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Comportamiento y bienestar del bovino lechero

Publicado: 25 de julio de 2016
Por: Miranda-De La Lama, G.C. Departamento de Ciencias de la Alimentación, División de Ciencias Biológicas y de la Salud, Universidad Autónoma Metropolitana, UAM-Lerma, Av. Hidalgo Poniente 46, 52006, Lerma de Villada, Estado de México.
Introducción
La intensificación de los sistemas lecheros ha requerido que los animales involucrados en los procesos de transformación sean seleccionados genéticamente a una mayor productividad. Producir más al menor costo posible ha sido una constante. No obstante un programa de selección en una única dirección, sin tener en cuenta otros aspectos como salud y bienestar, ha superado en muchos casos los límites biológicos de la especie. El aumento en la producción lechera debe verse con cierta preocupación debido a que está relacionado a: i) Un descenso en la tasa de fecundidad y longevidad; ii) Alta incidencia de mastitis, cojeras y desordenes metabólicos; iii) Incremento en los estados de reactividad al manejo y desordenes conductuales (e.g. estereotipias). En este contexto, las buenas prácticas de manejo tienen una importancia vital, no solamente desde la perspectiva del bienestar y la calidad de los productos, sino también de la inocuidad alimentaria. Una gestión efectiva del bienestar en el establo lechero, requiere del control de varias etapas críticas que incluyen el destete, descorne, profilaxis, ordeño y conformación de los grupos. La coordinación de todas estas operaciones es una tarea compleja que requiere una buena organización y minimización de la reactividad y frustración que son propiciados frecuentemente por diversas prácticas de manejo. La gestión eficiente de un establo que tenga al bienestar como eje, tendrá un impacto positivo en las ganancias de los productores, distribuidores y minoristas, debido a que estas actividades afectan la producción, la calidad y la satisfacción del consumidor.
El bienestar animal es un concepto transversal que abarca todas las disciplinas involucradas en el desarrollo y la optimización de los sistemas de producción. Los factores causantes de las variaciones en la escala de valoración, los podemos agrupar en tres niveles o criterios de valoración: los que están basados en el ambiente productivo (estresores); basados en el animal (respuesta de estrés); y los basados en las consecuencias de la adaptación (salud, productividad y calidad del producto). De esta manera podremos asignar notas parciales a cada nivel y finalmente combinarlas en una nota conjunta. Cada nivel es un parcial que se resume en una nota final. Sin embargo no todos los parciales valen lo mismo. Por ello se deben ponderar las notas parciales de acuerdo a la importancia que se les quiera asignar. Además, la ponderación no será fija a lo largo del tiempo, sino que debe tener un carácter dinámico. Una única medida no es suficiente para tener una idea aproximada de cuál es el nivel de bienestar de los animales. Incluso una aproximación con múltiples variables, pero desde una sola perspectiva (i.e. comportamiento) tampoco es suficiente. Por lo cual, debemos desarrollar una serie de variables que abarquen todas las perspectivas. El presente capitulo, hace un análisis breve de los diversos tópicos actuales de bienestar en el ganado lechero en la industria lecherea que tienen impacto la producción, la salud y la calidad de los productos.
