México - Acusan a empresas por uso de maíz transgénico
Publicado:5 de febrero de 2007
Fuente:Prensa Latina
La organización ambientalista Greenpeace acusó hoy a las empresas harineras mexicanas Maseca y Minsa por introducir en el mercado de la tortilla maíz transgénico, acción que es negada por dichas entidades.
Areli Carreón, coordinadora de la campaña de consumidores de Greenpeace México, aseguró a la prensa que con documentos oficiales y pruebas de laboratorio, se comprobó con análisis de polimerasa la elaboración de tortillas con ese tipo de maíz.
Explicó que esa es la prueba más rigurosa y precisa para detectar organismos genéticamente modificados (OGM) en algún producto.
Sin duda alguna, ambas empresas dan de comer maíz transgénico riesgoso, en contra de lo que aseguran al consumidor y pese a que declararon recientemente que comprarían sólo maíz no transgénico en Estados Unidos, afirmó.
Desde el año 2005 esas harineras se han negado a entregar información sobre la calidad del maíz en sus productos, mientras las pruebas han dado positivo, declaró Carreón
Las investigaciones de laboratorio realizadas por Greenpeace, en dos ocasiones distintas, demuestran que la presencia de transgénicos no es accidental, sino una política deliberada de utilizar estos granos riesgosos en las tortillas sin garantizar su inocuidad.
La representante de la organización ambientalista precisó que ante el alza al precio del maíz, los consumidores exigen tortillas a precio accesible, pero sin que se sacrifique la calidad y seguridad, pues no son animales para ser alimentados con maíz forrajero.
Insistió en que los mexicanos reclaman a Maseca y Minsa se garantice plenamente la no utilización de granos transgénicos, que europeos, japoneses, chinos e incluso estadounidenses se niegan a comer, dijo Carreón.
Greenpeace hizo un llamado a asegurar el abasto del alimento fundamental de los mexicanos, y a que no se use esta crisis para vender maíz transgénico riesgoso, de mala calidad y contaminado con aflatoxinas.
Asimismo, denunció que Maseca tiene un compromiso público en Estados Unidos y Europa de no usar transgénicos en sus productos, por no estar aprobados para el consumo humano, pero no en México, lo que constituye un acto discriminatorio.