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¿Es la fumonisina B1 una micotoxina importante en las aves?

Publicado: 17 de agosto de 2012
Por: Alberto Gimeno, Consultor técnico de SPECIAL NUTRIENTS, INC., 2766 Douglas Road, Miami, Florida, 33133 USA.
Fumonisinas
Las fumonisinas son metabolitos secundarios tóxicos producidos esencialmente por cepas toxicogénicas de Fusarium moniliforme. La mayor producción de fumonisinas tiene lugar en sustratos con una actividad de agua superior a 0,91 y a una temperatura comprendida entre 15 y 25 ºC. En general, Fusarium es un moho que forma parte de la flora de campo (sustratos fitopatógenos, plantas vivas) y de la flora intermedia (sustratos de cereales recién recogidos y aún húmedos). 
Existen seis tipos de fumonisinas, la B1, B2, B3, B4, A1 y A2 (Marasas, 1995). Sin embargo, las más frecuentes e importantes por su toxicidad son la fumonisina B1(FB1) y la fumonisina B2 (FB2). Éstas pueden encontrase como contaminantes naturales en los cereales (de preferencia en el maíz y sus subproductos). Las fumonisinas resisten temperaturas de hasta 150 ºC en función del tiempo de permanencia a esas temperaturas y del pH del sustrato. Además, son muy polares y solubles en agua y acetonitrilo. 
Los principales síndromes que producen (según la especie animal) son: neurotóxicos (leucoencefalomelacia), nefrotóxicos, edema pulmonar y cerebral, hepatotóxicos y lesiones cardiacas. (Prelusky et al., 1974; Marasas, 1995.
El mecanismo de acción tóxica de las fumonisinas se atribuye a la interferencia con el metabolismo de la esfingosina y la esfinganina, lo que perturba el metabolismo de los esfingolípidos, que son constituyentes del hígado y de las liproteínas. Los esfingolípidos tienen una gran importancia en la regulación de las células y en el control de proteínas a nivel de membrana celular, son mediadores del crecimiento celular y de la diferenciación y muerte de las células. En los mamíferos, la concentración de esfingosina es, por lo general, de 3 a 5 veces más elevada que la de esfinganina. La esfinganina N-aciltransferasa y la esfingosina N-aciltransferasa (ceramida sintetasa) son enzimas fundamentales en el metabolismo de la biosíntesis de los esfingolípidos.
Las fumonisinas pueden alterar la concentración y la proporción entre la esfinganina y la esfingosina de forma que se disminuye la biosíntesis de la esfingosina y se acumula esfinganina. Estas micotoxinas pueden, en células eucarióticas, bloquear la biosíntesis de los esfingolípidos complejos, que son la base de formación de mensajeros secundarios que controlan los diferentes procesos entre células tales como la activación y desactivación de proteínas específicas y la expresión genética (Merrill et al., 1995; Merrill et al., 2001; Lino et al., 2004) 
Normalmente, los estudios sobre la toxicidad de las fumonisinas se centran en la concentración de FB1, sin embargo, hay que tener en cuenta que la presencia de la FB2 junto con la FB1 es muy frecuente, y que la concentración de contaminación con FB2 representa de un 15 a un 35% de la concentración de FB1 (Hascheck et al., 2001).
 