Comportamiento
En condiciones de libertad los bovinos muestran organizaciones sociales muy distintas a las que vemos en los sistemas actuales. La estructura social de los hatos está determinada por grupos matriarcales que consisten de hembras adultas con sus crías de la estación y separadamente grupos de machos. Por ejemplo, en poblaciones de ganado feral se ha observado que las hembras y los animales jóvenes pastorean libremente en grandes áreas, mientras que los machos adultos se mantienen en subgrupos con territorios bien definidos. Los grupos se forman por 30-40 individuos y el rango de edad es muy amplio. La cohesión entre individuos es muy intensa, por lo que la frecuencia de interacciones agresivas es muy baja y las jerarquías son muy estables. En las explotaciones lecheras modernas las estructuras sociales de los animales se alteran totalmente, manteniendo grupos de un sólo sexo, y densidades altas o bien en aislamiento (i.e. sementales) lo que los predispone a mostrar patrones de comportamientos anormales. Estudios sobre el uso de espacio, revelan que las vacas necesitan lugares donde se puedan ocultar para evitar confrontaciones con otros individuos, incluso llegan a usar barreras físicas, como los cubículos y comederos para este fin. En situaciones de alta densidades, el espacio individual es invadido con mayor frecuencia aumentando la competencia por recursos, incrementando las interacciones agresivas. Además, el constante reagrupamiento y grupos grandes no permiten que los animales se reconozcan individualmente y se formen jerarquías estables aumentando los niveles de agresión, estrés social y falta de cohesión social. Las consecuencias del estrés social son importantes ya que puede tener efectos endocrinológicos e inmunológicos de largo plazo, que se relacionan con aumento en la aparición de enfermedades, reproducción reducida y una conversión alimenticia pobre. La medición de rango social en vacas no es simple, y se ha alejado de la simple relación dominante-subordinado basándose solo en las interacciones agresivas. Recientemente se ha destacado que las interacciones afiliativas pueden ser de igual o mayor importancia para mantener lazos sociales y formar estrategias sociales permanentes.
El comportamiento de las vacas en estabulación es menos sincronizado comparado a las que están en pastoreo, además de que el tiempo total que dedican a pastorear es mayor que el que destinan en un comedero. En el caso de los periodos de descanso, las vacas dedican mayor tiempo a descansar cuando están en pastoreo que cuando están confinadas, y además la variación individual de la conducta de descanso es mucho mayor en condiciones de confinamiento. Esto quiere decir que no todos los individuos se adaptan en la misma forma a los cambios del entorno. Cuando no se tienen suficientes espacios para comer o descansar, se tienen efectos negativos de salud sobre las vacas de menor jerarquía social, ya que tienen que descansar fuera de los cubículos o comer menos en horas inusuales en comparación con el resto del hato. Así mismo, aquellos animales que por evitar confrontaciones tienden a estar parados más tiempo, son más susceptibles a sufrir de padecimientos podales. La estabulación y dietas bajas en fibra pueden causar el desarrollo de conductas estereotipadas, particularmente orales. Las estereotipias son patrones conductuales repetitivos sin función aparente que han sido descritos como anormales que están vinculados a estados de frustración y ambientes poco estimulantes. Las estereotipias reportadas en becerros y vacas son las orales, entre las cuales se ha descrito el enrollar la lengua, mordido y lamido de rejas, comederos y tubos diversos.
Los becerros tienen una serie de problemas de bienestar característicos, debido a que son separados de la madre a una edad temprana y generalmente son alojados en corrales individuales, que restringen, y en algunos casos suprimen totalmente, la mayoría de los patrones de conducta social e individual. Suelen ser confinados por largos períodos en sitios donde no pueden dar la vuelta, ni acicalarse la región posterior de su cuerpo, mantienen niveles elevados de motivación para moverse e interactuar socialmente, aunados a una incidencia más alta de incapacidad para moverse cuando se les saca de las corraletas y mayores niveles de cortisol. Estos animales, al ser expuestos a una situación social no muestran patrones normales de interacción social y como consecuencia no son capaces de competir por alimento con becerros criados en grupo, reflejado en una disminución en la ganancia de peso.
Aunado al incremento de estereotipias y comportamientos re-dirigidos que resultan en una alta ingestión de pelo con la formación subsecuente de tricobezoares. Dos de las alteraciones del comportamiento más comunes en becerros criados en grupo, son mamarse entre sí y beber orina. El mamarse entre sí puede aumentar con el uso de cubetas, ya que los animales redirigen la conducta de succión a otros becerros. La sustitución de cubetas por mamilas, ha sido reportada como inhibitoria de la succión prepucial entre becerros. Existe una mamila patentada ('Botella Braden') que toma ventaja de la motivación para mamar de los becerros. Esta tiene un pezón de plástico que permite que salga alimento seco cuando el becerro succiona o muerde. Después de que son alimentados con leche para estimular una respuesta de mamar, se coloca la botella Braden y el becerro aprende a ingerir granos a una edad temprana.
