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Peste Porcina Clásica

Consideraciones clínicas, lesionales e inmunoprofilácticas en una población de cerdos con sospecha de Peste Porcina Clásica

Publicado: 13 de febrero de 2012
Por: Cristobal Arredondo Alfonso, Reinaldo Molina Suárez, Roberto Oliva Romero (Instituto de Medicina Veterinaria); Leonel Lazo Pérez (Universidad Central “Marta Abreu”); Noel Torres Rodríguez y Lázaro Delgado Cabrera (Laboratorio Provincial de Diagnóstico Veterinario). Villa Clara. Cuba.
Resumen
Se realizó un estudio retrospectivo del cuadro clínico y lesional en 65 cerdos con sospecha de Peste Porcina Clásica (PPC) para lo cual se determinó la frecuencia de síntomas clínicos y hallazgos patomorfológicos. Se analizó la dependencia entre la ocurrencia de brotes de PPC con respecto a la vacunación en la población susceptible. Se evaluó la evolución de los brotes y su relación con la rapidez diagnóstica, la  tendencia y el nivel de vacunación en la población porcina del territorio. Se concluye que en los cerdos con diagnóstico de Peste Porcina Clásica, la entidad manifestó un curso clínico atípico, no evidenciándose síntomas y lesiones características en la mayoría de los casos confirmados; tanto en animales vacunados, como no vacunados. La ocurrencia de PPC en el territorio analizado, estuvo asociada a bajos niveles de inmunización de la población animal, fallas técnicas durante el proceso de vacunación, y brechas sanitarias en las medidas generales de bioseguridad en las granjas porcinas afectadas.

Introducción
La Peste Porcina Clásica (PPC) o Cólera Porcino es una enfermedad infecciosa viral del género Pestivirus, familia Flaviridae altamente contagiosa, que afecta a los cerdos domésticos y silvestres y cursa de forma aguda con procesos septicémicos hemorrágicos o en forma subaguda y crónica con alteraciones clínicas y anatomopatológicas variables con predominio de procesos inflamatorios y hemorrágicos de diversa intensidad de los sistemas respiratorios, gastroentéricos, nerviosos y linfáticos. Esta enfermedad constituye hoy en día, uno de los problemas de salud más importantes en las explotaciones porcinas de  Cuba, por los daños que ocasiona, aumentando los costos de producción y teniendo un impacto económico grande en la comercialización de los animales y sus productos (Frías y col.; 2003).
Existen diferentes formas clínicas de presentación de esta entidad, cada una con los signos y síntomas característicos. En la actualidad se observa con mayor frecuencia la presentación de formas atípicas de la enfermedad; lo que dificulta el diagnóstico, en particular, si tenemos en cuenta que tiene similitud clínica y lesional con otros procesos septicémicos de curso agudo asociados a las  Enfermedades Rojas del Cerdo. Por otra parte existen factores objetivos y subjetivos que conspiran con el logro de una adecuada protección inmunológica en los animales inmunizados, con la vacuna viva atenuada que se aplica en la actualidad en Cuba.
El diagnóstico temprano y certero de esta entidad, así como la inmunoprofilaxis específica, constituyen aspectos importantes dentro del grupo de medidas que garantiza el éxito en los programas de lucha y  control de la enfermedad.
Nos propusimos como objetivo en el presente trabajo, abordar algunas consideraciones clínicas, anatomopatológicas e inmunoprofilácticas de la PPC a partir de un análisis retrospectivo en una población de cerdos con sospecha de la enfermedad.

