luz natural, uno puede solamente esperar que las aves muestren que han tenido suficiente nutrición para entrar en postura. Sin embargo, esto se presenta dificultoso de hacer en la producción de pollo de engorde moderna debido a la necesidad una oferta de pollitos predecible. 
Fundamentos de Programas de Luz en Reproductoras Pesadas Las reproductoras pesadas son sensitivas a varios aspectos específicos del manejo de luz y programas de luz. Estos aspectos son la duración del día, intensidad de luz, fuente de luz (longitud de onda y espectro de luz), y a un cambio relativo en cualquiera de estos. Por ejemplo, un ave que se cría en una longitud del día de solo 4 horas por hora puede ser fotoestimulada para producción de huevos con tan poco como 10 horas de luz mientras que un ave criada en la presencia de 10 horas de luz natural puede requerir 14 horas o más para responder apropiadamente a la fotestimulación. De manera similar, las pollitas criadas en alta densidad de luz necesitarán una intensidad de luz más alta durante el período de puesta para un desempeño óptimo. Entonces, la planificación apropiada de la crianza a luz controlada requiere una cuidadosa coordinación de la crianza y las instalaciones.
La luz es una forma de radiación electromagnética que puede penetrar tejidos del cuerpo y pasar a través de cráneo para ser censada por los cuerpos neuronales en el hipotálamo en el centro del cerebro que controla la producción de hormonas y neurotransmisores esenciales para el control de la reproducción. Esta es la razón de que debamos siempre preocuparnos del manejo de la intensidad de luz a nivel de la cabeza del ave. Dentro del hipotálamo se encuentran mecanismos para la medición del tiempo y longitud del día. Estos mecanismos se desarrollan muy temprano en la vida del ave y determinan respuestas subsecuentes a la luz. Por ejemplo, con el objetivo de que un ave responda reproductivamente en manera óptima a la fotoestimulación con una longitud del día de 13 horas a 35 lux, el hipotálamo idealmente necesita ser pre acondicionado a una menor longitud del día y a una intensidad lumínica menor. Esta sensibilización debería ocurrir sobre el curso completo del período prepuberal.
La precepción de un incremento en el fotoperiodo y/o intensidad de luz por el hipotálamo causa la liberación de hormonas gonadotrópicas LH y FSH que lleva al desarrollo del ovario y oviducto requerido para el establecimiento del ciclo de postura. La forma en la cual un ave individual responde a la fotestimulación es dependiente del estatus de reservas corpóreas. En aves silvestres las hembras almacenan suficientes nutrientes para producir una nidada de huevos. El número de huevos por nidada puede ser influenciado por la cantidad de nutrientes que han sido almacenados. En la naturaleza, las hembras deben apoyarse en lo que ha sido consumido antes del inicio de la puesta para producir su nidada. Adicionalmente, el hipotálamo parece tener algún mecanismo para determinar que la hembra tiene una reserva marginal de nutrientes y éste envía ciertas señales al resto del organismo para producir menos huevos cuando las condiciones climáticas son pobres para crías los polluelos. Esto ayuda a asegurar que haya una progenie de menor tamaño que alimentar. De esta manera es como la “Madre Naturaleza” procura balancear la población de aves con los recursos nutritivos del medio ambiente reinante. Un mecanismo fisiológico similar parece permanecer en la reproductora pesada y sirve para influenciar la respuesta a la nutrición y fotoestimulación. Esto significa que toda la persistencia de producción de huevos y fertilidad ha sido determinada en gran medida por el período de fotoestimulación.
 
El Concepto de Nutrición Mínima Acumulada para Fertilidad y Producción de Huevos
Por muchos años se ha vuelto común escuchar que las reproductoras pesadas deben estar en una “condición” apropiada para responder óptimamente a la fotoestimulación. Aunque este concepto es generalmente aceptado, permanece poco claro a que “condición apropiada” realmente representa este concepto. Se ha asumido generalmente que el peso corporal representa “condición” con un peso corporal más alto representando más reservas de nutrientes. Datos recientes sugieren fuertemente que esto no necesariamente es cierto para la reproductora moderna. Nuestro laboratorio ha examinado la relación entre los nutrientes acumulados durante el período de cría y el desempeño reproductivo subsecuente de la reproductora y ha recomendado un consumo mínimo acumulado de 23,000 Kcal de ME; y 1200 gramos de proteína cruda, el cual ha sido generalmente aceptado por la industria (Walsh y Brake, 1997). Para resultados óptimos, se recomienda fotoestimular una semana después de lograr estos objetivos, lo que normalmente ocurre entre los 141 y 155 días de edad, independiente del peso corporal. Esto asegura que aves pequeñas hayan consumido suficientes nutrientes y que habrá una respuesta uniforme a la fotoestimulación. 
 