Ocurrencia de fumonisinas en la alimentación animal 
La FB1 es la que aparece con más frecuencia como contaminante natural y representa más del 70% del total de las fumonisinas encontradas,  esencialmente en los cereales (preferentemente el maíz) y sus subproductos.  Las FB2 y FB3 se encuentran en menor proporción. 
Mallmann y Dilkin (2007) refieren que en maíz proveniente de la antigua República de Transkei (África del Sur) se encontraron concentraciones de contaminación con FB1 entre 44 y 83 ppm (mg/kg) e incluso hasta 117 ppm. En otros estudios realizados en EE. UU. (Estados Unidos de América) y África del Sur las concentraciones fueron de 7,2 y 8,85 ppm, respectivamente, y la presencia de esta micotoxina en alimentos para cerdos y caballos ya fue detectada en concentraciones de 0,2 a 330 ppm.
De 64 muestras de alimentos y 50 de híbridos de maíz analizadas en Uruguay y Argentina, respectivamente, el 50% de las muestras de alimentos estaban contaminadas con FB1 en concentraciones de 0,005 a 6,34 ppm, mientras que el 100% de las muestras de híbridos de maíz tenían entre 0,185 a 27,05 ppm. Además, en el maíz de Argentina se encontraron contaminaciones con FB2 del orden de 0,04 a 9,95 ppm (Mallmann y Dilkin, 2007). 
Parece ser que en Brasil la mayor incidencia de contaminación con fumonisinas en cereales y otros alimentos se encuentra en los Estados del Sur. El porcentaje de muestras positivas oscilaron entre el 50 a 90% y las contaminaciones variaron entre 0,005 y 15 ppm, sin embargo, el valor medio fue inferior a 1 ppm, a pesar de que también se puedan encontrar valores de contaminación superiores a 50 ppm de FB1 (Mallmann y Dilkin, 2007). 
Veamos ahora y más concretamente los resultados de contaminación con FB1 en el Estado de Río Grande del Sur de Brasil (Tabla)
Tabla. Resultados de análisis para FB1 en el Estado de Río Grande del Sur (Mallmann y Dilkin, 2007)
Tipo de muestras
Número de muestras
Máxima contaminación encontrada para FB1(ppm)
Porcentaje de muestras positivas
Maíz
267
78,9
35,2
Pienso
92
68,3
30,4
Avena
8
0,175
25
Harina de arroz
5
14,2
75
Harina de soja*
8
-
-
Cebada
14
2,4
14,3
Trigo
13
2,4
7,7
*La harina de soja no presentó contaminación por encima del límite de detección del método de análisis utilizado (0,050 ppm).
De un total de 11.814 muestras de granos analizadas en  Brasil, la contaminación media para la suma de FB1 y FB2 fue de 0,995 ppm. Sin embargo, el maíz representó un 55,62% del total de las muestras y la contaminación media fue de 1,01 ppm, en un 58% de este cereal. En muestras de pienso la contaminación media fue de 1,426 ppm en un 55% de las muestras analizadas (Mallmann y Dilkin, 2007). 
Continuando con los datos de Malmann y Dilkin (2007), en Europa la incidencia natural de FB1 y FB2 encontrada en muestras de maíz que provenían de diferentes países presentó un 100% de muestras positivas. Sin embargo, las contaminaciones fueron bajas y se situaron en valores comprendidos entre 0,055 y 5 ppm. 
En EE. UU., el porcentaje de contaminación y las concentraciones de FB1 en maíz en un estudio de 1995 fueron de un 7% con valores superiores a 5 ppm; un 40% entre 0,5 y 5 ppm y un 54% con valores inferiores a 5 ppm. La mayor contaminación fue de 24 ppm pero la media fue de 1,5 ppm. Entre los años 1996 y 1999, en el Estado de Georgia, el 91% de las muestras tenían fumonisinas, un 30% estaban contaminadas con valores superiores a 1 ppm y la concentración más elevada fue de 33 ppm. La Organización Mundial de la Salud estimó que un 59% del maíz y sus subproductos estaba contaminado con FB1 (Hascheck et al., 2001). 
En Hungría, casi un 70% del maíz enmohecido (inspeccionado desde 1993) contenía FB1 en concentraciones medias de 2,6 a 8,65 ppm con máximos de contaminación comprendidos entre 9,8 y 75,1 ppm. Parece ser que el grado de contaminación fue aumentando de año en año (Zomborszky et al., 2000).
 