Ambiente productivo
Es aceptado que los sistemas intensivos de producción lechera son altamente restrictivos, poco estimulantes y exigentes en términos biológicos, lo cual aumenta el costo energético de los animales para adaptarse al medio productivo. Estos sistemas están basados casi en su totalidad en la estabulación, la cual tiene diversos efectos en la salud (cojeras, mastitis, hipocalcemia, cetosis, etc.), la longevidad y el rendimiento lechero. Diversos factores como el número de cubículos, su diseño, la calidad de los pisos, el ancho de los pasillos y el número de lugares para comer, afectan la cantidad y la calidad del espacio disponible para las vacas. Por ejemplo, los pasillos anexos a los comederos deben ser lo más amplios posibles (entre 3 y 3.5m), esto permite a las vacas pasar sin tener que desplazar a otras que estén alimentándose, permitiendo el libre flujo de los animales, además de tener puntos de entrada y salida en sus extremos. Esto es especialmente importante para los animales de baja dominancia que suelen evitar los pasillos sin varias entradas por temor a ser agredidos y no poder huir, debido a la alta competencia por el alimento.
Existen dos esquemas de estabulación: libre (free-stall), y fija (tie-stall). En la primera los animales pueden moverse libremente en el establo o espacio confinado, disponiendo de áreas colectivas o cubículos a libre elección. La segunda restringe a cada animal en un cubículo, donde se le alimenta y no tiene posibilidad de desplazarse a otra área de manera voluntaria. Aunque en ambos casos, diversos estudios han encontrado impactos de diversa magnitud en parámetros conductuales y fisiológicos, la estabulación fija es la más controvertida. Debido a que restringe el movimiento voluntario y altera las relaciones sociales de los animales. Sin embargo, cuando se les posibilita acceso a áreas en periodos determinados de ejercicio, es posible reducir algunos efectos negativos como el aumento de comportamientos locomotores y de exploración, además de una reducción de cojeras y lesiones de la ubre. Otro estudio ha evidenciado que cuanto más tiempo las vacas están en los cubículos, en el momento que se les da la oportunidad de salir a un potrero son más activas y aumenta el comportamiento exploratorio, es decir podría existir un posible efecto compensatorio.
La ordeña es sin duda uno de los puntos críticos a nivel ambiente productivo que pueden causar problemas de adaptación en las vacas. En muchos hatos de alto desempeño, las vacas se ordeñan dos o tres veces por día. Uno de los estresores más frecuentes en esta etapa, es el tiempo de espera para ser ordeñadas, el cual suele ser problemático en hatos grandes. Diversos estudios han demostrado que la ordeña en ambientes controlados, con manejo calmo y relaciones positivas del ordeñador con los animales, repercuten en una liberación continua de oxitocina durante el ordeño, lo cual permite un eficiente vaciado de la ubre previniendo la mastitis. Sin embargo, cuando las vacas tienen que adaptarse a cambios en la sala de ordeño (ordeño robotizado, nuevas instalaciones, operarios nuevos, cambios de rutina, ruidos, variaciones de luz, entre otros), la liberación de oxitocina suele ser inhibida durante los primeros ordeños y tiende a normalizarse gradualmente.