Materiales y Métodos
Se realizó un estudio retrospectivo basado en el análisis de las encuestas epizootiológicas y las remisiones de todos los casos confirmados por el Centro Nacional de Epidemiología Diagnóstica (CENEDI), registrados en los Boletines Bioestadísticos Oficiales y los registros de notificaciones y seguimientos de casos del Sistema de Vigilancia Epizootiológica (SIVE)  por Cuadrantes Geográficos del Instituto de Medicina Veterinaria (IMV). Se analizaron los reportes y reseñas del Laboratorio Provincial de Diagnóstico Veterinario (LPDV) y fue realizado un estudio del cuadro clínico y lesional en 65 cerdos con sospecha de la enfermedad, que fueron enviados al LPDV y confirmados en el CENEDI, para lo cual se determinó la frecuencia de síntomas clínicos y hallazgos patomorfológicos.
Para el análisis estadístico de los resultados se creó una base de datos empleando el tabulador Microsoft Excel y el paquete estadístico STATGRAPHICSPLUS 5.1. Se realizó una prueba de hipótesis de comparación de proporciones en la determinación de la frecuencia de síntomas clínicos y lesiones en animales vacunados y no. Se estudió la dependencia entre la ocurrencia de brotes de PPC respecto a la vacunación en la población de cerdos del territorio, para lo cual se aplicó un modelo de regresión lineal simple con el módulo de regresión del paquete estadístico empleado. Para estimar el componente tendencial de la focalidad, se halló la ecuación de la recta de tendencia ajustada por el método mínimo cuadrado. Se realizó un estudio analítico observacional de tipo caso control, mediante una tabla de contingencia, empleando el programa de Análisis Epidemiológico de Datos Tabulados (EPIDAT 3.1).
Resultados y discusión
Como puede apreciarse en la Tabla 1, las manifestaciones clínicas de mayor significación en los casos positivos de PPC confirmados por el CENEDI, están caracterizadas por fiebre y trastornos nerviosos (decúbito lateral, debilidad del tren posterior, ataxia, incoordinación).
Un elemento importante a considerar es que solo el 41.5% de los enfermos, manifestaron eritemas cutáneos (en orejas, flancos, vientre y generalizado) y el 44.6% anorexia; sin embargo, algunos autores (Frías y col.; 2003) coinciden en plantear que ambos síntomas están presentes en la mayoría de los animales que enferman de PPC.
Estas observaciones relacionadas con las manifestaciones clínicas de los cerdos enfermos, demuestran que actualmente los animales infectados con el virus de la PPC, no siempre muestran un cuadro clínico característico o típico de la enfermedad.
Tabla 1.Sintomatología clínica observada en los animales con diagnóstico de PPC. 
Síntomas clínicos
No. de cerdos
Porcentaje
Fiebre
51
78.4
Conjuntivitis
33
50.7
Diarrea
9
13.8
Constipación
3
4.6
Trastornos nerviosos
49
75.3
Eritemas cutáneos
27
41.5
Descarga nasal
10
15.3
Disnea
5
7.6
Cianosis
23
35.3
Anorexia
29
44.6
Total
65
100
Este comportamiento atípico de la enfermedad, dificulta la sospecha por el personal técnico de campo y por tanto, es causa directa del retardo en el diagnóstico y la aplicación de las medidas contraepizoóticas establecidas por el programa de lucha y control de esta enfermedad en nuestro país. 
Nuestras observaciones coinciden con lo planteado por Serrano y col.; (2006)quienes afirman quela diversidad de formas clínicas y cuadros lesionales característicos de la enfermedad, dependen de factores que involucran al virus (virulencia, dosis y vía de infección) y al hospedero (edad, fondo genético, condiciones nutricionales, estado inmunitario e infecciones bacterianas concomitantes) unido a factores ambientales que inciden en su interacción (densidad poblacional, sistemas de explotación y manejo, nivel de bioseguridad de las instalaciones, entre otras) determinan la variabilidad del comportamiento epizoótico de la PPC.
Como consecuencia de la demora en el diagnóstico presuntivo de campo o de la sospecha de la enfermedad, el periodo de tiempo que transcurre entre la sospecha, diagnóstico y  confirmación es relativamente largo (Tabla 2).
Tabla 2. Rapidez diagnóstica y evolución de los episodios de PPC. 
 