Efectos indeseables en pollos 
1.- Cuarenta y cinco pollitos macho de 1 día de vida fueron distribuidos en 5 departamentos con 9 pollos cada uno. Los pollos fueron alimentados durante 21 días con dietas que contenían, 0 (grupo control), 100, 200, 300, o 400 ppm de FB1 (mg/kg). Las contaminaciones fueron efectuadas con FB1 obtenida de una forma natural a partir de un cultivo con una cepa toxicogénica de Fusarium moniliforme (Ledoux et al, 1992). Las dietas fueron analizadas previamente y se encontraron libres de otras micotoxinas como, aflatoxinas, citrinina, esterigmatocistina, zearalenona, ocratoxina A, toxina T-2, diacetoxiscirpenol y vomitoxina o deoxinivalenol, dentro de las concentraciones mínimas detectables según el método o los métodos de análisis utilizados. 
Al inicio del día 4 de la prueba, los excrementos de los pollitos que consumían alimento contaminado con FB1 eran oscuros y pegajosos. Esta característica de los excrementos continuó hasta el día 13  y a partir de ahí  esos excrementos empezaron a ser cada vez más normales, hasta que en el día 21 la consistencia de los mismos fue similar a la de los pollitos del grupo control.
En la primera semana de la prueba, los pesos vivos y las ganancias de peso vivo no fueron afectadas (P > 0,10) por la FB1. Sin embargo, en la segunda semana, esas ganancias disminuyeron de una forma lineal (P < 0,10) con el incremento de las concentraciones de FB1 de forma que los pollos que consumían la dieta contaminada con 400 ppm de FB1 tuvieron un 20% menos de ganancia que los pollos del grupo control. 
Estadísticamente y durante la tercera semana no hubo diferencias en las ganancias de peso vivo con excepción de los pollos que consumían la dieta más contaminada y con la que la ganancia disminuyo un 11%, comparado con el control. Los resultados globales correspondientes a las 3 semanas revelaron que las ganancias de peso vivo disminuyeron de una forma lineal (P < 0,05) con el incremento de la concentraciones de FB1. Los pollos que consumieron la dieta con 400 ppm de la micotoxina tuvieron un 13% menos de ganancia que los del grupo control. 
Los pesos absolutos del hígado, proventrículo y molleja aumentaron de una forma lineal (P < 0,05) con el incremento de las concentraciones de contaminación. Los pesos de los riñones, corazón, bazo, páncreas y bolsa de Fabricio no fueron afectados (P > 0,10) con la presencia de la FB1. 
Histológicamente, los pollos alimentados con las dietas contaminadas tuvieron lesiones y la gravedad de esas lesiones estuvo directamente correlacionada con el incremento de los niveles de FB1. Los pollos que consumieron dietas con 100 ppm o más de FB1 sufrieron una atrofia cortical del timo, comparado con el grupo control. Los hígados de los pollos que consumieron dietas con 200 ppm o más de FB1 sufrieron necrosis hepática multifocal. Los focos necróticos fueron consistentes en tamaño con todas las contaminaciones pero aumentaron de una forma progresiva en los pollos que consumieron las dietas con 300 o 400 ppm de FB1. El hígado de esos pollos presentó una hiperplasia biliar moderada. Hubo raquitismo en todos los pollos que consumieron las dietas contaminadas con FB1. Los valores de calcio en suero, glucosa, colesterol y aspartato aminotransferasa (AST) se incrementaron con los niveles de contaminación con FB1 más elevados. Los niveles séricos de fosfatasa alcalina (ALP), lactato deshidrogenasa (LDH), bilirrubina, proteína y fósforo no fueron afectados por la FB1.  Todo ello comparando con el grupo control. 
Los autores indican que concentraciones inferiores a 100 ppm de FB1 pueden provocar problemas de micotoxicosis en pollos. Sin embargo, no indican cuales concentraciones. 
2.- Pollitos de 1 día de vida fueron alimentados durante 21 días con dietas contaminadas con 0 (grupo control), 75, 150, 225, 300, 375, 450 o 525 ppm de FB1. La contaminación fue efectuada con FB1 obtenida de una forma natural a partir de un cultivo con una cepa toxicogénica de Fusarium moniliforme. Se efectuaron 4 replicas de 6 pollitos cada una (Weibking et al, 1993). 
Comparado con el grupo control, las dietas con 450 y 525 ppm dieron lugar a unas disminuciones en el consumo de alimento y la ganancia de peso vivo diaria (P < 0.05). Los pesos del hígado, riñones y la concentración de hemoglobina globular media, aumentaron (P < 0,05). Los niveles de esfinganina libre aumentaron al igual que la relación esfinganina/esfingosina (P < 0,05). 
Lesiones histológicas fueron observadas en el hígado de los pollos que consumieron las dietas a partir de las 225 ppm de FB1. Con la dieta contaminada con 75 ppm de FB1, los niveles de esfinganina libre también aumentaron al igual que la relación esfinganina/esfingosina (P < 0,05), comparado con el control. 
Los autores indican que dietas contaminadas con 75 ppm de FB1, ya pueden ser toxicas para los pollos. 
3.-  Un total de 62 pollitos Arbor Acres de 2 días de vida, previamentepesados individualmente, fueron utilizados en tres experimentos para estudiar el efecto tóxico de la FB1 en esas aves (Espada et al, 1994). Las dietas fueron previamente analizadas y se encontraron libres de aflatoxina B1, B2, G1 y G2, citrinina, diacetoxiscirpenol, ocratoxina A, esterigmatocistina, toxina T-2 y zearalenona, dentro de las concentraciones mínimas detectables indicadas en el método analítico de Gimeno, 1979.
