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Sistema de lechería familiar: edad al primer servicio y al primer parto de becerras y calidad de calostro

Publicado: 12 de diciembre de 2016
Por: Dr. Mario A. Espinosa Martínez y M.C. Luis J. Montiel Olguín. Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias.
Entre los diferentes sistemas de producción de leche en México, se encuentra el familiar/semitecnificado. A pesar de que generalmente presenta condiciones deficientes de producción (García, 1999; Mellado, 2010), aporta la tercera parte de la producción total en el país (Barrera y Sánchez, 2003). En diferentes publicaciones se han descrito las características que predominan en estos sistemas familiares como la tipificación de los productores, producción de leche, inventarios y la tecnología empleada (Barrera y Sánchez, 2003; Espinosa et al., 2011). Sin embargo, es prácticamente inexistente la relacionada a las condiciones en que se realiza el proceso de crianza, por lo que este documento pretende describir algunos indicadores que deben ser tomados en cuenta durante la crianza, así como resultados de la calidad de calostro generados en diferentes regiones del país.
 
Importancia de la crianza de los reemplazos lecheros
El proceso de crianza de becerras de reemplazo no brinda un ingreso económico para el productor, hasta que la becerra llega a su primer parto e ingresa al hato productor, por lo que en muchas ocasiones se descuida su atención. Sin embargo, la inversión (y no el gasto) que representa la producción de reemplazos puede verse retribuida ampliamente cuando estos inician su producción de leche. Si se les brindan las condiciones necesarias, podrían contribuir a mejorar los indicadores productivos y reproductivos de las unidades de producción. Se ha reportado que la edad al primer parto de la becerra para no tener efectos adversos sobre la producción de leche es de 22-24 meses (Zanton y Heinrichs, 2006), con los indicadores de crecimiento apropiados. Pueden no ser evidentes para los productores del sistema familiar las pérdidas económicas que genera un crecimiento deficiente de las becerras; sin embargo se afectarán sus indicadores futuros como la edad al primer servicio, la edad al primer parto y sus niveles de producción de leche, entre otros (Donovan et al., 1998; Hultgren y Svensson 2009; Hultgren y Svensson, 2010; Pirio et al., 2000; Svensson y Hultgren, 2008).
Por lo anterior, todos los esfuerzos que se realicen para poder tener un buen proceso de crianza, será recompensado en el futuro. Si una vaquilla no ha parido a la edad de dos años, después de esto el productor tendrá un gasto extra de 2 dólares al día, hasta que la hembra genere su primer cría. Esto significa que por cada mes que se retrase en su parto, tendrá que gastar aproximadamente 60 dólares extra por concepto de mantenimiento, atención veterinaria, etc., para estos animales (Schingoethe y García, 2004) y aumentará el número de reemplazos requerido para mantener estable el hato.
 
Indicadores de crecimiento durante la crianza
Durante las primeras semanas de vida, se requiere un alto grado de atención en el cuidado de las becerras; previo al destete y poco después de él, las becerras presentan las mayores tasas de morbilidad y mortalidad principalmente por causas asociadas a problemas de diarrea y neumonías (Maunsell y Donovan, 2008). En los sistemas familiares de producción no se cuenta con las mejores condiciones sanitarias, ni con los mejores alojamientos, lo que aumenta el riesgo de exposición a agentes patógenos. En este sistema las tasas de mortalidad de las becerras rondan el  7% (González et al., 2010; Velázquez et al., 2005), aunque hemos observado una tasa de mortalidad de 16% de las becerras hasta una edad de 18 meses en hatos de Guanajuato.
El peso al nacimiento de las becerras es uno de los indicadores del vigor de la cría y puede estar relacionado al grado de sobrevivencia, especialmente en las primeras semanas de vida (Barrier et al., 2011; Johanson y Berger, 2003). Se ha observado que en bovinos de lechería familiar de diferentes regiones (Querétaro, Guanajuato y Jalisco), un alto porcentaje de las becerras nacen con un peso menor a los 40 kg, lo que podría venir en detrimento de su sobrevivencia (Espinosa et al., 2012a; Espinosa et al., 2012b). Algunos factores de riesgo para un bajo peso al nacimiento (menor a 40 kg o menor a 36 kg) en este sistema, fueron el uso de semental y la falta de registros. Es probable que en hatos donde se emplea exclusivamente inseminación artificial, la mayor calidad genética, favorezca el peso al nacimiento de la becerra.
En la región del Bajío (Querétaro y Guanajuato) también se observó que las becerras que nacen en unidades que tienen sistema semiestabulado y que no seleccionan reemplazos, tienen mayor riesgo de nacer con un bajo peso al nacimiento (Espinosa et al., 2012b). Es probable que una mejor nutrición en los sistemas estabulados y el uso de material genético de mejor calidad también estén involucrados en estas respuestas.
Otros dos indicadores importantes durante la crianza son la edad al primer servicio y la edad al primer parto. Ya que uno de los objetivos principales es lograr una edad apropiada al primer parto, este indicador podrá reflejar en parte la eficiencia del proceso en la unidad de producción. Para ello, la primera inseminación de la becerra deberá darse a una edad en la que su crecimiento y desarrollo corporal sea el adecuado, al menos un 50-55% de su peso corporal maduro para darle servicio por primera ocasión (Espinosa y Montiel, 2011).
En hatos familiares de producción de leche de Jalisco y de Coahuila la edad al primer servicio fue de más de 19 meses y 15.7 meses, respectivamente (Espinosa et al., 2012a; Cuadro 1), mientras que en otros trabajos se ha reportado que el primer servicio ocurrió a los 18 meses (Guevara et al., 2009). Desafortunadamente, la mayoría de estudios no ofrecen mayores detalles de estos indicadores. Aunque el valor registrado en Coahuila podría parecer adecuado, es importante también considerar la dispersión de los valores y no sólo el promedio. De acuerdo a esto, un alto porcentaje de vaquillas presentó su primer servicio después de los 16 meses (65.8 y 33.4%, para Jalisco y Coahuila, respectivamente), como lo muestra la figura 1.
 