Tiempo promedio en días
Años
Sospecha a confirmación
Confirmación a recuperación
Sospecha a recuperación
Año 1
21
50
71
Año 2
25
61
86
Año 3
27
46
73
Periodo
24
52
76
La rapidez diagnóstica se comportó con un tiempo promedio de 24 días para la confirmación de las sospechas, lo cual ha estado motivado entre otras causas, por retardo en el envío de las muestras al CENEDI y morosidad en el envío de las encuestas epizootiológicas. De igual forma el tiempo transcurrido desde la confirmación hasta la recuperación de los episodios se ha extendido, debido a la incorrecta aplicación de las medidas recuperativas establecidas en el Programa Nacional de Lucha y Control de la PPC. Este resultado confirma lo planteado por Sanmartín y Vidal, (1999) quienes afirmar que lo más importante es la conducción de la investigación epizootiológica de manera oportuna y bien dirigida, con el correspondiente rastreo del movimiento que han tenido tanto las fuentes primarias como secundarias y vectores mecánicos reconocidos. Según estos autores, esta es la única forma de anticiparse al curso de la epizootia para poder tomar las medidas pertinentes a tiempo en los posibles focos secundarios. Además señalan que en los procedimientos de emergencia contra la enfermedad, es importante acortar el tiempo que permanezca la infección activa (causada por detección tardía, demora en el sacrificio sanitario y dilación en la desactivación de fuentes secundarias).
Sin embargo, al analizar el componente tendencial de la ocurrencia de episodios de la serie de tiempo analizada, observamos una tendencia a la disminución en la prevalencia e incidencia de episodios de PPC, sobre todo en los últimos tres años de la serie de tiempo evaluada (Gráfico 1).
Consideraciones clínicas, lesionales e inmunoprofilácticas en una población de cerdos con sospecha de Peste Porcina Clásica - Image 1
Gráfico 1: Tendencia de la focalidad de PPC en el periodo evaluado.
Estos resultados pudieran atribuirse a que se ha ganado en experiencia en el enfrentamiento a esta epizootia, tanto en el diagnóstico presuntivo de campo, como en el confirmativo de laboratorio, teniendo gran importancia, la capacitación al personal técnico y a los productores con respecto al conocimiento de la enfermedad, lo cual ha permitido que el tiempo que transcurre entre la sospecha de la enfermedad y las medidas contraepizoóticas que se toman por parte de las autoridades sanitarias del Instituto de Medicina Veterinaria en el territorio, ha disminuido y las medidas o acciones encaminadas al diagnóstico y control de la enfermedad han sido más eficientes en los últimos años.
Como se aprecia en la Tabla 3, las lesiones anatomopatológicas descritas en los animales enfermos, están caracterizadas por la presencia de hemorragias petequiales en órganos diversos y linfadenitis hemorrágica serosa en la cadena ganglionar, ambas lesiones se reportan en más del 70% de los enfermos;  se aprecia además la presencia de ascitis e hiericardio en un alto porcentaje de los afectados.
Como resultado importante se observa, que solamente en el 36.9% de los enfermos, estuvo presente el infarto marginal en el bazo; una lesión considerada patognomónica de esta enfermedad; de igual forma ocurre con la necrosis en tonsilas 30.7% y las úlceras botonosas en intestino grueso 49.2%, todas consideradas como lesiones características.
Tabla 3.Cuadro lesional observado en los animales con diagnóstico de PPC. 
Lesiones
No. de cerdos
Porcentaje
Infarto marginal en bazo
24
36.9
Ulcera botonosa en intestino grueso
32
49.2
Tonsilitis necrótica
20
30.7
Linfadenitis hemorrágica serosa
50
76.9
Petequias en riñón, vejiga
46
70.7
Hiericardio, ascitis
38
58.4
Colitiflitis catarral
13
20.0
Bronconeumonía catarral focal
31
47.6
Total
65
100
Estos resultados se corresponden con lo planteado por otros autores (Frías y col.; (2003); Serrano y col.; (2006)los cuales afirman que en la actualidad las lesiones clásicas solamente se presentan en infecciones post natales o cuando intervienen cepas de alta virulencia, siendo las formas atípicas de presentación las que predominan.
En dos de los años de mayor ocurrencia de focos (año 3 y 6) el nivel de inmunización activa que recibió la población animal susceptible, fue de los más bajos en el periodo (Gráfico 2). Lo cual demuestra la importancia de esta medida preventiva en el control de la enfermedad, como una de las herramientas más eficaces que se deben emplear junto al conjunto de medidas complementarias e integrales que deben acometerse ante un brote de PPC para lograr el control.
Consideraciones clínicas, lesionales e inmunoprofilácticas en una población de cerdos con sospecha de Peste Porcina Clásica - Image 2
Gráfico 2. Vacunación preventiva contra la PPC.
Al realizar un análisis de dependencia o de correlación (Gráfico 3), entre la cantidad de dosis vacunales aplicadas a la población de cerdos susceptibles con respecto a la ocurrencia de brotes de la enfermedad, en los últimos tres años del periodo evaluado, se pudo corroborar que existe una correlación alta, negativa y significativa (P< 0.05) entre la  cantidad de dosis aplicadas y la ocurrencia de episodios de PPC, o sea, a medida que aumenta la cantidad de dosis de la vacuna viva atenuada aplicada a la población de cerdos susceptibles, disminuye el número de focos que se generan en el territorio.  Lo cual demuestra que la prevención mediante la vacunación es sin dudas uno de los métodos más efectivo en el combate contra la enfermedad.
En este sentido coincidimos con Frías y col.; (2003) quienes consideran que en países o regiones donde la PPC es endémica, es preciso vacunar todo el efectivo porcino para disminuir paulatinamente la presentación de casos clínicos y por consiguiente la diseminación de la enfermedad. Señalan además que la aplicación de vacunas vivas atenuadas ha sido muy exitosa en programas de control y erradicación en muchos países.
 