Interacción de la Nutrición, Temperatura y Programa de Luz
La interacción entre el clima, fotoestimulación y nutrición puede ilustrarse cuando se examinan la estacionalidad de la reproductora pesada en climas templados. Las diferencias de las reproductoras llamadas “de estación” y “fuera de estación” han sido históricamente atribuidas a la longitud del día. Sin embargo, la interacción entre el la longitud del día y las diferencias de temperatura y consumo por estación del año proveen una explicación alternativa a la estacionalidad. Las reproductoras “de estación” son generalmente las aves de mejor desempeño en un clima templado. Estas aves típicamente se incuban en períodos temperados del año cuando los días son largos. La longitud del día y la temperatura ambos declinan durante el período de crianza. Como las pollonas típicamente se alimentan para conseguir un estándar de peso el clima frío al final del período de crianza requiere mayor cantidad de alimento suministrado. Entonces, los nutrientes acumulados son adecuados para las aves “de estación” si la fotoestimulación no se hace muy temprano. Del otro lado, las aves “fuera de estación” se incuban en el período frío y son criadas mientras ambos la longitud del día y la temperatura se están incrementando. Conforme las aves se acercan a la edad de fotoestimulación en tiempos cálidos éstas requieren menos alimento para lograr el estándar de peso vivo y por lo tanto tienen menos nutrientes acumulados al momento del fotoestímulo.
Esto causa un retraso en el inicio de postura. Muchos gerentes responden a esto realizando fotoestimulación temprana, pero, a menudo esto no corrige el problema. De hecho este manejo, puede hacer el problema aún peor ya que reduce la acumulación de nutrientes antes de la fotoestimulación. Hay evidencia empírica de que una fotoestimulación tardía puede realmente llevar a un temprano inicio de producción si se le presta atención a dar a las aves una nutrición apropiada. En Colombia, que se encuentra cerca de la línea ecuatorial, hay a menudo mejor producción de huevos de parvadas que no han tenido nada de luz artificial cuando se comparan con parvadas tuvieron luz en los galpones de postura, pero, cuyo fotoestímulo fue muy temprano. Aumentar el peso objetivo también ha sido usado como “tratamiento” para las parvadas “fuera de estación” porque, como sabemos, teniendo un mayor peso corporal efectivamente se incrementan los nutrientes acumulados en el clima más cálido. Lo que en realidad se necesita que ocurra es alimentar las aves con el mismo programa de alimentación todo el año y permitir que el peso corporal que sea de acuerdo a la estación. Otro método efectivo para corregir un retraso en la inicio de postura ha sido retrasar la fotoestimulación lo suficiente para permitir completar la acumulación de nutrientes. Con este último manejo propuesto, el peso no se volverá excesivo. Dado el hecho de que la tendencia actual es hacia mejorar la eficiencia alimenticia y que ésta continuará, las reproductoras tendrán que ser fotoestimuladas más tarde y/o criadas a un peso corporal ligeramente mayor para permitir la suficiente acumulación de nutrientes que es requisito para una respuesta apropiada al fotoestímulo.
Dado el hecho de que las aves sometidas a oscurecimiento total también tienen que consumir tantos nutrientes como las aves criadas en galpones abiertos, se torna de alguna forma difícil el justificar un costo extra para una crianza en oscurecimiento completo, especialmente en lugares donde hay pequeños cambios estacionales en la duración del día y buen clima. En estos casos, un sistema de semi- oscurecimiento se ha encontrado que es más adecuado y a un costo razonable.
 