Los propietarios y los operarios tienen un gran impacto en la salud, el bienestar y la producción. Esto debido a que toman una gran cantidad de decisiones cotidianas de gestión del hato, construcción y/o mantenimiento de alojamientos, y la calidad del manejo. Hay cuatro situaciones en las que los humanos tenemos responsabilidad en el sufrimiento de los animales. La primera de ellas es la ignorancia, es decir no saber qué hacer. Ello se resuelve informando apropiadamente. La segunda es la inexperiencia, es decir saber qué hacer, pero no saber cómo hacerlo, ello se resuelve con formación. La tercera situación es por incompetencia, es decir saber qué hacer, saber cómo hacerlo, pero no ser capaces de hacerlo. Uno de los puntos más importantes que afectan al bienestar son las actitudes del personal hacia los animales, que está determinada a su vez por la empatía, la experiencia, el compromiso laboral y la carga de trabajo. El manejo violento durante el arreo y otras prácticas de manejo que implican cercanía entre el manejador y los animales, ha sido asociado al incremento de estados de miedo asociados a la presencia humana, los cuales tienen repercusiones en la productividad lechera. Por lo cual, es vital que exista un programa de capacitación general de manejo que incluya temas de comportamiento del ganado, interacción humano-animal, manejo calmo, protocolos de intervención en casos de emergencia y el impacto económico de una falta de bienestar en el hato. Una estrategia efectiva en la capacitación al personal, es complementar la transferencia de conocimientos simples con estrategias cognitivas que les permitan generar empatía hacia los animales y ver sus implicaciones prácticas.
El transporte ocasiona, aún en las mejores condiciones un marcado estrés en los animales. La intensidad de esta experiencia depende principalmente de la calidad de la conducción, la duración del viaje, los niveles de vibración, el ayuno, las condiciones atmosféricas, el diseño de los vehículos, la densidad de carga y la mezcla social. Aunque el transporte es un problema de bienestar clásico y muy estudiado en bovinos de carne, en bovinos de leche existe poca investigación. El ganado lechero es transportado por tres razones fundamentales: El envío de vacas de desecho al rastro, participación de los animales a exposiciones ganaderas, y el comercio de vacas, becerros y becerras de reemplazo. Aunque la vibración es un factor problemático en todas las especies, tiene una especial importancia en vacas (sobre todo en caminos en malas condiciones y durante el frenado), debido a que durante el viaje la transmisión de la vibración del piso del vehículo a los animales, puede ser significativo y causa un efecto de péndulo en las ubres creando pérdida de equilibrio durante el viaje. Las caídas suelen causar lesiones cutáneas, ruptura de cuernos, cornadas, fracturas y en casos graves fracturas expuestas. En el caso de las vacas de desecho se debe tener especial cuidado en la elección de que animales se pueden transportar y cuales sacrificarse in situ. Por ejemplo, no se deberían transportar animales con una condición corporal inferior a 2 (escala 1-5), o con lesiones en la columna y/o patas. En el caso de vacas gestantes es importante no elegir animales en el último tercio de la gestación, además antes y después del viaje dotar de suficiente alimento, agua y suplementación mineral.
Salud
Los indicadores de salud utilizados por los veterinarios y los productores se centran generalmente en enfermedades, lesiones y problemas reproductivos. Sin embargo, los problemas de funcionamiento y la adaptación biológica al ambiente productivo son claramente una preocupación para el bienestar. La intensificación, los programas de mejoramiento genético, los avances en la tecnología de ordeño y mejoras en la alimentación, han creado animales capaces de producir más leche de la que se necesita para alimentar un ternero en condiciones naturales. Bajo estos esquemas, la producción de una vaca está situada entre 7,500 a 12, 000 kg de leche (con una lactancia de 305 días), aunque en altas productoras pueden llegar a los 20,000 Kg. Este rendimiento entraña múltiples problemas de bienestar y salud, por ejemplo un animal debe soportar un peso de tejido mamario y leche almacenada que puede ir entre 70 a 140 Kg. Esto se complica con la edad, debido a la relajación de los ligamentos de la ubre, complicando el movimiento y desplazamiento de los animales que pueden originar problemas de cojeras, lesiones en la ubre y mastitis. 
