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La valoración nutricional de praderas permanentes: El paso de la primavera al verano y la alternativa de cultivos suplementarios para la alimentación de vacas lecheras

Publicado: 28 de marzo de 2017
Por: Keim JPa, Balocchi OAa,, López IFb, Alomar Da, Arias RAa. aInstituto de Producción Animal, Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Austral deChile.bInstitute of Natural Resources, Massey University, Palmerston North, New Zealand
INTRODUCCIÓN
En los sistemas pastoriles del sur de Chile (regiones de la Araucanía, Los Ríos y los Lagos) se produce el 85% del total nacional de leche recepcionada por la industria (Odepa, 2016). Estos sistemas se caracterizan por tener principalmente una distribución de partos bi-estacional, es decir, durante otoño (Marzo, Abril y Mayo) y primavera (Agosto, Septiembre y Octubre); y basar sus sistemas de alimentación en la utilización de praderas permanentes (Pulido et al., 2010). Estas, al igual que praderas de regiones templadohúmedas, se caracterizan por presentar una distribución irregular en la producción de forraje; lo que resulta en altas tasas de crecimiento durante otoño y primavera, mientras que en invierno y verano se observan menores tasas de crecimiento y una menor disponibilidad de pradera (McKenzie et al., 1999).
Por lo tanto, el patrón de crecimiento de las praderas asociado a los sistemas de parto biestacionales, resultan en la necesidad de utilizar cantidades significativas de suplementos alimenticios, especialmente concentrados, durante invierno y verano para asegurar niveles adecuados de consumo de materia seca y producción de leche (Ruiz-Albarrán et al., 2012). Sin embargo, la respuesta de vacas en pastoreo a la suplementación con concentrados es variable (0.83 ± 0.34 kg leche/kg de concentrado) y menor a la observada en sistemas confinados; limitando el uso de esta alternativa a la relación entre precio pagado por litro de leche, costo del concentrado y la respuesta a la suplementación (Keim y Anrique, 2011). Durante la última década se ha observado un aumento en el precio de los concentrados, alcanzando un valor relativo entre seis a doce veces superior al costo por cada kilogramo de materia seca de pradera consumido (Valentine y Kemp, 2007); situación que genera un aumento en los costos productivos de los sistemas lecheros en base a pastoreo. De este modo, la búsqueda de alternativas de menor costo en relación a los concentrados y que permitan suplir la baja disponibilidad de pradera durante períodos de escasez, permitiría optimizar la rentabilidad de los sistemas lecheros, al disminuir los costos de producción sin afectar la productividad (Hegarty, 2012).
 
CARACTERÍSTICAS NUTRICIONALES DE LA PRADERA PERMANENTE
En regiones templado-húmedas como Nueva Zelanda, el sur de Chile y en otros países como Irlanda, las praderas permanentes están dominadas por especies gramíneas y una menor proporción de leguminosas. Las praderas que se consideran de mayor calidad están constituidas de mezclas con predominio de ballicas perennes (Lolium perenne L.) y una menor participación de trébol blanco. El valor nutritivo de estas praderas está determinado por factores como la composición botánica, la morfología, el estado de madurez y la época del año (Andueza et al., 2010). En primavera y otoño la pradera está compuesta principalmente por hojas tiernas, destacándose por su bajo contenido de fibra (FDN: 30 – 40 %), alta digestibilidad (DOMD: 75 – 80 %), alta proteína cruda (PC: 25 – 30 %) y bajo nivel de carbohidratos solubles (CHOS: 8 – 15 %). La fibra en esos períodos es altamente digestible y, por lo tanto, aporta menos “fibra efectiva”, con lo que pueden ocurrir pH ruminales menores a 6 (Kolver y de Veth, 2002). Esta alta digestibilidad de la fibra puede llegar a más de un 60% (Keim et al., 2013), junto a la alta relación entre proteína cruda (25-30 % o más de la MS) y contenido de CHO solubles (10-15 %, MS) tiende a disminuir la eficiencia de la síntesis microbiana en el rumen. En estas condiciones (i.e. pastoreo de praderas tiernas, sin suplementación), la EM de la pradera permite sostener producciones diarias de hasta 28 l/vaca/día o ganancia de PV en novillos de hasta 1.2 kg/día, siendo el primer factor nutricional limitante para la producción, ya que el contenido de PC permitiría sostener producciones de hasta 35 l/vaca/día (Kolver, 2003). De este modo se produce un exceso de proteína degradable en el rumen (vs. la capacidad de este para “fijarla” como proteína microbiana); el cual es absorbido como amonio a través de la pared ruminal y convertido a urea en el hígado.
A fines de primavera e inicios de verano, la pradera entra en estado reproductivo, aumenta la proporción de tallos y de materia muerta, con un mayor contenido de fibra (45 – 60 % FDN), menor digestibilidad 55 - 70 % DOMD) y menor contenido proteico (10 - 15 % PC; Keim et al., 2015). De este modo los consumos de energía y de proteína en animales que pastorean son a menudo limitados en el verano (en condiciones de secano, situación que conlleva a una menor producción de ácidos grasos volátiles y proteína microbiana a nivel ruminal (Keim et al., 2014), permitiendo sostener producciones de como máximo de 15 l/vaca/día o ganancia de PV en novillos de 0.6 kg/día. Bajo estas circunstancias, se hace necesario suplementar, ya sea con concentrados o algún cultivo suplementario que cumpla con igual objetivo.
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CARACTERÍSTICAS DE LOS CULTIVOS SUPLEMENTARIOS
La producción intra-predial de forrajes ayuda a reducir la adquisición de suplementos y los costos de producción, por ende mejora la rentabilidad de los sistemas lecheros. Sin embargo, el uso de forrajes suplementarios en la lecherías chilenas representa alrededor del 5% de la dieta media anual (Anrique, 2011). Entre los cultivos forrajeros de mayor proyección para las lecherías del sur de Chile destacan el maíz para ensilaje, la alfalfa y las brásicas forrajeras; siendo éstas últimas donde existe una mayor carencia de información científica. La inclusión de éstas podría resultar una herramienta importante durante los períodos de bajo crecimiento de la pradera (invierno y verano) momento en que los requerimientos de las vacas aún se mantienen altos por encontrarse a fines del primer e inicios del segundo tercio de lactancia.
 