En un primer experimento, dos grupos de 10 pollitos cada uno,  fueron alimentados durante 6 días con  dietas contaminadas con 0 (grupo control) y 10 ppm de  FB1 pura, respectivamente. Después de estos 6 días, cinco pollitos de cada grupo fueron necropsiados, mientras que al resto de los pollos les fue suministrada durante 35 días una dieta sin contaminación con FB1 y posteriormente los pollos fueron necropsiados. 
Al tercer día de consumo de alimento contaminado, los pollitos presentaban una diarrea que persistió durante los 35 días. Después de esos 6 días de intoxicación, el peso vivo promedio fue significativamente más bajo (P < 0,05) y los pesos absolutos y relativos del hígado, bazo y bolsa de Fabricio no variaron significativamente. Los niveles séricos de triglicéridos y de sodio fueron significativamente más bajos y el nivel de colesterol fue significativamente más alto (P < 0,01), comparado con el control.
Después del periodo de recuperación de 35 días, los pollos presentaban un peso vivo más bajo y un aumento en los pesos relativos del bazo, hígado y bolsa de Fabricio (P < 0,01). El nivel de ácido úrico fue significativamente mayor y no hubo cambios en los valores enzimáticos en suero (P > 0,05), comparado con el control 
En un segundo experimento, un grupo de 10 pollitos y otro de 11 pollitos, fueron alimentados durante 14 días con dietas contaminadas con 0 (grupo control) y 30 ppm de FB1, respectivamente. La contaminación fue efectuada con FB1 obtenida de una forma natural a partir de un cultivo con una cepa toxicogénica de Fusarium moniliforme. Después de esos 14 días, los pollos fueron necropsiados. 
Al sexto día de consumo de alimento contaminado los pollitos presentaban diarrea y al día 11 la diarrea era de un color rosado que persistió hasta el final de la prueba. Hubo una reducción en el peso vivo promedio y los pesos absolutos del hígado, bazo y bolsa de Fabricio fueron significativamente más bajos (P < 0,01). Los pesos relativos de esas vísceras no variaron.
Los niveles de colesterol y de enzimas séricas como la gama-glutamiltransferasa (GGT), lactato deshidrogenasa (LDH), aspartato aminotransferasa (AST) y creatinina quinasa (CK), fueron significativamente más altos, en cambio los niveles de triglicéridos y acido úrico fueron más bajos (P < 0,01),  comparado con el grupo control. 
En un tercer experimento, un grupo de 10 pollitos y otro de 11 pollitos, fueron alimentados durante 8 días con dietas contaminadas con 0 (grupo control) y 300 ppm de FB1, respectivamente. La contaminación fue efectuada con fumonisina B1 obtenida de una forma natural a partir de un cultivo con una cepa toxicogénica de Fusarium moniliforme. Después de esos 8 días, los pollos fueron necropsiados. 
Al tercer día de consumo de alimento contaminado, los pollitos presentaban diarrea, ésta apareció de color rosado al quinto día y persistió hasta el final de la prueba. El peso vivo promedio fue más bajo y los pesos absolutos del hígado, bazo y bolsa de Fabricio fueron significativamente más bajos (P < 0,01). El peso relativo del hígado fue más alto y el peso relativo del bazo fue más bajo (P < 0,05).
Los niveles séricos de GGT, LDH, AST, CK, colesterol, proteínas totales, creatinina y calcio fueron más altos y los niveles de fosfatasa alcalina (ALP), ácido úrico, sodio y magnesio fueron más bajos,  comparado con el grupo control. 
Lo autores indican que dosis relativamente bajas de FB1 pura como 10 ppm y de FB1 natural como 30 ppm son toxicas para pollos jóvenes. 
4.- Noventa y seis pollitos de 1 día de vida fueron divididos en 4 lotes de 24 pollitos cada uno. Éstos fueron alimentados durante 21 días con dietas contaminadas con 0 (grupo control), 5, 10, o 15 ppm de FB1 (Cheng et al, 2006). El desempeño de las aves no fue afectado por ninguna de las concentraciones de FB1. Sin embargo, con la concentración más elevada de FB1, el peso relativo de la bolsa de Fabricio disminuyó significativamente y la actividad de la aspartato aminotransferasa (AST) en suero y los niveles séricos de albúmina y colesterol fueron significativamente elevados, algunos parámetros bioquímicos en sangre fueron afectados y hubo una disminución del sistema inmunitario, todo ello comparado con el grupo control. 
5.- Para estudiar el efecto tóxicode la FB1 en pollos fue utilizado un total de 120 pollitos Arbor Acres de 1 día de vida (Henry et al, 2000). 
Los pollitos fueron previamente pesados y divididos en 20 departamentos con 6 pollitos por replica y departamento. Para los grupos que consumieron dietas contaminadas con FB1 hubo 5 replicas. Los pollitos fueron alimentados durante 21 días con dietas contaminadas con  0 (grupo control), 20, 40 o 80 ppm de FB1 purificada. La contaminación fue efectuada con FB1 obtenida previamente de una forma natural a partir de un cultivo con una cepa toxicogénica de Fusarium moniliforme. Posteriormente esta FB1 fue purificada hasta un 98,1% de pureza y utilizada para contaminar las dietas. 
Los pesos vivos promedio obtenidos con todas las dietas contaminadas no fueron significativamente diferentes (P > 0,05) a los obtenidos en los grupos control. Al séptimo día de consumo de alimento contaminado, los índices de conversión alimenticia tampoco fueron significativamente diferentes a los de los grupos control. 
A los 14 y 21 días de consumo de las dietas contaminadas con 0 y 20 ppm de FB1, los índices de conversión alimenticia fueron significativamente más altos que los obtenidos con las dietas contaminadas con 80 ppm de FB1. Sin embargo los índices de conversión alimenticia obtenidos con las dietas contaminadas con 20 y 40 ppm de FB1 no fueron significativamente diferentes a los controles. Tampoco hubo diferencias significativas en los índices de conversión alimenticia obtenidos con las dietas contaminadas con 40 y 80 ppm de FB1 a los 14 y 21 días de consumo del alimento contaminado. 