No. de focos = 92.8685 - 0.00201868 * Dosis de vacunas
CC = - 0.84  R** = 71.14 %
Consideraciones clínicas, lesionales e inmunoprofilácticas en una población de cerdos con sospecha de Peste Porcina Clásica - Image 3
Gráfico 3. Correlación entre la cantidad de vacunaciones y la ocurrencia de focos de PPC en el último trienio del periodo evaluado.
Al evaluar el cuadro clínico - lesional de la enfermedad, en animales afectados, vacunados y no, contra la PPC (Tabla 4), se observó que los trastornos nerviosos diversos y la fiebre, fueron los síntomas clínicos que predominaron en los animales enfermos vacunados y no; mientras que los eritemas cutáneos y la cianosis constituyen los síntoma clínico de menor frecuencia de presentación en los cerdos vacunados y no respectivamente.
En cuanto a las lesiones anatomopatológicas, las hemorragias petequiales y la linfadenitis hemorrágica fueron las que predominaron en ambos grupos, mientras que la tonsilitis necrótica  fue la menos observada tanto en animales vacunados como no vacunados.
Tabla 4.Cuadro comparativo del comportamiento clínico - lesional entre animales afectados vacunados y no vacunados.
ANIMALES POSITIVOS
Frecuencia de presentación (%)
Vacunados
No vacunados
Diferencia
S
I
N
T
O
M
A
S
 
Anorexia
54.5a
38.3a
16.2
Fiebre
90.9a
75.9a
15.0
Cianosis
72.7a
27.7b
45.0
Eritemas cutáneos
36.3a
42.5a
6.2
Trastornos nerviosos
100a
70.3b
29.7
L
E
S
I
O
N
E
S
 