Las cojeras son consideradas como un importante problema de bienestar en las vacas lecheras. Las vacas que sufren de una lesión podal no pueden enfrentar a su entorno debido a las dificultades para expresar patrones de comportamiento normales. La etiología estas lesiones está relacionada a factores tales ambientales (suelos de concreto, pisos húmedos y cubículos incomodos), comportamentales (dominancia social, temperamento), infecciosos (Fusobacterium necrophorum, Bacteroides melaninogénicus, Spirochaetas penortha, Corynebacterium pyogenes), nutricionales (bajo contenido de fibra y alto porcentaje de proteínas), hereditarios (animales grandes y/o pesados, conformación de los miembros) y la habilidad de la vaca para adaptarse a este entorno. Las respuestas conductuales específicas determinarán la manera en que estos factores predisponentes influyen en la presentación de problemas locomotores. Por ejemplo, en un estudio sobre la susceptibilidad individual a presentar diferentes tipos de padecimientos, se observó que aquellos individuos que tienden que evadir socialmente a otros y que permanecen más tiempo parados, son más susceptibles a presentar lesiones de tipo infeccioso. Desafortunadamente, los operarios tienen dificultades para identificar animales enfermedades en las primeras etapas del padecimiento, sobre todo en grandes hatos, donde se dificulta la observación. Otro problema es que en muchas evaluaciones se realizan en sustratos como la paja o el pasto, que amortiguan el paso y reducen la visibilidad de la claudicación. Aunque existen varios métodos de puntuación basados en la dinámica, estos están basados en pocos patrones o en cambios posturales muy concretos como la espalda arqueada, por lo que es recomendable considerar observaciones complementarias, como el tiempo de descanso y el tiempo de dinámica para tener un diagnóstico más certero. Actualmente existen técnicas computarizadas basadas en la cinemática que obtienen medidas precisas de la dinámica y cómo esta cambia con los diferentes tipos de lesiones, sin embargo su uso práctico es aun limitado.
La mastitis es otra enfermedad de origen multifactorial, estrechamente vinculada a la intensificación y constituye un problema serio económico y de bienestar, por la alta incidencia y prevalencia en granjas comerciales. Puede ser definida como una inflamación de la glándula mamaria producto de una etiología infecciosa o no infecciosa. Aunque la mayoría de la mastitis es de origen bacteriano, la mastitis se caracteriza por cambios físico-químicos de la leche y cambios fisiopatológicos del tejido mamario, con posibles síntomas sistémicos. Existen factores conductuales predisponentes, como el mamado entre vaquillas o vacas del hato. Este comportamiento puede causar problemas de mastitis en la vaca receptora, debido a la inoculación de patógenos vía salival del animal emisor, además de causar deformidad, endurecimiento y/o destrucción de los pezones. El tipo de alojamiento es también un determinante en la aparición de mastitis, por ejemplo un estudio encontró que las vacas mantenidas en áreas comunes con camas de paja tuvieron una incidencia significativamente mayor de mastitis clínica en comparación con las vacas alojadas en cubículos con camas de arena.
Las lesiones y/o callosidades del cuello son también una afección relativamente común, debido al contacto prolongado con la barra superior de los comederos durante el consumo de forraje. Estas lesiones son provocadas cuando la distancia entre el comedero y la barra metálica superior es corta, lo cual es común en comederos diseñados hace 40 años cuando las vacas eran más pequeñas de lo que son actualmente. En el presente, estas barras han sido sustituidas por cables que pueden ser revestidos de tubos de PVC y ser ajustadas en su altura, por lo que pueden aminorar el contacto y los daños, además de ser más flexibles.
