Consideraciones sobre el diagnóstico presuntivo de campo y el confirmativo de laboratorio en la colibacilosis entérica porcina en la provincia de Villa Clara

Se realizó un estudio del cuadro lesional en 1944 cerdos afectados por colibacilosis entérica, que fueron remitidos al Centro de Epizootiología y Diagnóstico Veterinario de Villa Clara , para lo cual se determinó la frecuencia de hallazgos patomorfológicos y se analizó el comportamiento de los aislados frente a drogas antimicrobianas probadas en los antibiogramas efectuados. Se determinaron los valores de mortalidad, proporción de aislamientos, antibiogramas y diagnóstico anatomopatológico con respecto a la cantidad de animales muertos y enviados al laboratorio. Se tomaron las observaciones comprendidas en un periodo de cinco años. Se concluye que el monitoreo del estado de salud del rebaño en la masa de animales susceptibles con respecto a la colibacilosis entérica es deficiente y el cuadro lesional en los animales afectados muestra que pueden estar actuando otros factores y agentes etiológicos en concomitancia con Escherichia coli.

Palabras clave: colibacilosis entérica porcina, diagnóstico anatomopatológico.

La muestra clínica más difícil de valorar para el microbiólogo es la procedente de animales con diarrea, ya que al sembrar las heces en el agar de MacConkey con lactosa va a crecer casi siempre un abundante número de colonias de Escherichia coli (E. coli). En estos casos, el problema consiste en diferenciar entre las cepas enterotoxigénicas y las no patógenas, que forman parte de la micropoblación normal del intestino grueso. Actualmente, la técnica más frecuentemente empleada para detectar E. coli diarreagénica es la RCP múltiple (Le Guennec, 2005), capaz de detectar los genes de virulencia más representativos de ECEP, ECET, ECEI, ECVT, ECEA y ECAD.

El diagnóstico de la infección por ECET se realiza a partir de la detección de factores de virulencia conocidos, del serogrupo de ECET sospechoso, y la determinación de la resistencia a antibióticos. Para los estudios epidemiológicos es muy importante determinar el serotipo O: H de la cepa aislada (Blanco y col. 2002).

Sin embargo, en los países con menos recursos, el diagnóstico de laboratorio de la colibacilosis entérica porcina se sustenta fundamentalmente en el examen anatomopatológico y la corroboración con el aislamiento bacteriológico, por lo que nos propusimos como objetivos en el presente trabajo:

Valorar el nivel diagnóstico de la enfermedad, basado en el cuadro lesional de los cerdos con diagnóstico confirmativo y su nivel de corroboración con el diagnóstico bacteriológico.

Se realizó un estudio del cuadro lesional en 1944 cerdos afectados por colibacilosis entérica, que fueron remitidos al Centro de Epizootiología y Diagnóstico Veterinario de Villa Clara, para lo cual se determinó la frecuencia de hallazgos patomorfológicos, se analizó el comportamiento de los aislados frente a drogas antimicrobianas probadas en los antibiogramas efectuados, y se estudió la respuesta fenotípica de los aislados frente a una línea de antibióticos compuesta por Amikacina, Gentamicina, Kanamicina, Estreptomicina, Ampicillina y Cloranfenicol, empleandose la técnica de difusión estandarizada de Barry y Thornsberry (1980). 

Para el análisis estadístico de los resultados se creó una base de datos empleando el tabulador Microsoft Excel y el paquete estadístico STATGRAPHICSPLUS 5.1. Se realizó una prueba de comparación múltiple de proporciones en la determinación de los valores de mortalidad, de la proporción de aislamientos, antibiogramas y diagnóstico anatomopatológico con respecto a la cantidad de animales muertos y enviados al laboratorio. Se tomaron las observaciones comprendidas de un periodo de cinco años.

En el estudio de la determinación de la frecuencia de lesiones patomorfológicas en animales con diagnóstico de colibacilosis entérica, las lesiones más notables fueron, gastroenterocolitiflitis catarral aguda (97.6%), linfoadenitis serosa mesentérica (95.8%) y congestión cardiaca, hepática y renal (92.3%), edema del estómago, mesocolon y mesenterio (74.3%), atrofia de las masas musculares (6.5%), ausencia de tejido adiposo corporal (4.8%), pericarditis fibrinosa (2.7%), congestión y edema pulmonar (1.3%), fibrina en cavidad abdominal (1%), colitiflitis difteroide (1.9%), hidropericardio (0.8%) y ascitis (0.6%) (Figura 1).

Independientemente de la influencia negativa que puede ejercer la colonización intestinal por Escherichia coli sobre algunos indicadores bioproductivos en los animales afectados, tales como, disminución de la ganancia media diaria y la conversión alimenticia, la presencia de cerdos que manifiestan estado de desnutrición demuestra que además del proceso diarreico causado por Escherichia coli, inciden otros problemas nutricionales relacionados con la calidad y cantidad del alimento balanceado que le fue suministrado a los cerdos.

