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Instalaciones para el suministro de alimentos. Pautas generales que permiten orientar la decisión

Publicado: 29 de junio de 2015
Por: L. BRONDINO, Karina Elizabet GARCIA, Laura Beatriz GASTALDI, Natalia Veronica BULACIO CAGNOLO, Mariano FERREIRA, Jorge DOMINGUEZ, Nicolas SOSA, Emilio Gerardo WALTER y Miguel Angel TAVERNA. INTA
Existe una creciente utilización de granos, forrajes conservados y subproductos agroindustriales en la alimentación del rodeo de vacas lecheras. Muchos tambos planifican un uso más prolongado en el año, además del invierno, otros una utilización permanente, como alimentos exclusivos en dietas tipo “TMR” (ración total mezclada) o combinados con el pastoreo. La mayoría de los tambos no disponen de la infraestructura adecuada para estos manejos, haciéndose crítica en los últimos años por las inclemencias climáticas (especialmente las inundaciones). La combinación de esta situación (falta de instalaciones + inclemencia climática) provoca situaciones de estrés y no-confort en los animales, que se manifiestan en bajas producciones de leche, limitadas respuestas productivas y reproductivas y graves problemas sanitarios, especialmente mastitis y problemas podales. La infraestructura por la que se opte, debe responder a dos premisas básicas: a) suministrar alimentos en condiciones adecuadas, minimizando pérdidas y brindando confort al animal y, b) minimizar los impactos ambientales.
 
Aspectos constructivos básicos (no negociables)
  • Pisos firmes. Las vacas no pueden permanecer en el barro.
  • Sombra. En todas las cuencas lecheras es imprescindible disponer de sombras para otorgarles protección y confort.
  • Agua. Proveer un abastecimiento ilimitado de agua fresca y limpia. se estima un consumo promedio de 100 a 150 litros/vaca/día.
  • Acceso al alimento. La instalación debe garantizar la disponibilidad permanente del alimento suministrado a todas las vacas.
  • Integración al sistema. Se debe planificar una integración de la instalación al sistema tambo.
Se describen 3 modelos de instalaciones genéricas con niveles de manejo, complejidad e inversión creciente. Lógicamente, sobre cada una de éstas alternativas existen numerosas variantes.
1. Temporario, relocalizable y de baja inversión.
No se dispone de pisos de cemento. El confort de los animales se logra rotando el lugar de encierro en la medida que éste se deteriora. Considerar una superficie mínima de 30-40 m2 por vaca por piquete. El alimento se puede depositar a) En el suelo utilizando un boyero (evita pisoteo y las excreciones) o b) Comederos con patines (se desplazan fácilmente con la ayuda de un tractor).
Ventajas:
  • Sistema flexible que permite habilitar piquetes a medida que se requieran;
  • La rotación limita la generación de sectores muy contaminados;
  • La inversión es baja: < 300 U$S/vaca.
Desventajas:
  • No garantiza responder adecuadamente frente a temporales, inundaciones;
  • Pérdidas altas de alimento (15 a 30%);
  • Necesaria una sombra por sector de encierre;
  • Se dificulta la circulación del tractor con carro y/o mixer
2. Permanente, tipo corral seco.
Se asigna una superficie entre 50-70 m2 por vaca y un sector de suministro de alimento de 0,60-0,70 m lineales por vaca. Se construye un camino afirmado (hormigón u otro material) por donde circula el tractor y el alimento se distribuye a ambos lados de esta calle central. Existen estructuras permanentes de sombra, dimensionadas según la cantidad de animales. Las aguadas están distribuidas en distintos puntos del corral. Estos corrales deben ser compactados y tener un esquema de pendientes para un rápido drenaje.
Ventajas:
  • Alternativas más adaptadas para la mayoría de los tambos que intensifican el sistema; Garantiza confort a los animales (pisos, sombra);
  • Limita la pérdida de alimento (<10%) y se integra al sistema;
  • Responde adecuadamente a problemas climáticos.
Desventajas:
  • Requiere de equipos para efectuar mantenimiento periódico;
  • La inversión varía entre 300 y 1000 U$S/vaca.
3. Permanente, tipo establo.
Las vacas disponen de camas individuales donde se echan, callejones de hormigón por donde circulan las vacas y sectores donde se le suministra el alimento. Toda la superficie está techada. La superficie por vaca es mínima, alrededor de 15 m2. Normalmente se utilizan sistemas forzados que garantizan un confort para las vacas (aspersión y ventilación forzada).
Ventajas:
  • Mínima superficie asignada por vaca;
  • Posibilidad de lograr un control total del sistema y una elevada conversión de los alimentos en leche;
  • Mínima pérdida de alimentos (<8%);
  • Alta posibilidad de adaptación a ambientes muy limitantes.
Desventajas:
  • Alta inversión: mayor 1000 U$S/vaca;
  • Altos costos operativos y de requerimiento de personal;
  • Riesgos sanitarios altos;
  • El sistema es muy sensible, ante cualquier error, las pérdidas son muy altas
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Autores:
Karina García
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria - INTA
Nicolás Sosa
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria - INTA
Emilio Walter
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria - INTA
Ing. Miguel Taverna
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria - INTA
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Roberto Flores García
9 de septiembre de 2015
Estoy en proceso de construcción del establo,ya llevo la cimentación,comederos a ambos lados 50*20 techado,bebedores en ambos lados,espacios para sol 2000 m,quiero hacer una sala de ordeña,recibo sugerencias Gracias.
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Rosmiguelys del V Martinez Mendez
30 de junio de 2015
La alta inversión es la causa del desanimo de muchos productores en América latina, nadie escapa de esta realidad. La explotación lechera es una ardua tarea y somos los profesionales en el área quienes debemos seguir propagando información como esta, de tal manera que los productores lecheros evalúen el costo-beneficio apuntando siempre a la obtención de materia prima de calidad y con rentabilidad en el tiempo.
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Ramón Navedo
30 de junio de 2015
Muy buen artículo.
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Dionisio Trujillo Garcia
30 de junio de 2015
Si la inversión es alta, los costos operativos también y el hacinamiento genera riesgos sanitarios, la prudencia y experiencia indican que la explotación lechera para ser competitiva deberá ser masiva y con estándares de calidad baja, como la que conocemos en el mercado. En consecuencia los sistemas tradicionales son los óptimos para producir una leche de calidad e incluso la llamaría sustentable.
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