La mortalidad fue baja en todos los grupos, siendo inferior al 1% en toda la prueba. El consumo de agua y los pesos relativos del hígado, bazo, riñones, proventrículo, bolsa de Fabricio y porcentaje de substancia seca del hígado, no fueron significativamente diferentes a los del grupo control con ninguna de las dietas contaminadas. 
Dietas con 40 y 80 ppm de FB1 dieron lugar a una disminución en el porcentaje de lípidos en el hígado. En los pollos que consumieron las dietas contaminadas con FB1 los niveles de esfinganina en hígado fueron significativamente elevados comparados con los controles, sin embargo, los niveles de esfingosina no se alteraron. Así pues, la relación esfinganina/esfingosina y los valores de esfinganina libre fueron significativamente más elevada/os con las dietas contaminadas, en especial con la dieta que contenía 80 ppm de AFB1. 
Los valores séricos de proteína total, globulina, ácido úrico, calcio, potasio, sodio y cloruros no se alteraron significativamente con la presencia de FB1. Sin embargo la relación SGOT (glutamato oxaloacetato aminotransaminasa sérica)/AST (aspartato aminotransferasa) en el suero fue significativamente elevada con la dieta que contenía 80 ppm de AFB1. Los valores séricos de la fosfatasa alcalina, deshidrogenasa láctica, triglicéridos, colesterol y esfingosina libre no se alteraron con ninguna de las contaminaciones con FB1, todo ello comparado con los grupos control. En los niveles de esfinganina libre en el hígado fue observado un incremento lineal con el incremento de las concentraciones de FB1. 
Los estudios patológicos efectuados al cerebro de los pollos que consumieron alimentos contaminados, revelaron  no haber diferencias en comparación con los efectuados a los pollos de los grupos control. En algunos de los riñones tomados de pollos que consumieron las dietas contaminadas fue observada una hiperplasia y necrosis. Sin embargo el total de las lesiones estudiadas no fue significativamente importante. Así pues, no hubo diferencias significativas en los linfocitos, células mieloides, hiperplasia y en el total de lesiones en los tejidos hepáticos, comparado con los grupos control. 
6.-  Un total de 270 Pollitos macho de 7 días de vida cruzados con Cornish, fueron utilizados para el estudio de la toxicidad de la FB1 en esas aves (Broomhead et al, 2002). 
Fueron aplicadas 6 replicas de 15 pollitos cada una. Los pollitos fueron alimentados durante 42 días con dietas contaminadas con  0 (grupo control), 25 o 50 ppm de FB1. La contaminación fue efectuada con FB1 obtenida de una forma natural a partir de un cultivo con una cepa toxicogénica de Fusarium moniliforme
El consumo de pienso, la ganancia de peso vivo y el índice de conversión alimenticia no fue afectado significativamente (P > 0,05) por ninguna de las concentraciones de FB1, sin embargo, la relación esfinganina/esfingosina en hígado fue significativamente más alta (P < 0,05), comparado con el grupo control. 
Los pesos relativos del hígado, corazón, riñones, páncreas, bolsa de Fabricio, molleja y bazo no fueron afectados en comparación con el control. Los pesos relativos de los proventrículos fueron más bajos en pollos que consumieron dietas con 25 ppm de FB1 comparativamente con el grupo control y con los grupos que consumieron dietas contaminadas con 50 ppm de FB1. 
Los exámenes histopatológicos revelaron que no fueron encontradas lesiones en el cerebro, hígado, corazón, pulmones, riñón, bazo, bolsa de Fabricio, timo, esófago, ventrículo, proventrículo, páncreas y yeyuno en los pollos que consumieron las dietas contaminadas. 
Los pollos alimentados con dietas contaminadas con 50 ppm de FB1 tuvieron una disminución de los niveles séricos de calcio y un aumento de los cloruros, comparativamente con el grupo control y el grupo consumiendo la dieta con 25 ppm de FB1. Los valores hematológicos no fueron afectados por la presencia de la FB1 (P > 0.05) y los niveles séricos de glucosa, fósforo, ácido úrico, colesterol, albúmina, proteína total,  globulina, potasio y las enzimas AST, ALP y GGT  no sufrieron variaciones, comparado con el grupo control. 
Los autores indican que una concentración de 50 ppm de FB1 en pienso de pollos, no es tóxica para esas aves. 
7.-Veinte pollitos Cobb-500 de 1 día de vida, fueron utilizados para estudiar el efecto de la FB1 en el desempeño de esas aves (Iglesias et al, 2011). Se formaron  2 lotes de 10 aves cada uno. Se empleó un diseño completamente aleatorizado. En el análisis estadístico, la única variable analizada estadísticamente fue el peso vivo considerando cada pollo como una unidad experimental. Los pollos fueron alimentados durante 19 días con dietas contaminadas con 0 (grupo control) o 49,23 ppm de FB1.  La contaminación fue efectuada por medio de un maíz que estaba contaminado de una forma natural con 85,25 ppm de FB1. A los 7, 14 y 19 días se obtuvieron los resultados de toda una serie de parámetros zootécnicos (Cuadro 1).
Cuadro 1. Resultados de los diferentes parámetros zootécnicos obtenidos a los 7, 14 y 19 días de edad.
¿Es la fumonisina B1 una micotoxina importante en las aves? - Image 1
Los autores concluyeron que la contaminación con 49 ppm de FB1 no afectó los parámetros zootécnicos dentro de los 19 días que duró la prueba.
 