Duración del Día Apropiada
Se recomienda criar las pollonas en un fotoperiodo de 8 horas. Este fotoperiodo se ha encontrado que es suficiente para permitir un adecuado consumo de agua y alimento así como el tiempo requerido para correcta atención y manejo de las aves. Sin embargo, las reproductoras pueden tener su crianza en ciclos de luz natural con solo reducir la intensidad de la luz para lograr una adecuada sincronización de la madurez sexual. El período de crianza es típicamente seguido por el fotestímulo de 12 a 14 horas de mayor intensidad de luz. La edad exacta a la cual es mejor fotoestimular a las aves depende de varios factores pero generalmente se encuentra entre las 20 y 22 semanas (141 a 155 días) de edad. 
Con las aves criadas en galpones oscurecidos, y durante el período de postura solo es necesario tener una longitud del día ligeramente mayor a la luz natural del día de mayor duración del año. No existe evidencia de que un fotoperiodo más largo de 16 horas sea necesario, a menos que, la luz natural exceda este tiempo. De hecho se puede ahorrar dinero usando la menor longitud del día que sea posible.
Es muy importante mantener la percepción de días cortos durante el período de crianza. Esto se hace necesario para asegurar un pre-acondicionamiento y sensibilidad a un día largo de fotoestimulación que vendrá más adelante.
La fotoestimulación temprana puede ocurrir accidentalmente durante el período de crianza si alguien erróneamente entra a un galpón totalmente oscurecido cuando las luces están apagadas.
 Reproductoras pesadas levantadas con oscurecimiento para control de uniformidad al inicio de postura - Image 1
Figura 1. El periodo de 8 horas normales de luz de crianza con oscurecimiento se muestra en el Ciclo 1. Mientras es posible apagar la luz por un período de tiempo durante la mitad del día, para revisar la integridad y cumplimiento del oscurecimiento (Ciclo 2), prender las luces por un muy corto período de tiempo fuera de las 8 horas de luz (Ciclo 3) causa la exposición de las aves un “día más largo” que puede percibirse como fotoestimulación. Esto se debe al hecho de que las aves miden la longitud del día desde el comienzo del primer período de luz hasta el final del segundo período de luz.
 
Intensidad de Luz Apropiada
Las aves idealmente deberían ser fotoestimuladas con una intensidad de luz mayor que la intensidad lumínica a la que crecen. El incremento en la intensidad no necesita ser muy alto, pero, existe buena evidencia de que tal incremento es beneficioso. Contrariamente, existe también evidencia de que un incremento extremadamente alto en la intensidad de luz puede reducir el porcentaje de postura e inducir comportamiento agresivo en las parvadas cuando el consumo de nutrientes fue marginal durante la crianza. Si existe duda sobre la suficiencia nutricional de la parvada lo mejor es usar un bajo en lugar de un alto incremento en la intensidad lumínica el momento de la fotoestimulación. Se han visto incrementos en la mortalidad, reducción en la producción de huevos y agresión de los machos cuando se usó alta-presión de luz de sodio al fotoestimular a pollonas nutricionalmente marginales.
Se ha encontrado que la intensidad de luz podría ser muy baja durante la crianza tal que las aves no puedan distinguir completamente el día de la noche. En estos casos, un incremento en la intensidad de luz durante la crianza (ejemplo: criar a 20 lux en lugar de a 2 lux) produce pollonas que ponen mucho mejor. Se ha aprendido también que los machos deberías ser criados en un una intensidad de luz ligeramente mayor que la que usamos para las hembras para asegurar una inicio temprano de la madurez sexual y buena incubabilidad temprana.
Detallados estudios de registros sobre más de 2 millones de reproductoras indicaron que el mínimo de intensidad de luz en la zona de más oscuridad del galpón debería ser de 35 lux antes del amanecer todos los días en galpones manejados con cortinas. Generalmente no se necesita intensidad de luz adicional. 
Sin embargo, la intensidad de luz del ambiente de crianza si tiene una influencia. El mínimo indicado más arriba es mejor para aves criadas en luz artificial con una intensidad recomendada de 15 -20 lux. Una intensidad menor que esto no es recomendable. 
Es importante realizar el mantenimiento respectivo de cualquier lámpara o dispositivo de luz que se utilice en los galpones del período de crianza y producción. Una acumulación de polvo en estas lámparas reducirá la cantidad de luz emitida y percibida por la reproductora. Es también importante mantener las cortinas limpias en el galpón de producción, ya que una cortina sucia también reducirá la cantidad de luz que recibe el galpón. Esto es un problema típico en producción tardía y debe evitarse cuando se ingresa la parte del año que tiene los días más cortos.