Como puede apreciarse en la Tabla 1, en los años 2 y 3, el diagnóstico patomorfológico de colibacilosis entérica porcina, fue superior al resto de los años analizados, con diferencias significativas para (P<0.05). Siendo los años 4 y 5 los de mayor nivel de envío al laboratorio y de mayor porcentaje de aislamientos o corroboración por diagnóstico bacteriológico.

Sin embargo, el porcentaje de animales enviados con respecto a las muertes, fue mayor en los años 1 y 5. La mayor cantidad de cerdos positivos al diagnóstico patomorfológico, con respecto a la cantidad de animales muertos en las categorías susceptibles, fue en los años 1 y 2, siendo la tasa de detección de un 8.01 % en todo el período.

Los antibiogramas efectuados con respecto a  los envíos son relativamente bajo en todo el período, así como los antibiogramas efectuados con respecto a los aislamientos fue mayor en los años 1 y 2, con diferencias significativas para (P<0.05) en el año 3 con respecto al resto de los años (Tabla 2). Según los datos registrados, en los antibiogramas realizados en la etapa, los aislados de Escherichia coli procedentes de cerdos afectados con colibacilosis entérica en el período analizado, mostraron un mayor porcentaje de resistencia a la Estreptomicina (93.8%), Ampicilina (89.25%) y al Cloranfenicol (81.5%) fundamentalmente.

De forma general, el 24.99 % de los casos remitidos al Centro de Epizootiología y Diagnóstico Veterinario de Villa Clara, resultaron positivos a colibacilosis entérica, lo cual demuestra la marcada ocurrencia de esta enfermedad en el territorio.

Resultados que no difieren con los obtenidos por otros autores (Osek, 2000; Osek, 2003;  Myong-gOH y Hong 2006) quienes consideran que la colibacilosis entérica porcina es una entidad que representa la primera causa de muerte en los cerdos jóvenes y es una enfermedad común entre la masa porcina

Al realizar un análisis global, el envío de casos (órganos y/o animales) al laboratorio es adecuado, ya que son remitidos el 32.09% de los casos de cerdos  que mueren en las categorías susceptibles, siendo este indicador superior a lo establecido por el Instituto de Medicina Veterinaria (IMV) en la provincia. Sin embargo, si tenemos en cuenta, que del total de animales diagnosticados en el laboratorio, solo se corrobora el diagnóstico bacteriológico en un 31.81% de los mismos y se le realizan pruebas de antibiogramas solo al 11.42% de los aislamientos, se infiere que tanto el nivel de diagnóstico bacteriológico confirmativo, como los estudios de comportamiento fenotípico in vitro de los aislados, frente a agentes antimicrobianos fueron insuficientes en la etapa.

Estos resultados demuestran, que el seguimiento epidemiológico continuo y el monitoreo del estado de salud del rebaño, no es completamente eficiente, y que el diagnóstico microbiológico corroborativo del laboratorio con respecto al diagnóstico presuntivo de campo es insuficiente, lo cual no está determinado por la cantidad de animales enviados al laboratorio, sino por el relativo bajo nivel de corroboración entre el diagnóstico anatomopatológico y el bacteriológico.

Por otra parte, a los aislados de Escherichia coli procedentes de cerdos con diagnóstico presuntivo, basado en las lesiones anatomopatológicas, no se le realiza serotipificación, es decir, no se determinan los antígenos fimbriales, somáticos, y flagelares. Lo cual, unido a la no determinación de factores de virulencia, denota que el valor diagnóstico de los aislados, solo está respaldado por el diagnóstico patomorfológico del laboratorio de Patología y el diagnóstico Clínico y Epizootiológico de campo, lo cual no está acorde con lo que se realiza para corroborar el diagnóstico en la mayoría de los laboratorios a nivel mundial con esta entidad.

Toda esta situación, pudiera llevar a un subregistro, no solo para las infecciones entéricas causadas por Escherichia coli, sino también, para otros agentes etiológicos que participan concomitantemente en los procesos diarreicos en los cerdos, además se puede caer en una sobre notificación del diagnóstico de colibacilosis entérica, si tenemos en cuenta que no se logra determinar el papel desencadenante de los aislados  de Escherichia coli, como se establece en la mayoría de los laboratorios de diagnóstico a nivel mundial.

Esta situación demuestra la necesidad de incorporar otros métodos de diagnóstico microbiológico que permitan no solo diferenciar los aislados de Escherichia coli patógenos de los saprófitos, sino también profundizar en la caracterización de los mismos en base a la determinación de factores de virulencia, serotipado, serogrupado, perfíles electroforéticos y susceptibilidad o resistencia ante drogas antimicrobianas de más reciente incorporación.
 

Emplear otros métodos de diagnóstico que nos permitan dilucidar con mayor precisión el papel de Escherichia coli y otros posibles agentes etiológicos (virus, coccidias) en los procesos diarreicos del ganado porcino en el territorio.