Comentarios 
No es fácil responder a la pregunta que constituye el título del artículo. Todos los estudios presentados tienen una muy buena calidad científica y son de respetar. Entre esos estudios  y cuando se trata de contaminaciones con FB1 de 100 ppm o más los resultados son coincidentes Sin embargo, cuando esas concentraciones son inferiores a 100 ppm, los resultados difieren a depender del estudio. 
Ledoux et al, 1992, nos indican que dietas contaminadas con menos de 100 ppm de FB1 pueden provocar problemas de micotoxicosis en pollos. Sin embargo no indican cuales concentraciones ya que el estudio que ellos efectuaron fue con concentraciones de 100 ppm y más de FB1. 
Weibking et al, 1993, dicen que dietas contaminadas con 75 ppm de FB1 pueden ser tóxicas para los pollos. Ellos se basan en que esa concentración ya provocó en esas aves, variaciones en los niveles de esfinganina libre y en la relación esfinganina/esfingosina. 
Espada et al, 1994, llegan a la conclusión de que concentraciones de 10 ppm de FB1 pura y de 30 ppm de FB1 natural son tóxicas para pollos jóvenes y afectan el desempeño, además de otros efectos indeseables.
Cheng et al, 2006,  nos indican que contaminaciones con 5, 10 y 15 ppm de FB1 no afectaron el desempeño de los pollos. Sin embargo, la contaminación más elevada ocasionó una disminución del sistema inmunitario y afectó a algunos parámetros bioquímicos y enzimáticos en sangre. 
Henry et al, 2000, encontraron que dietas contaminadas con 20, 40 y 80 ppm de FB1 no afectaron el desempeño de los pollos, a diferencia de lo que encontraron Espada et al, 1994. El estudio efectuado por Henry et al, 2000 no reveló grandes problemas en los pollos con esas concentraciones de FB1. A lo sumo y con 40 y 80 ppm se produjeron variaciones en el porcentaje de lípidos en el hígado al igual que alteraciones en los niveles de esfinganina y en la relación esfinganina/esfingosina. Sin embargo, estas alteraciones fueron más significativas con la concentración de 80 ppm de FB1. 
Broomhead et al, 2002, indican que concentraciones de 25 y 50 ppm de FB1 no solo no afectaron el desempeño de los pollos sino que tampoco causaron problemas en ninguno de los varios parámetros analizados. Es de destacar que los pollos estuvieron a consumir esas dietas contaminadas por un periodo bastante prolongado, del orden de 42 días. Los autores llegan a la conclusión de que una concentración de 50 ppm de FB1 en pienso de pollos, no es tóxica para esas aves. Dentro de un escalón semejante de contaminación, los resultados coinciden con los de Henry et al, 2000. 
Iglesias et al, 2011, encontraron que contaminaciones con FB1 de 49 ppm no afectaron el desempeño de los pollos y en ese parámetro los resultados coinciden con los obtenidos por los otros dos autores referidos anteriormente. 
Parece ser que las lesiones en hígado empiezan a ser patentes a partir de contaminaciones con 100 ppm de FB1 y más. Con respeto y consideración para  los autores presentados en el artículo, es muy posible que las concentraciones de FB1 que empiezan a provocar problemas importantes en los pollos, se sitúen en las 80-100 ppm y más.
Otro punto muy importante que tenemos que considerar, es el de si realmente y en la práctica encontraremos de una forma natural en el pienso de pollos esas concentraciones de contaminación con AFB1.
Revisando el apartado de “Ocurrencia de fumonisinas en la alimentación animal” expuesto en el artículo, vemos que el maíz es el cereal por excelencia que puede aparecer más frecuentemente contaminado con FB1.
Vemos también que en general y de una forma significativa por el mayor número de datos y valores presentados, el valor máximo de contaminación encontrado en el maíz puede estar en las 10 ppm de FB1, con valores medios que son substancialmente inferiores a esas 10 ppm. Es evidente que hay excepciones con valores de contaminación mucho más elevados, sin embargo y de una forma general, no son de grande consideración frente a los valores de contaminación con FB1 medios y máximos más frecuentes de ser encontrados como contaminante natural.
Si partimos de la base que el valor medio de introducción de maíz en el pienso de pollos puede estar en el 60%, vemos que no es posible que con 10 ppm de contaminación en el maíz con FB1, se alcancen las concentraciones de micotoxina utilizadas en los estudios presentados anteriormente. Para haber contaminaciones entre 75 y 100 ppm de FB1 en el pienso, las contaminaciones en el maíz utilizado con ese porcentaje deberían estar entre 125 y 166 ppm y para haber contaminaciones entre 10 y 75 ppm de FB1, esas contaminaciones en maíz deberían oscilar entre 16 y 125 ppm. Ya no hablemos de las muy elevadas concentraciones con las que debería estar contaminado el maíz para obtener contaminaciones de FB1 en el pienso, superiores a 100 ppm como las indicadas en algunos de los estudios presentados. 
Nos atrevemos pues a decir que dentro de las contaminaciones con FB1 que son factibles de ser encontradas de una forma natural en el pienso de pollos, la FB1 no es importante en el mundo de los pollos. Voy aún más lejos y creo que puedo indicar que, visto que concentraciones de contaminación con FB1 en pienso de pollos de 75 ppm y más, incluso hasta menos, son casi imposibles de ser encontradas como contaminantes naturales y que dentro del termino “hasta menos” algunas de ellas no provocan problemas significativos en esas aves, resulta que, bajo esos conceptos, y una vez más, la FB1 no es importante en el mundo de los pollos. 
Es evidente que en los casos muy raros y extremos en que un maíz aparece altamente contaminado y que puede llegar a dar un pienso con una contaminación con FB1 de 75-100 ppm o más, ahí sí que se puede decir que la FB1 es importante en el mundo de los pollos. 
Sin embargo y visto haber discordancias entre autores, debemos dar el beneficio de la duda a este tema de la importancia de la FB1 en los pollos. 
 