Productividad y calidad del producto
En los últimos años, una serie de evidencias indican que la falta de bienestar repercute en el comportamiento productivo de los animales y la calidad sus productos. Convirtiéndose en un argumento importante en la promoción del bienestar en la industria ganadera, asumiéndose de manera automática que altos niveles de bienestar, garantizan una mayor producción, lo cual no es necesariamente cierto. Por ejemplo, las vacas lecheras de alta producción tienen niveles de productividad incompatibles con un elevado nivel de bienestar. El costo biológico del estrés de producción al que están sometidas hace que otras funciones vitales como la reproducción sean afectadas, debido a que el intervalo entre partos se alarga. Este costo se traduce en una elevada incidencia de enfermedades metabólicas, superando el punto de inflexión a partir del cual la relación entre productividad y bienestar pasa a ser negativa. La selección genética, los programas de alimentación y manejo han alcanzado un “techo biológico” donde una mayor productividad es incompatible con un aceptable nivel de bienestar. Estudios recientes, en bovinos de leche y de carne han demostrado que cuando se mejoran las condiciones de vida de un animal de manera significativa y este se adapta al medio productivo exitosamente, los animales alcanzan un potencial productivo determinado, que no necesariamente es producir más. Es decir, si se reduce el estrés en la producción, lo que se disminuye o previene son las perdidas en cantidad y/o calidad de los productos. Lo cual sugiere que los efectos del estrés en la calidad de los productos tiene un efecto enmascarador, que no permite medir otros efectos reales de los factores determinantes de la calidad de un producto como el tipo de sistema de producción, alimentación, raza y edad.
El manejo violento de los operarios en el ganado lechero ha sido documentado
como uno de los principales factores que afectan el rendimiento en los establos lecheros, incluso donde las vacas tienen la habilidad de reconocer al operario que las maltrata y esto influye en el rendimiento lechero. Otro estudio realizado en 94 establos en los que se implementó un programa de intervención para mejorar las actitudes y el manejo hacia los animales, mostrando una mejora en la cantidad de leche producida, además de niveles de calidad óptimos de proteína y grasa. También se ha encontrado que el estrés social potenciado en sistemas intensivos tiene una influencia importante en el rendimiento productivo, donde las vacas de alta dominancia producen más leche en comparación con las de baja. Otro ejemplo es la higiene corporal que proporciona información sobre la calidad de vida y características de las instalaciones, la cual está altamente influenciada por las altas densidades, la época de lluvias, una mala limpieza de los cubículos, y un alto contenido de humedad de los sustratos utilizados como cama. Las vacas con mayores índices de suciedad son más proclives a tener altos valores en el conteo de células somáticas, que están asociadas a un descenso en la producción láctea, reducción a la concentración de grasa, lactosa y caseína, además de un efecto negativo en la calidad sensorial en leche pasterizada
Conclusiones
Teniendo en cuenta que la tendencia actual es el la intensificación de la producción, es necesario desarrollar herramientas y protocolos que minimicen el coste biológico de la adaptación de los animales a estos desafíos. Es posible que el impacto del estrés haya sido subestimado en el pasado. Sin embargo, es imprescindible invertir en mejoras en el presente, para procurar el bienestar de los animales y prevenir las pérdidas de la industria lechera. Estas mejoras deberían dirigirse al establecimiento de programas que tengan al bienestar animal como una prioridad, además de la existencia de una legislación que deberá estar basada en evidencias científicas. Al mismo tiempo, será necesario informar a los consumidores y advertir a la industria lechera que el valor ético de un producto es un elemento de creciente importancia económica y una oportunidad de negocio que va en aumento.
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Autores:
G C Miranda-De La Lama
Universidad Autónoma Metropolitana - UAM (México)
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Claudio E. Glauber
UCES
2 de octubre de 2016
Prof. Miranda: Felicito por su presentación y solicito su opinión respecto al tema manejo de comedero y su relación con el confort, sanidad nutricional y bienestar animal en rodeos bovinos lecheros. Muchas Gracias, Claudio Glauber.
