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Detoxificación de las micotoxinas

Publicado: 4 de mayo de 2002
Por: Alberto Gimeno
Este es uno de los Capítulos que pertenece al artículo completo titulado: Los Hongos y las Micotoxinas en la Alimentación Animal; Conceptos, Problemas, Control y Recomendaciones.
Respecto a los sistemas de inactivación de las Micotoxinas, debemos tener en cuenta una serie de factores que a continuación vamos a citar (112):
1.- Deben ser procedimientos que estén preparados para el tratamiento de grandes cantidades de alimento, del orden de cientos de toneladas diariamente.
La aplicación de estos procedimientos debe ser capaz de conseguir la inactivación de contaminaciones que puedan ser elevadas del orden de 1 a 7 mg de micotoxina/Kg de alimento.
2.- Se debe tener en cuenta que la micotoxina no está repartida uniformemente en la masa del alimento. Esto se debe normalmente al problema de la existencia de zonas de microflora.
3.- La micotoxina puede estar protegida por algún de los constituyentes del alimento.
4.- Un tratamiento de inactivación y detoxificación, debe ser, eficaz, barato y evidentemente no debe modificar significativamente los valores nutritivos del alimento.
5.- El tratamiento en cuestión no debe producir productos secundarios que después tengan influencia en el animal en cuanto a toxicidad o/y en cuanto a interferencia en el buen aprovechamiento de los elementos nutritivos.
Muchos son los estudios realizados hasta ahora, utilizando métodos físicos, químicos y microbiológicos para la detoxificación de las micotoxinas (113) y una amplia recopilación de los mismos puede ser encontrada en (114). La mayor parte de estos estudios se han centrado en las aflatoxinas y los sistemas químicos de detoxificación con
amoníaco (113,114) y con hidróxido cálcico/monometilamina (112,114,115), son los que por ahora han dado los mejores resultados en el ámbito industrial práctico y viable.
La detoxificación química de las aflatoxinas, se basa esencialmente en la abertura del ciclo lactónico de las aflatoxinas B1 y B2 ó los dos ciclos lactónicos de las aflatoxinas G1 y G2, seguido de una oxidación, tocante probablemente al doble enlace vecino del grupo carboxilo. Después, por la acción del calor y presión se forman compuestos derivados que en principio resultan ser atóxicos.
Otro sistema que está a dar buenos resultados, es la utilización de un solvente de extracción de micotoxinas (las pruebas fueron efectuadas con las aflatoxinas), que es el metoximetano. Sistema aplicado con éxito a la harina de cacahuete. Una amplia descripción del sistema y los resultados prácticos puede ser encontrada en (116).
Otros métodos de detoxificación basados en las propiedades adsorbentes de ciertos silicatos con respecto a las moléculas de micotoxinas tales como las aflatoxinas, han sido ampliamente estudiados (117,118). Este tipo de detoxificación ocurre generalmente dentro del organismo animal por la incorporación de estos silicatos en el alimento compuesto y la adsorción que estos ejercen sobre las moléculas químicas de las aflatoxinas y de otras micotoxinas.
Actualmente, esta muy difundido el uso de los aluminosilicatos de calcio y sodio hidratados (HSCAS) (119). Estos compuestos se incorporan al pienso en concentraciones adecuadas y una vez dentro del organismo animal tienen en general un mecanismo de acción que lleva a que se formen complejos estables e irreversibles (de la misma naturaleza química que los quelatos) con ciertas micotoxinas. Estos complejos bloquean pues a la molécula química de la micotoxina impidiendo que ésta actúe, posteriormente éstos son excretados por el animal.
Sin embargo, hay que tener cuidado porque no todos los HSCAS son iguales, existen diferencias en cuanto a su composición química y esto puede influenciar el poder de bloqueo de ciertas micotoxinas. Da buenos resultados el uso de una combinación adecuada de dos arcillas silícicas dipolares: HSCAS (  arcilla illítica / clorita)  que formen parte del grupo de las micas no hidratadas.
Estos compuestos tienen diferentes eficacias de quimi-adsorción según la micotoxina y todo ello esta en función de su capacidad de intercambio catiónico denominada CEC que tiene como unidad de medida el MEQ que es el equivalente a mil por 100 g de arcilla.