Bibliografía
  • Broomhead, J.N.; Ledoux, D.R.; Bermudez, A.J.; Rottinghaus GE. (2002). “Chronic effects of fumonisin B1 in broilers and turkeys fed dietary treatments to market age”.Poultry Science.  81:56-61.
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  • Espada, Y.; Gopegui, R.R.; Cuadradas, C.; Cabañes, F.J. (1994). “ Fumonisin mycotoxicosis in broilers weights and serum chemistry modifications”. Avian Diseases, 38: 454-460. 
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Alberto Gimeno
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Luis Agudelo
16 de agosto de 2012
Independientmente de mi comentario, en una información previa del Dr Gimeno , hablaba de 5000 ppb de FB! como nivel máximo para pollos de Engorde Yo pienso que hablando de rigor científico, el esquema planteado por el Dr Gimeno es el correcto. Las tablas de toxicidades de Micotoxinas son para permisibilidad de niveles máximos de micotoxinas específicas y no contemplan ni sinergias ni antagonismos. El Dr Gimeno habla de fumonisinas y crea inquietudes sobre sus efectos individulaes. Si hubiera permitido la presencia de otras micotoxinas en sus estudios, el concepto no hubiera podido se concluyente para la FB1
Bernardo Mejía Arango
15 de agosto de 2012
De acuerdo con las lesiones observadas en muchas evaluaciones histopatológicas en aves comerciales, la frecuencia de contacto con dosis tóxicas de fumonisinas en más frecuente de lo que uno cree. La mayoría de veces no se hacen pruebas complementarias tendientes a determinar las concentraciones en los órganos delas aves.
Juan Carlos Del Río García
UNAM - Universidad Nacional Autónoma de México
15 de agosto de 2012
Dr. Gimeno felicidades por el tema tratado de las fumonisinas en aves, lo cual coincido que se necesitan concentraciones elevadas para observar trastornos en las variables productivas y cambios morfológicos (macrsocópicos y microscópicos). Sin embargo me gustaría saber su opinión sobre las concentraciones que oscilan entre 3 y 5 ppm/kg y su impacto sobre sistema inmune, ya que como meciona usted interfiere con la síntesis de esfingolípidos. Que en mi punto de vista particular, creo que ahí es donde realmente nos estan impactando las fumonsinas, además de como se ha comentado ya por otros medicos, el efecto de sinergia con otras micotoxinas. Reciba un coordial saludo desde México
Patricia Knass
Agrinea
15 de agosto de 2012
Felicitaciones Ing. Gimeno por el artículo. El tema de fumonisinas en aves viene siendo un tema hace un par de años en América Latina, y se habla mucho con poco conocimiento. Sobre todo cuando se menciona el sinergismo sin tener en cuenta el metabolismo y la acción tóxica de las fumonisinas (metabolismo de esfingolípidos e irrupción del transporte de folatos). Hemos visto productores a los que habían dicho que con 2 ppm de fumonisinas iban a tener serios problemas en avicultura, pero en todos los casos, no indicaban que problemas específicos o que signos esperar. Y sobre todo considerar, tal como lo menciona usted, los niveles de contaminación natural de los maices que habitualmente se utilizan para las raciones. Un afectuso saludo
Julio Castrellón
Grupo Melo
15 de agosto de 2012
Estos estudios son buenos, pero en la vida real el ave puede estar expuesta a un efecto sumatorio o exponencial de un grupo de micotoxinas y los sintomas se podrían presentar tal vez a concentraciones menores a los 10 ppm de fumonisina dependiendo de que otras micotoxinas presente el pienso. Hoy día estos estudios deben contemplar la evaluación de 3 ó más micotoxinas a diferentes concentraciones y así determinar cuales son los niveles donde se puede esperar no encontrar efectos en las aves por la presencia de un grupo en particular de micotoxinas.
ALBERTO GIMENO
Alberto Gimeno
19 de agosto de 2012
Apreciado Sr. Paget, No tengo datos ni encuentro acerca de estudios científicos realizados y publicados sobre el efecto de la fumonisina B1 en gallinas reproductoras. Hace ya algunos años y a nivel de campo con contaminaciones naturales en la dieta para gallinas reproductoras que llegaban a un máximo de 10 ppm de fumonisina B1, no observé ningún efecto en la producción de huevos, el consumo de pienso, la fertilidad, la incubabilidad o la mortalidad perinatal. Varios autores indican que las gallina reproductoras son resistentes a la acción toxica de la fumonisina B1. Sin embargo, no dan más detalles. Cordiales saludos. Gimeno
Paget Mario Domingo
18 de agosto de 2012
quisiera saber como afecta a las recria de reproductoras pesadas muchas gracias
ALBERTO GIMENO
Alberto Gimeno
18 de agosto de 2012
Apreciado Ing. José Luis, Su pregunta esta colocada en un lugar errado ya que este es un foro de micotoxinas y más concretamente de una de ellas (fumonisina B1) en pollos. Debe colocar su pregunta en el área de Engormix que corresponde a la avicultura en general. Saludos. Gimeno
Jose Luis Merida
17 de agosto de 2012
Necesito saber los porcentajes de postura de aves ponedoras de acuerdo a cada semana
ALBERTO GIMENO
Alberto Gimeno
16 de agosto de 2012

