España - Investigan micotoxinas del maíz con diez variedades

Científicos de la Misión Biológica de Galicia investigan el origen genético y los factores ambientales que inciden en la aparición de fumonisinas en variedades de maíz destinadas al consumo humano. Esta investigación llega después de que un estudio anterior demostrase que en ciertas variedades de maíz blanco los niveles de estas toxinas, producidas por hongos, eran ligeramente supriores a los recomendados por la UE.

El centro investigador del CSIC en Salcedo pretende analizar «la existencia en las plantas de características de resistencia a la infección y contaminación con fumonisinas y la incidencia de los factores ambientales en el desarrollo del hongo y la toxina», explicó Ana Butrón, miembro del grupo de Biología del estrés de la Misión Biológica y responsable del proyecto.

Las fumonisinas son un tipo de micotoxinas producidas por los hongos Fusarium verticillioides y Fusarium proliferatum, los más comunes en el maíz gallego. Aunque la primera investigación que detectó niveles superiores de estas toxinas a los recomendados por la UE se efectuó sobre variedades no comerciales gallegas, la variabilidad genética de la muestra era «lo suficientemente representativa» como para extrapolar los resultados, indicó Ana Butrón.

Ahora, durante tres años se van a buscar evidencias científicas en dos líneas bien diferenciadas. De una parte, se han sembrado cuatro variedades de maíz blanco que, en estudios anteriores, mostraron diversos niveles de contaminación con fumonisinas. Estas plantas serán inoculadas de forma artificial con los hongos estudiados para conocer así si las variedades que mostraron niveles más bajos de toxina son realmente resistentes a la infección o si fue la fenología -la influencia de los factores ambientales en su desarrollo- lo que les permitió escapar en parte a los ataques del hongo.

«Si corroboramos la existencia de variedades más resistentes en un futuro podremos identificar los genes que intervienen en esta resistencia», dijo Ana Butrón.

Hacia un sistema de alertas

La segunda línea pretende cuantificar la existencia de los factores ambientales (sequía, temperatura, presencia de otras infecciones en la planta) en el desarrollo del hongo y la toxina. Se han sembrado seis variedades de maíz en distintos puntos de la geografía de la provincia -Pontevedra, Valongo (Cotobade) y Barrantes- a fin de que estén expuestas a distintas condiciones ambientales.

Una vez que se tengan los resultados del estudio, será posible recomendar prácticas agronómicas que prevengan la aparición de estas micotoxinas. Así, si se demostrara que la temperatura es un factor determinante, podría instalarse un sistema de avisos meteorológicos que alerte al alcanzar la temperatura umbral.

Tampoco se descartan futuras investigaciones. «Si se demuestra la existencia de variabilidad genética para la resistencia, se podría abrir una nueva vía de investigación centrada en potenciar esos factores para crear variedades comerciales más resistentes a la infección», explicó Butrón. La Misión Biológica tendrá el apoyo de la Universidad de Vigo y de la Estación Fitopatológica do Areeiro.

Precedentes

La Misión Biológica de Galicia mantiene una vieja relación con el maíz y está considerada la cuna del desarrollo de variedades híbridas. En 1974, Armando Ordás introdujo las primeras variedades de maíz dulce en Galicia, procedentes de Estados Unidos. La deficiente adaptación obligó a desarrollar en Salcedo un proyecto de mejora, consistente en cruzar y seleccionar plantas. A finales de los 80 se consiguieron los primeros resultados, pero fue en el 2003 cuando se supo que se habían logrado ya variedades «de aceptable calidad», según señaló Pedro Revilla, coordinador de la investigación.