Dentro del extenso campo de las arcillas como adsorbentes debemos diferenciar a estas por su perfil químico y debemos tener en cuenta los siguientes parámetros: capacidad de intercambio catiónico, expansible, no expansible, polar, dipolar, tamaño de poro y área superficial, tamaño de partícula, pH y temperatura a la que se someten después del proceso de extracción.
No vamos a entrar en la explicación de todos estos parámetros ni en el complicado tema que constituye el mundo de las arcillas, solo destacaremos que: las arcillas expansibles tienen un elevado intercambio catiónico (más de  60 MEQ) , absorben agua y absorben nutrientes (ciertos minerales, vitaminas y antibióticos). No son pues los compuestos aconsejables para actuar detoxificantes de micotoxinas (120).
Las arcillas no expansibles tienen un bajo intercambio catiónico (menos de 60 MEQ), prácticamente no absorben agua y no absorben nutrientes. Son pues los compuestos aconsejables para actuar como detoxificantes de micotoxinas (120).
Una arcilla o mezcla adecuada de  arcillas que se quiera utilizar como detoxificante de ciertas micotoxinas, tiene que tener una capacidad de intercambio catiónico entre 20 y 60 MEQ, ser no expansible, ser dipolar, el tamaño del poro mayor  debe estar alrededor de 2,5 A, el tamaño de partícula ideal debe estar comprendido entre 300 y 400 mesh, el pH debe ser moderadamente alcalino, la temperatura a la que se somete la arcilla o arcillas después de su extracción debe estar comprendida entre 94 y 149 ºC (120).
La incorporación sistemática de un detoxificante eficaz y de amplio espectro, es una excelente ayuda para evitar e/o minimizar los graves problemas que pueden surgir por una contaminación con micotoxinas.
Autores:
Alberto Gimeno
Alberto Gimeno
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ALBERTO GIMENO
Alberto Gimeno
29 de enero de 2008
Apreciado Miguel, Aspergillus ochraceus necesita para su crecimiento y proliferación un mínimo de 10-12ºC y una actividad de agua (aw) de 0,77 que corresponde a una humedad o agua libre de aproximadamente 15% para amiláceas (cereales), 13,5% y 10,5% para oleaginosas como la soja integral y el girasol integral, respectivamente. Para la producción de micotoxinas ese moho necesita un mínimo de 12ºC y una actividad de agua (aw) de 0,99 que corresponde a más de 18,5% de humedad o agua libre para amiláceas (cereales), 18% y 13,5% para oleaginosas como la soja integral y el girasol integral respectivamente. De una forma generalizada, Aspergillus es un moho que fundamentalmente pertenece a la flora de almacenamiento. En general, la temperatura mínima necesaria para desarrollarse y producir micotoxinas es de 10-12ºC. La actividad de agua (aw) necesaria para iniciar su desarrollo y para producir micotoxinas es, a partir de 0,75 y de 0,83, respectivamente. Aspergillus crece y puede producir micotoxinas de una forma óptima a 25ºC, con una actividad de agua de 0,95. Sin embargo, existen estirpes de Aspergillus flavus que en sustratos tales como el arroz, crecen entre 6 y 45ºC con un óptimo a 37ºC y la producción de micotoxinas se efectúa entre 11 y 36ºC con un máximo de producción a 30ºC. A todo esto, le confirmo que, controlando los parámetros de que me habla puede perfectamente evitar la producción de ocratoxina A por parte de ese moho. Para una mayor seguridad, puede adicionar un fungistático o mezcla de fungistáticos de amplio espectro y significativa efectividad en lo que se refiere a reforzar la prevención del crecimiento y proliferación de ese moho. Sin embargo y en términos prácticos el control de esos parámetros es suficiente. Un saludo. Gimeno
Miguel Aguilar
Miguel Aguilar
29 de enero de 2008
Controlando la aw, humedad relativa, humedad de producto, y temperatura ¿puedo evitar el crecimiento del hongo Aspergillus ochraceus que luego me puede generar la Ocratoxina A? ¿Qué otras medidas se pueden tomar? Gracias
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