Apreciado Dr. Luis Agudelo,

Mucho le agradezco sus comentarios positivos y comprensibles al respecto del tema en cuestión tal como lo he planteado y a las conclusiones a las que he llegado. Efectivamente, en mi artículo titulado “Revisión de las concentraciones máximas tolerables para ciertas micotoxinas” publicado en www.engormix.com en español, portugués e ingles, yo indico que para pollos jóvenes y para pollos adultos, las concentraciones máximas tolerables de fumonisina B1 (FB1) en el alimento completo, son 5000 ppb (5ppm) y 8000 ppb (8ppm), respectivamente.

Cuando entramos en el tema de las concentraciones máximas tolerables de micotoxinas y mismo en la propia legislación o/y recomendaciones al respecto, hay que “curarse en salud” como vulgarmente se dice y normalmente se exagera (en el sentido más técnico y bueno de la palabra) por tener una extrema precaución y cuidado con el tema.

Dejando aparte, pero sin olvidarlo, el complicado tema de los sinergismos entre micotoxinas, del cual hay muy pocos estudios científicos publicados o quizás ninguno si tomamos en cuenta el concepto de “sinergismo” definido por mi en los comentarios efectuados al Dr. Juan Carlos, resulta que en la práctica del día a día en el campo con los animales, se pueden dar toda una serie de factores que son perfectamente patentes y visibles y con los cuales se puede influenciar (aumentando o disminuyendo) la toxicidad de las micotoxinas, factores tales como:
La especie y raza de los animales; La concentración de micotoxina y duración de la contaminación (tiempo que los animales están ha ingerir el alimento contaminado); La nutrición y salud de los animales; La edad y el sexo; Las infecciones bacterianas, virales o parasitarias, endotoxinas y enterotoxinas; Las condiciones inadecuadas de "hábitat" de los animales (temperatura, humedad, ventilación, suministro de agua, manejo en general y otras); Los fármacos suministrados; Vacunaciones.

Debemos tener en cuenta que en los diferentes estudios científicos que se efectúan, los animales están en las condiciones más óptimas posibles y en donde se cuida que algunos de los factores antes mencionados no tengan influencia en la prueba en cuestión, así pues y con esto quiero decir que las situaciones diversas que en la práctica diaria se encuentran en el campo y en las granjas con los animales, pueden en algunos casos ser diferentes a las que son en los estudios científicos.

Resulta pues que una determinada concentración de contaminación con FB1 en la dieta, puede que genuinamente no de ningún problema, pero si lo puede dar cuando alguno de los factores antes mencionados este presente. Destaco e insisto, que varios de los factores antes mencionados y que tienen una importante influencia en agravar o/y provocar la toxicidad de las micotoxinas podrían ser perfectamente evitados. Mantengo pues perfectamente como validas mis respuestas en el foro y mis comentarios y conclusiones indicadas en el artículo.

Teniendo presente todo esto y tal como digo en el artículo donde al final doy el beneficio de la duda a este tema de la importancia de la FB1 en los pollos, visto las discordancias entre autores, repito una vez más, que en lo que se refiere a concentraciones de micotoxinas máximas tolerables “ hay que curarse en salud ”.

Cordiales saludos.

Gimeno

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