Infarto marginal en bazo
45.4a
35.1a
10.3
Hemorragias petequiales
90.9a
68.5a
22.4
Ulcera botonosa en válvula ileocecal
54.5a
48.1a
6.4
Tonsilitis necrótica
36.6a
29.6a
6.7
Ascitis e hiericardio
63.6a
57.4a
6.
Linfadenitis hemorrágica
81.8a
75.9a
5.9
Letras desiguales para una misma fila indican diferencias significativas para P<0.05.
Un aspecto interesante lo constituye el hecho de que los trastornos nerviosos y la cianosis tienen mayor frecuencia de presentación en los cerdos vacunados, con diferencias significativas para (P< 0.05), resultado que pudiera atribuirse, a que los cerdos inmunizados están sometidos a la exposición de cepas vivas atenuadas de la vacuna y a las cepas de campo, lo cual pudiera influir en el grado de afectación de algunos órganos como el cerebro, pulmones, endoletio de vasos sanguíneos, lo cual pudiera generar una mayor intensidad de los trastornos nerviosos y la cianosis, como consecuencia de la encefalitis linfocitaria, neumonía etc.
Por otra parte se ha demostrado que  la vacuna viva atenuada que se aplica en Cuba, protege contra la manifestación clínica de la enfermedad, pero no impide la replicación viral en el animal infectado (Frías y col.; 2003). En este sentido Rivera (1999) plantea que la presencia del virus del Cólera Porcino en las granjas de Perú, a pesar de la inmunización de los animales a base de la cepa China lapinizada (similar a la utilizada en Cuba), sugiere la existencia de cepas capaces de escapar a los anticuerpos neutralizantes de origen vacunal o inducidos por virus de campo.
Otra evidencia de la presencia de la enfermedad en cerdos vacunados fue demostrada por Dewulf y col.; (2005) en un estudios sobre la eliminación del virus de la PPC en cerdos vacunados con la vacuna marcadora E2 e infectados. Estos autores hallaron que los cerdos vacunados que son positivos para la prueba diagnóstica reverso transcripción reacción en cadena de la polimerasa (RT-nPCR) pero negativos para el VI (aislamiento viral tradicional), el nivel de virus circulante probablemente no es lo suficientemente alto para dar lugar a una transmisión horizontal, mientras que la transmisión vertical del virus es posible.
Como se refleja en los animales estudiados, en la mayoría de los casos no manifestaron un cuadro clínico evidente de la enfermedad y en algunos casos, se observaron manifestaciones generales de un proceso infeccioso; elemento este que dificulta el diagnóstico. Resultados que pudieran atribuirse a la posible circulación de cepas de baja virulencia y en el caso de los animales vacunados;  a la existencia de un nivel de inmunidad humoral y celular como consecuencia de la respuesta inmune postvacunal, que impide la manifestación clínica evidente de la enfermedad, pero no la replicación viral.
Resultados similares obtuvo (Rivera, 1999) quien encontró que un 20% aproximadamente de los lechones de uno a vente días de edad de pobre condición física nacen persistentemente infectados con el VCP y el porcentaje de infección subclínica se incrementa a lo largo de la vida del animal.
Nuestros hallazgos coinciden con lo planteado por Serrano y col.; (2006)en el Programa de lucha y control de la Peste Porcina Clásica en Cuba  con respecto a que la aparición de cepas de moderada a baja virulencia, ha complicado la expresión del proceso epizoótico en la población porcina, pues la evidencia clínica y lesional de la PPC, la asemeja más a enfermedades que son comunes, pero de menos trascendencia.
Nos solidarizamos con el criterios de  Drukkerij (2000) quien señala que en la forma crónica de la enfermedad las infecciones bacterianas secundarias son muy frecuentes, por lo que el cuadro clínico puede ser confuso;  de ahí el nombre de "peste porcina atípica"  con el que también se conoce.
Por otra parte coincidimos con Frías y col.; (2003) quienes afirman que dado el carácter inmnunosupresor del virus de la PPC, enfermedades de origen bacteriano pueden estar asociadas y concomitar con la infección viral.
Al profundizar en el estudio de las encuestas epizootiológicas, se comprobó, que el mayor número de casos de PPC en cerdos vacunados, estuvo asociado a fallas vacunales, motivadas en lo fundamental por la incorrecta aplicación de la vacuna, tales como, dosis inadecuada, punto de vacunación incorrecto y demora en la aplicación, una vez diluido el contenido del frasco. Por otra parte, el empleo  de vacunas con posterioridad a la fecha de expedición, uso de productos químicos para la limpieza de las agujas, incorrecta dilución de la vacuna por falta del diluente estéril recomendado por el fabricante, poco tiempo de homogenización del contenido del frasco, inadecuada conservación de la vacuna por falta de equipos de refrigeración (en especial termos individuales durante la vacunación en el campo). Vacunación de animales en mal estado de salud (febriles, desnutridos o débiles, inmunodeprimidos). En algunas ocasiones déficit de instrumental veterinario apropiado para esta actividad (jeringuillas y agujas).
Con todas estas irregularidades y brechas sanitarias, un número importante de animales que son inmunizados, no son capaces de desencadenar una respuesta inmune adecuada y por tanto suelen enfermar.
Estos resultados coinciden con lo planteado por diferentes autores (Ríos, 1997; Frías y col.; 2003; Arias,  2004 y Serrano y col.; 2006)quienes de forma general,  refieren la importancia de la adecuada conservación y manipulación del producto vacunal a utilizar, ya que al ser una vacuna viva atenuada, necesita de una ¨ cadena de frío ¨ estable, desde la salida de la fábrica hasta el momento de su aplicación al animal, lo que garantiza su calidad como inmunógeno.
Los resultados del estudio analítico observacional de tipo caso control realizado (Tabla 5) para evaluar asociación entre el factor de riesgo (no vacunación) y el suceso (enfermedad)demostró,que el 83.0% de los animales enfermos con PPC, estuvieron expuestos al factor de riesgo (no vacunados).
Tabla 5. Resultados del estudio retrospectivo de tipo caso control en animales vacunados y no.
Caso
Control
Total
Expuestos (No vacunados)
54
36
90
No expuestos (Vacunados)
11
29
40
Total
65
65
130
Proporción de casos en expuestos
0.83
 
