Preguntas frecuentes sobre Inoculación de semillas

La inoculación es una práctica que busca lograr la adherencia efectiva de un alto número de bacterias fijadoras de Nitrógeno (Rhizobium o Bradyrhizobium) sobre la superficie de las semillas de leguminosas previo a la siembra de las mismas. Las bacterias infectan las raíces una vez germinada la semilla y se produce la formación de unas estructuras denominadas "nódulos", dentro de las cuales se ubican las bacterias y comienzan a fijar Nitrógeno del aire haciéndolo aprovechable para la planta. Este proceso se denomina Fijación Biológica de Nitrógeno.

La ventaja de una buena inoculación es proveer a cada semilla de una cantidad adecuada y suficiente de bacterias en excelente estado fisiológico para lograr una efectiva nodulación. De esta manera cada planta es capaz de fijar tanto Nitrógeno como requiere. Un gran número de ensayos alrededor del mundo muestran un incremento significativo de los rendimientos por el uso adecuado de inoculantes de calidad. También es esperable un aumento en el contenido de proteínas y la producción de forraje de alta calidad. La inoculación es una de las más importantes prácticas dentro de la agricultura conservacionista.

Los rizobios presentan diferentes cepas que pueden variar en su capacidad de fijar Nitrógeno. Numerosos ensayos han demostrado que las cepas naturalizadas generalmente pierden parte de su eficiencia. Muchas estaciones experimentales han hecho trabajos de selección de cepas basados en esta capacidad, y son las que se utilizan para la formulación del inoculante. De esta manera al inocular año a año estamos asegurando la calidad de la bacteria que llega al suelo. Por otro lado las mejoras en la genética de la planta que se logran año a año hacen que los rindes potenciales sean cada vez mayores y por ende aumenta también la demanda de Nitrógeno para alcanzarlos, demanda que sólo puede ser cubierta por el aporte de la fijación.

En áreas que no presentan historia previa de cultivo de soja, es recomendable realizar la inoculación de las semillas con una dosis doble de inoculante, de manera de garantizar una adecuada provisión de bacterias. (Tener en cuenta que el cultivo de soja genera condiciones adecuadas para la sobrevivencia y multiplicación de la bacteria).

La mejor manera de evaluar si la inoculación fue exitosa es controlar directamente en el campo el comportamiento del inoculante. Para esto se pueden descalzar cuidadosamente algunas plantas, cuando estas tengan unos 14-21 días de emergencia, y lavar las raíces con agua para observar la presencia de nódulos. Nódulos ubicados en la raíz principal indican una infección temprana, debida a la acción del inoculante. Esta infección temprana garantiza una adecuada provisión de Nitrógeno desde el inicio del cultivo y un funcionamiento óptimo cuando el cultivo alcance los máximos requerimientos.

Para comprobar el funcionamiento de los nódulos se debe observar la coloración interna que presentan. Una coloración rojiza indica que estos nódulos son activos. Otros colores, como verde o blanco indican ausencia de actividad.

Está comprobado que los nódulos que se encuentran ubicados sobre raíz principal y cercanos a la zona del cuello pueden fijar hasta 10 veces más Nitrógeno que los que se encuentran sobre raíces laterales. Por esta razón es tan importante asegurarse una infección temprana con un inoculante de buena calidad, ya que los primeros nódulos que se formen lo harán en los sitios de infección sobre raíz primaria.

Se sabe que suelos con altos tenores de Nitrógeno disponible pueden inhibir la nodulación temprana.

No. Cada inoculante es específico para cada leguminosa. ¿QUÉ SIGNIFICA PREINOCULAR? Preinocular es agregar el inoculante a la semilla con anterioridad a la fecha de siembra, permitiendo organizar las tareas con tiempo y adecuadamente, dándole a la bacteria condiciones óptimas para su supervivencia hasta su llegada al suelo.

La técnica de preinoculación surge de un convenio de vinculación tecnológica entre INTA y Laboratorios BIAGRO SA, en 1995. Permite inocular la semilla y almacenarla por 30 días, conservando viabilidad e infectividad de las bacterias, asegurando un número óptimo al momento de la siembra. El uso del adhesivo S1 y el aditivo S2 le brindan la protección adecuada a las células mientras se encuentran adheridas a la superficie de las semillas durante el almacenamiento. Sin embargo, cuanto antes se siembren estas semillas, la protección se traslada a la semilla en el suelo, permitiendo una mejor sobrevida de estas bacterias en caso de que las condiciones para la germinación no sean las adecuadas (sequía y/o altas temperaturas del suelo).

Si se va a inocular y curar al mismo tiempo se debe tener mucho cuidado con el curasemilla que se va a agregar junto con el inoculante, porque la compatibilidad es muy variable. Es importante remarcar que todos los terápicos para tratamiento de semillas comerciales ensayados hasta el momento, disminuyen la viabilidad y/o infectividad de las bacterias, pero algunos están formulados especialmente para ser lo menos nocivos posible. En caso de tener dudas acerca de la compatibilidad de los mismos se debe consultar con el fabricante de inoculantes. En todos los casos el tiempo de contacto de ambos productos debe ser mínimo. Si se trata de fungicidas lo ideal es utilizar el recomendado por el laboratorio. Siempre que se cure junto con la inoculación se debe sembrar la semilla lo antes posible. En el caso del preinoculado, el tiempo de almacenamiento se reduce a 15 días.