Cuadro 1. Edad al primer servicio y primer parto de vaquillas en Jalisco y Coahuila
Sistema de lechería familiar: edad al primer servicio y al primer parto de becerras y calidad de calostro - Image 1

Figura 1. Edades de presentación del primer servicio de vaquillas en el sistema familiar de producción de leche
Sistema de lechería familiar: edad al primer servicio y al primer parto de becerras y calidad de calostro - Image 2
 
Por otro lado, la edad al primer parto fue de 26.3 meses para Jalisco y 24.1 meses para Coahuila (Cuadro 1). Para los dos estados, el porcentaje de vaquillas que presentaron su primer parto a una edad mayor a los 25 meses fue superior al 50% (Figura 2). En algunos estudios, la edad al primer parto registrada es todavía mayor, 28 y hasta 31.5 meses (Guevara et al., 2009); sin embargo, no se brindó mayor información sobre algunos rangos de edades.
 
Figura 2. Edades de presentación del primer parto de vaquillas en el sistema familiar de producción de leche
Sistema de lechería familiar: edad al primer servicio y al primer parto de becerras y calidad de calostro - Image 3
 
Lo anterior indica que existe un alto porcentaje de animales que presentan un crecimiento deficiente, por lo que la asesoría para estos productores es muy importante. Aunque aquí sólo se describe la edad de las becerras, otros indicadores también deben ser tomados en cuenta como el peso y la condición corporal.
 
Calidad de calostro
El aspecto mas importante para aumentar la protección de la becerra recién nacida contra enfermedades, es el consumo de calostro de calidad en cantidad suficiente. Por las características de placentación, la becerra nace carente de anticuerpos, estos deberán ser proporcionados por el calostro. Diferentes factores contribuyen a modificar la composición del calostro (Morrison, 2005), exigiendo esto un mayor cuidado en su colección y manejo.
Aunque se ha reportado que un alto porcentaje de calostros pueden ser de baja calidad (Gulliksen et al., 2008; Morril et al., 2012), hemos observado que bajo condiciones familiares de producción y en diferentes regiones de México (Bajío, Centro, Templada, Altos de Jalisco y Saltillo) la mayor parte de ellos presentaban en promedio una alta concentración de inmunoglobulinas como lo muestra el cuadro 2 (Espinosa et al., 2013; García et al., 2015). 
 
Cuadro 2. Contenido promedio de inmunoglobulinas en calostro de diferentes regiones de México
Sistema de lechería familiar: edad al primer servicio y al primer parto de becerras y calidad de calostro - Image 4
 
Si la clasificación se realizaba considerando los niveles de inmunoglobulinas, un alto porcentaje de estos tenía una clasificación superior en la mayoría de las regiones (Cuadro 3). Una de las razones podría ser que los vientres que se mantienen en condiciones familiares de producción tienen menores niveles de producción de leche y en consecuencia podrían tener menor producción de calostro, lo que disminuye la dilución de inmunoglobulinas. Por esta razón, se ha recomendado que se utilicen calostros cuyo volumen en el primer ordeño es menor a los 8 litros (Blanco, 2011). Es probable que en muchos de los casos en los que existe una elevada mortalidad o morbilidad de las becerras, en unidades de producción familiar, la razón pueda deberse a un bajo consumo de calostro, el mal manejo en su colección y/o almacenamiento, y no por su calidad misma. En este sistema de producción, el no ofrecer una dieta de reto a la vaca y una condición corporal al parto <2.75 puntos, pueden ser factores de riesgo para una baja calidad de calostro (García et al., 2015).
 