 
Proporción de casos en no expuestos
 
0.55
 
Odds ratio
3.95
 
 
Factor atribuible en expuestos
0.747
 
 
Factor atribuible en la población
 
 
0.62
Los animales no vacunados enfermaron3.9 veces más que los vacunados (Odds ratio 3.9). El análisis demuestra que si sehubiese aplicado la inmunización en los animales no vacunados que enfermaron, se hubiera logradoevitar que enfermaran el 75% de los cerdos afectados  y el 62 % en el total de la población en estudio (fracción atribuible). Este resultadocorrobora la importancia de la vacunación como medida profiláctica para evitar laocurrencia de brotes de PPC en la población de cerdos susceptibles.
Conclusiones
En los cerdos con diagnóstico de Peste Porcina Clásica, la entidad manifestó un curso clínico atípico, no evidenciándose síntomas y lesiones características en la mayoría de los casos confirmados; tanto en animales vacunados como no vacunados.
La ocurrencia de PPC en el territorio analizado, estuvo asociada a bajos niveles de inmunización en la población animal, fallas técnicas durante el proceso de vacunación y brechas sanitarias en las medidas generales de bioseguridad en las granjas porcinas afectadas.

Bibliografía
Arias, M., Romero, L. , Gómez-Villamandos, J.C. y Sánchez-Vizcaíno, J.M. Curso Digital PPC. España. 2004. 
Drukkerij E. Efficacy of marker vaccines and Laboratory diagnosis. I. W. Easton & A.J.de Smit editors. BV. ISBN 90-393-2423-9. Pp1-186. 2000.
Dewulf1, J.F. Koenen, S. Ribbens, A. Haegeman, H. Laevens and A. De Kruif. Evaluation of the epidemiological importance of classical swine fever infected, E2 sub-unit marker vaccinated animals with RT-nPCR positive blood samples. Journal of Veterinary Medicine Series B. Vol. 52 (367). 2005
Frías Lepoureau Maria Teresa, Percedo Abreu María Irian, Naranjo Valdés Paula, Sánchez V. JM. Reconociendo La Peste Porcina Clásica. Manual Ilustrado. FAO. 2003.
Rivera, H., Ángeles R., Sandoval N., Manchego, A. Persistencia del virus del cólera porcino de baja virulencia en el sistema nervioso central de lechones de granjas tecnificadas. Rev. Inv. Pec. IVITA (Perú) 10 (1). 1999.
Serrano, E. y col. Programa de lucha y control de la Peste Porcina Clásica en Cuba. 2006.
Sanmartín, J., Vidal, A. Epizootiología de la peste porcina clásica. 1999.
 