Brásicas Forrajeras
Las Brásicas Forrajeras son ampliamente usadas en la alimentación animal debido a su rápido crecimiento, alto rendimiento y valor nutritivo. El buen valor nutritivo se enfoca en su alta concentración de nutrientes, caracterizados por las concentraciones medias de proteína (130 – 193 g kg-1 MS) y altos de energía metabolizable (2,6 – 3,3 Mcal kg-1 MS). Las BF son utilizadas extensamente como cultivo suplementario de verano en las lecherías de secano del sur de Chile. Entre las BF de importancia por su uso estival se incluye al nabo forrajero (NF) y al raps forrajero (RF).
El NF tiene un rápido crecimiento y dependiendo de la variedad presenta el máximo rendimiento entre los 80 – 90 días. En su composición nutricional el nabo forrajero contiene entre 101 – 115 g kg-1 de materia seca (MS), 130 – 196 g kg-1 MS de proteína cruda (PC), 213 – 240 g kg-1 MS de fibra en detergente neutro (FDN), 238 - 272 g kg-1 MS de carbohidratos no estructurales, 2,89 - 3,09 Mcal kg-1 MS de energía metabolizable (EM) y digestibilidad de la MS entre 808 – 897 g kg-1 MS.
El RF en su composición nutritiva presenta aproximadamente 126 g kg-1 de MS, 108 – 265 g kg-1 de PC, 233 – 234 g kg-1 MS de FDN, 167 – 263 g kg-1 MS de CHOs y 2,53 – 3,15 Mcal kg-1 MS de EM. Presenta una digestibilidad variable de la MS de entre 809 – 881 g kg-1 MS
La calidad nutritiva puede ser variable dependiendo del estado de madurez al ser pastoreado, pero las variaciones de calidad son mínimas cuando están en el periodo de pastoreo. El consumo disminuye si el pastoreo se realiza en estado temprano ya que presenta reducida palatabilidad, lo cual está asociado al contenido de humedad, nitratos y glucosinolatos presentes en el forraje. El límite de consumo sugerido es de 5 kg MS vaca día-1 y después para equilibrar la dieta y evitar acidosis se recomienda proporcionar pradera con alto contenido de fibra (Barry, 2013).
En un estudio reciente, Cabanilla (2016) estudió las características fermentativas de las bráscicas forrajeras de uso estival. En gerneral se observó que estas especies poseen más de un 35% de material soluble y una degradabilidad potencial cercana al 90%. Adicionalmente, poseen una rápidad velocidad de degradación (18% h-1 ), la cual es similar a granos de cereales. Adicionalmente, se pudo observar que la PC de estos forrajes es muy soluble (>40%) y se degrada a una velocidad mayor que la MS (>30% h-1 ) lo que representa una asincrnía entre la disponibilidad de Energía y NH3 a nivel ruminal. La fermentación de las brásicas a nivel ruminal tendió a generar una mayor proporción de ácido acético y butírico con una relación C2:C3 más estrecha en relación a praderas permanentes cosechadas en verano. Ambas especies (Nabo y Raps forrajero) presentaton similar producción final de AGVs, producto de la similar cantidad y perfil de CNE (azúcares y almidón). De este modo, concluye que comparativamente con resultados de estudios con praderas de verano, las BF permiten aumentar el aporte de nutrientes y la eficiencia de la fermentación ruminal.
El uso de nabo forrajero en verano ha demostrado ser una alternativa a la suplementación con cebada para vacas en lactancia media (Moate et al., 1998), sin embargo, Parga et al. (2009) observaron una menor respuesta a la suplementación con nabo forrajero (0.5 kg leche/kg de suplemento) en comparación a concentrados amiláceos (0.78 kg leche/kg concentrado). A pesar de la menor respuesta, la suplementación con nabo podría resultar más rentable, ya que el costo por kg de MS de nabo es alrededor de 2.5 veces menor al valor de los concentrados.
 
Praderas compuestas por especies de hoja ancha
Estas especies han surgido como una alternativa para la alimentación de rumiantes en período estival, dado que son tolerantes a la sequía y mantienen un mayor crecimiento y mejor calidad nutricional que las especies gramíneas. Estos forrajes se caracterizan por mantener una alta proporción de hojas verdes, las cuales aportan energía en forma de fibra soluble, lo que conlleva a una fermentación de tipo acética (Sun et al., 2011). En estudios realizados en el país, se ha observado que estas praderas logran triplicar la producción de praderas de gramíneas durante la época estival.
Si bien en Chile no se han realizado evaluaciones de respuesta productiva, existen antecedentes en Australia (Chapman et al., 2008) y Nueva Zelanda (Totty et al., 2013) que vacas lecheras alimentadas con estas praderas incrementan su producción de leche respecto a vacas alimentadas con praderas de gramíneas. Sin embargo, es necesario considerar posibles efectos sobre la composición de la leche, y específicamente a la concentración de grasa láctea, ya que esta puede disminuir debido al bajo consumo de fibra efectiva en la dieta.
 
 
REFERENCIAS
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Autores:
Juan Pablo Keim
Universidad Austral de Chile
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Oscar Balocchi L.
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