Cuadro 3. Porcentaje de calostros con calidad inferior, moderada y superior de diferentes regiones de México
Sistema de lechería familiar: edad al primer servicio y al primer parto de becerras y calidad de calostro - Image 5
 
Conclusiones
La calidad del calostro bajo las condiciones del sistema familiar de producción de leche puede parecer adecuada, pero es importante también mantener un buen manejo en la colecta y/o almacenamiento del mismo, para disminuir en las becerras el riesgo de contraer enfermedades. Por otro lado, el proceso de crianza de algunas regiones del país presentan deficiencias que se ven reflejadas en retrasos en su edad al primer servicio y al primer parto. Aunque los datos promedio pueden brindar buena información, es importante tomar en cuenta la dispersión de estos indicadores para tener una visión clara de los mismos. Finalmente, es evidente que en estos sistemas se requiere de una mayor asesoría técnica que pueda mejorar sus indicadores y lo más importante, mejorar con ello las condiciones socioeconómicas del productor. 
 
Agradecimiento
Se agradece al fondo sectorial SAGARPA-CONACYT por el financiamiento otorgado mediante el Macroproyecto “Mejoramiento de la productividad, competitividad y sustentabilidad de la cadena productiva de leche de bovino en México”.
 
Literatura citada
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Espinosa MMA, Montiel OLJ, Estrada CE, Mellado BM, Vera AHR, Ramírez SM. Indicadores productivos-reproductivos de vaquillas de reemplazo, en sistemas de lechería familiar. Memorias del XXXVI Congreso Nacional de Buiatria. Asociación Mexicana de Médicos Veterinarios Especialistas en Bovinos Mérida, Yucatán 2012a; 1271-1278.
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Zanton G, Heinrichs J. “Is there a best growth rate for heifers”? Hoard’s Dairyman 2006; 8.
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Autores:
Mario Alfredo Espinosa Martínez
INIFAP México
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Mario Alfredo Espinosa Martínez
INIFAP México
29 de diciembre de 2016
Hola Giovani, en las regiones estudiadas el clima que predomina es templado semiseco y templado subhúmedo, con temperaturas que en promedio anual van de los 14 a 18ºC. Saludos
Umberto Francesa
23 de diciembre de 2016
Excelente el punto que hace Mario en este articulo al referirse a una situacion que es muy común en Latinoamérica. Yo creo que el problema radica en la falta de programas de educación pecuaria existente en nuestros países a esos ganaderos de escasos recursos económicos. La crianza de terneras ha sido seriamente impactada con las alzas en precio que los re emplazadores han experimentado en los últimos 10 anos. Estos propietarios simplemente no pueden seguir las recomendaciones del fabricante y en su mayoría, las terneras no van a alcanzar el peso y tamaño corporal mínimo adecuado al primer servicio.
Jorge E. Cajiao
31 de diciembre de 2016
gracias señores foristas sus anotaciones son de mucha ayuda para loss productores de mediana y pequeña escala, sinembargo quisiera que nos informaran la edad ideal para el primer servicio y por consecuencia 9 meses el primer parto. Nuestras tierras estan en verano o clima seco por los 90 grados centigrados y en tiempo de lluvias por los 65 grados centigrados. En mi zona se cree q cuando una vacona llego a cierto peso es hora de darle el primer servicio sin tener en cuanta la edad ya podria ser 15 meses y lo mismo seria 25 meses por lo cual hay tanta mortalidad (no tengo estadisticas) especialmente en la epoca seca
Miguel Angel Sanchez
28 de diciembre de 2016
Considero una exposición magnífica y extensamente fundamentada, su valor es alto y satisfizo mi deseo y curiosidad de comparar estos factores de prendes y paradero de becerras, gracias Solo una observación, durante la lectura hay que hacer cálculos constantemente ya que en el texto los tiempos los manejan en meses y en las tablas con días y porcientos. Muy agradecido Miguel Sanchez de jalisco, área de Chapala
Santiago Londoño Posada
28 de diciembre de 2016
Dale pasto a voluntad desde la menor edad posible para que el animal empiece a comer lo mas joven posible y asi pueda empezar a funcionar el rumen a la menor edad posible que cada animal sea capaz de hacerlo puesto que cada animal es un individuo diferente. Suministra en igual forma un cuido de terneras bueno para que pueda suplementarse adecuadamente y asi desarrolle con mayor precocidad y llegue a su buen desarrolo a temprana edad. Agua y sal balanceada desde pequeñita
Alexander Santos Hernandez
25 de diciembre de 2016
Muy interesante lo que exponen, sin embargo tengo una pregunta . ?hasta que punto puede suplementar el pequeño productor con forraje verde de corte, sin dejar de ser eficiente en el Levante. Sabiendo que la liberalización debe aportarse.
Santiago Londoño Posada
23 de diciembre de 2016
No necesariamente se requiere lactoreemplazador solo basta buen manejo de praderas y suplementacion nutricional y cuidados en epoca de lactancia ademas de evitar charcos pantanos y diarreas en terneras y vacas madres curacion de hombigo y suplemento mineral balanceado y buena fuente proteica en los suplementos que los hay de bajo o regular costo. Es mas barato suplementar bien que levantar mal los animales ahi es donde radica la no o buena onregular rentabilidad del hato.
Giovani Encinoza
19 de diciembre de 2016
seria importante conocer las condiciones climaticas donde se desenvuelven estos sitemas familiares de leche
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