Maria Isabel Osorio De la cruz
21 de octubre de 2020
Excelente articulo
walter gutierrez
8 de noviembre de 2016
Excelente artículo, donde se hace énfasis en el confort animal, especialmente en condiciones de stress, concuerdo con sus conclusiones Gracias por compartir su artículo
Ricardo Torres Segura
19 de octubre de 2016
Un articulo diferente pues implica el bien-estar del animal e inclusive aportan los comentarios adicionales. No nos podemos dejas llevar solo por la productividad sin tener en cuenta parámetros de beneficio/ costo y confort de nuestros animales. Ricardo Torres Segura
Luis Alejandro Rojas Coronel
2 de octubre de 2016
Muy buena la presentación, por supuesto cada país tiene sus particularidades pero allí esta el reto.
Fabio Cristobal Quintero Gomez
2 de octubre de 2016
México nos lleva kms de ventaja yo soy pequeño productor me defiendo con pasturas naturales de corte y fijas no engordo produzco leche
Rafael Perez Glez.
UNAM - Universidad Nacional Autónoma de México
2 de octubre de 2016
Dr Revilla en México existen sistemas de producción que están produciendo con tres ordeños al día tiene 38 lts por vaca en linea promedio con raza Holstein y algunos pocos en sistemas pastoreo de raza Jersey sobre todo que tienen promedios de 18 a 20 lts con dos ordeños. Los sistemas intensivos de engorda de ganado para carne tiene diferentes parámetros dependiendo de la zona y de los recursos de cereales ya que esta actividad se viene realizando en corrales de finalización hay quienes reciben ganado de 350 kgs y los llevan a los 450 o 500 kgs para sacrificio y otros que compran de 400 para sacarlos a los 500 o 550 kgs.
Javier Revilla Armesto
2 de octubre de 2016
Excelente Reflexión Ténica MVZ Rafael Perez González ¿Nos pudiera ilustrar por su experiencia en México cuales son los valores máximos productivos de leche y carne bovina en sistemas convencionales de confinamiento con pasturas y casi nulo pastoreo y con sistemas de praderas biodiversas y silvopastoreo? Muchas gracias de antemano Saludos cordiales MSc. Javier Revilla A Cuba
Rafael Perez Glez.
UNAM - Universidad Nacional Autónoma de México
2 de octubre de 2016

Muy buen trabajo también habría que recordar que la calidad de leche de sistemas de producción estabulados es de menor calidad sobre todo por el tipo de alimentación tanto de ingredientes como en la forma de administrarlos, las tendencias han ido en contra de lo natural casi haciendo a los poligastricos rumiantes, monogastricos con las dietas integrales y reduciendo el tamaño de las partículas fibrosas, generando acidos ruminales de una calidad inferior a la que se produce con los forrajes cuando se consumen en pastoreo.
considero que los sistemas de pastoreo son los menos productivos en volumen de leche pero son los mejores en calidad de esta y los mas nutritivos.
las tendencias al uso indiscriminado de concentrados ha llevado a la industria lechera a un caos tanto en la calidad de la leche como en la rentabilidad de los sistemas de producción intensiva en donde solo se mide litros por vaca al día sin tomar en cuenta la longevidad de los animales en producción en la actualidad el promedio de descarte de ganado es de 2.5 a 3.5 lactancias por vaca y después a rastro sin haber cumplido con el pago para su reposición en el hato .
no dudo que den grandes cantidades de leche en dos lactancias lo que dudo es que se alcancen a pagar por si solas estos animales.
anteriormente se consideraba que una vaca se pagaba con por lo menos 4 o 5 lactancias ya que se tenia un descarte estimado entre el 20 y 25% anual, lo que quería decir que después de la 5a lactancia las vacas habían dejado una utilidad al ganadero de al menos un 20% por lactancia para pagar su repoblación. en fin hay tantas cosas que opinar al respecto que las respuestas al bienestar animal son y han sido afectadas por los sistemas intensivos de producción.
muchas felicidades por su artículo me parece muy bueno.

Manuel Valladares Rodas
30 de septiembre de 2016
Excelente artículo mi amigo, saludos.
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