Anexo: Estudio caso control en animales vacunados y no.
Consideraciones clínicas, lesionales e inmunoprofilácticas en una población de cerdos con sospecha de Peste Porcina Clásica - Image 4
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Autores:
Leonel Lazo Pérez
Universidad Central Marta Abreu - UCLV
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Emilio Campos Morales
Universidad de Guadalajara
7 de febrero de 2013
Saludos Dr. Leonel, excelente el punto de discusión ya que en la actualidad las diferentes enfermedades del cerdo y en especial las virales muestran una signologia y sintomatología muy similar entre ellas, lo que dificulta el diagnóstico de campo, por lo que debemos siempre de utilizar las pruebas de laboratorio muy especificas como la del uso de PCR, y algunas veces pruebas biológicas como en la Enfermedades de Aujeszky. Dr. Lazo recuerda que ahora las nuevas vacunas y en especial la PAV 250 no elimina el virus vacunal el animal vacunado. En la necropsia las lesiones ya son muy similares y es muy difícil su diferenciación. Dr,Lazo un gusto saludarlo. Dr. Emilio Campos M. Fisiopatologia y Producción Animal.
Leonel Lazo Pérez
Universidad Central Marta Abreu - UCLV
15 de febrero de 2012
Teniendo en cuenta que los signos y síntomas característicos de la enfermedad (pirexia, eritemas cutáneos, conjuntivitis, marcha tambaleante, etc) ya no son tan comunes por muchos factores (circulación de cepas de baja virulencia, presencia de cerditos inmunotolerantes que excretan el virus, circulación del virus vacunal, concomitancia con otros agentes secundarios, entre otros), para llegar a un diagnóstico certero, debemos de apoyarnos en una buena anamnesis, realizar encuestas epizootiológica, evaluar indicadores epidemiológicos de intensidad y extensidad, realizar adecuada exploración clínica y necropsia a los animales enfermos y/o muertos, así como establecer la corroboración del diagnóstico mediante pruebas de laboratorio.
Carlos Bulnes
30 de julio de 2015
Estimados colegas, aprovecho para expresarles mis criterios de total coincidencia con los aspectos relacionados con la forma atípica de presentación de la enfermedad, considero atinado el análisis en este sentido y me refuerza el criterio desde el punto de vista morfopatológico de la poca utilidad que se le puede dar a los llamados signos patogmónicos de la misma, al menos es un criterio que desde el campo de la academia defiendo con bastante fuerza. Saludos al colectivo de autores y en particular a viejos y muy considerados colegas míos que participaron en la investigación
Yojainis Díaz Lomonte
18 de junio de 2013
Profe un abraso para usted es Yojainis Díaz Limonte fui su estudiante hoy colega, felicitarlo por el buen trabajo realizado, hoy es una gran realidad lo planteado en el trabajo, la enfermedad se esta presentando de forma atípica sin sus síntomas y lesiones características, yo tuve que desactivar una de mis unidades entre octubre del 2011 a enero del 2012 y eso fue una odisea para poder diagnosticar la enfermedad, tuve desde enfermedad edematica, disentería, no síntomas nervioso y al final fue PPC, además de los problemas que tenemos en el diagnostico a nivel de laboratorio, saludos Med. Vet Yojainis Díaz Limonte
Jasque Ortega Mercado
ICA - Instituto Colombiano Agropecuario
10 de febrero de 2013
Primero que todo quiero felicitar a los autores de importante artículo, ya que es muy difícil el diagnóstico clínico de PPC en campo, por ello en Colombia hemos optado por la atención oficial de toda notificación de casos de enfermedad de la especie porcina compatibles con los cuadros respiratorios, hemorrágico, digestivo, neurológico y respiratorio, toma y envío de muestras al LNDV de Medicina porcina, CEISA-Bogotá para descartar la presencia de peste porcina clásica, envío de muestras de animales contactos para pruebas complementarias, control de movilización, cuarentenas, etc. A estas muestras el LNDV le practica la prueba de PCR, aislamiento viral e histopatología.
Ricardo Zambrano
Agrocalidad
8 de febrero de 2013
Estimado Dr. gracias por la publicación del articulo, para los veterinarios de campo esta información es muy importante por que hay casos que algunos productores no llevan registros de vacunacion y se dificulta el diagnostico para PPC.
Pedro De Paz Aranda
Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú)
15 de febrero de 2012

muy importante este reporte para los que estamos en el campo.que consideraciones clinicas se debe tener o que signos clinicos tener en cuenta cuando los porcinos estan anorexico y ´poder descartar la ppc,  ya que los signos clinicos clasicos que son como fiebre alta,manchas rojas en la piel no estan presente en los animales infectados con el virus de baja virulencia.

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