Manejo de las instalaciones
Si estamos utilizando instalaciones de múltiples etapas (Pollita-Pollona- Postura) como es común con el manejo de aves abuelas, entonces muchos problemas pueden evitarse con manejos esenciales de las instalaciones como son, iluminación, alimentación, espacio de comedero que no se cambie entre el período de crecimiento y el período de postura. En estos casos, puede ser posible tan solo cambiar desde un esquema de “marroneo” hacia un sistema de galpón abierto+removiendo las cortinas oscuras o abriendo paneles traslúcidos en los techos de manera que el fotoestuimulo se realice al tiempo adecuado. Sin embargo, se ha reconocido que moviendo las aves desde la crianza hacia la postura el momento de la fotestimulación es más económico. Entonces, por ello se ha vuelto el sistema de encasetamiento primario para las reproductoras pesadas. En estos casos se vuelve absolutamente esencial el no mover a las aves desde su período de crianza de baja intensidad lumínica hasta que llegue el día de inicio del proceso de fotoestimulación.
Los machos deberían ser movidos antes que las hembras en general. Para aves que haya consumido suficientes nutrientes ellas responderán solo a un día más largo. En general, como lo discutimos antes, así se evitan esfuerzos por sincronizar el inicio de la madurez sexual de todas las gallinas si el programa de manejo va a retornar a toda la parvada a días cortos por un período de tiempo antes del fotoestímulo. Así, un movimiento temprano desde crianza a postura no se aconseja.
El control de temperatura también es importante. A menudo se ha observado que en galpones de pollonas que se construyeron en zonas cálidas mientras que la postura se instaló en zonas de frío debido a espacio limitado para colocar estos galpones y la percepción de que ambientes más fríos fueron más deseables para las reproductoras en postura. De hecho, este esquema podría ser totalmente opuesto a lo que en realidad es más deseable ya que bajas temperaturas hacen mucho más fácil el cría adecuadamente as las reproductoras con un acumulo suficiente de nutrientes sin un excesivo peso corporal. El control de peso es en muchas formas más fácilmente cumplido durante el período de postura si es que un programa de alimentación se ha diseñado e implementado apropiadamente.
Gradualmente incrementar el espacio de comedero desde las 4 a las 15 semanas de edad puede mejorar la uniformidad del peso vivo y la madurez sexual gracias a que se puede entregar una cantidad más precisa y similar de alimento a cada ave. Se ha aprendido que cierta competencia en el comedero promueve un consumo uniforme de alimento. Esto en contraste del largamente sostenido paradigma de que un espacio mayor en comedero promueve la uniformidad. Sin embargo, el espacio de comedero necesita manejarse fijo entre las 15 y 28 semanas de edad para mantener un programa de alimentación planificado que consigue fotosensitividad en todas las aves. Mientras aumentos semanales de 2 – 3 gramos antes de las 15 semanas de edad son aceptables, estos incrementos necesitan ser de 5 – 7 gramos por semana desde las 15 semanas hasta el punto de la fotoestimulación. La práctica de la clasificación también requiere que sea limitada a una sola vez a las 6 semanas de edad cuando las aves más pequeñas (aproximadamente un 15 %) son separadas y alimentadas cerca de 2 gramos más diariamente hasta la fotoestimulación cuando todas las aves serán mezcladas nuevamente.

Conclusión
Los esquemas de manejo de reproductoras pesadas han sido históricamente enfocados a promover la uniformidad del peso vivo así como los estándares de ganancia de peso vivo ya que estos parámetros se han percibido como importantes medidas de desempeño zootécnico. Al contrario, mucha evidencia ha sido ahora desarrollada; y ésta sugiere que, factores como el manejo preciso del consumo acumulativo de nutrientes durante la crianza, espacio de comedero, y diseño del programa de alimentación durante la crianza, aplicados en coordinación con un programa de iluminación de precisión como el desencadenante de una madurez sexual sincronizada, todos ellos sean aplicados, y de ésta manera, simplifiquen el manejo y mejoren el desempeño reproductivo.
 
Referencias
  • Brake, J., and G. R. Baughman. 1989. A comparison of lighting regimens during growth on subsequent seasonal reproductive performance of broiler breeders. Poult. Sci. 68:79-85. 
  • Reviers, M. de. 1977. Le dévellopment testiculaire chez le coq. V: Action de variations de la durée quotidienne d’éclairement. Ann. Biol. Anim. Bioch. Biophys. 17:179-186. 
  • Reviers, M. de. 1980. Photoperiodism, testis development and sperm production in the fowl. Pages 515-526 in: 9th Int’l. Cong. Animal Reprod. Artif. Insem. Madrid. 
  • Reviers, M. de, and J. B. Williams. 1984. Testis development and production of spermatozoa in the cockerel (Gallus domesticus). Pages 183-202 in: Reproductive Biology of Poultry. Eds. F. J. Cunningham, P. E. Lake, and D. Hewitt, Brit. Poult. Sci. Ltd. (Longman Group, Harlow).
  • Reviers, M. de, and F. Seigneurin. 1990. Interactions between light regimes and feed restrictions on semen output in two meat-type strains of cockerels. Pages 220- 231 in: Control of Fertility in Domestic Birds. Tours (France), Ed. INRA (les Colloques de L’INRA, No. 54).
  • Timmons, M. B., T. D. Siopes, G. A. Martin, and G. R. Baughman. 1983. Darkout housing and lighting programs for broiler breeders. ASAE, Tech. Paper No. 83- 4520, 1983 Winter Meeting ASAE, Chicago, IL. 
  • Walsh, T. J., and J. Brake. 1997. The effect of nutrient intake during rearing of broiler breeder females on subsequent fertility. Poult. Sci. 76:297-305. 
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