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Alternativas para lograr una cáscara más resistente en huevos fértiles y de mesa

Publicado: 8 de febrero de 2015
Por: Diego Fernando Aldana Martínez
INTRODUCCIÓN

En una tendencia mundial el subsector del huevo de mesa está trabajando fuertemente en mejorar todos los aspectos relacionados con la calidad del huevo, en aspectos tales como: sanidad e inocuidad, trazabilidad, tiempo de vida útil, limpieza, empaque, calidad interna (unidades Haugh, pigmentación) y calidad de cáscara (color, resistencia); estos son aspectos que la industria quiere fortalecer por su relación directa con las exigencias del consumidor.


FACTORES IMPORTANTES A OBSERVAR

Para mejorar la calidad de la cáscara del huevo ya sea de mesa o el huevo destinado a la incubación el técnico y el productor deben tener conocimiento sobre el tipo de ave y la nutrición que hoy deben trabajar:

a) Genética
Tanto la reproductora pesada como la ponedora moderna son aves de una mayor capacidad productiva: con inicios de producción cada vez más tempranos (~15 semanas), altos picos de producción, mayor masa de huevo, mayor altura de albúmina y en la ponedora sus ciclos de postura están destinados a ir a las 100 semanas sin necesidad del replume o muda forzada. Son aves más livianas con una mayor eficiencia del alimento, que en campo se manifiesta con menores consumos de alimento.

En el caso de la reproductora pesada sigue siendo un requisito básico y esencial una adecuada nutrición, que permita niveles óptimos de transferencia de nutrientes al embrión y así garantizar su desarrollo, en este sentido los niveles y la calidad de las vitaminas y minerales pueden hacer la diferencia entre una pollita con mejor viabilidad y vitalidad en los primeros días de vida.

b) Resistencia de la cáscara del huevo
La industria define la calidad de cáscara como la habilidad o capacidad del huevo a resistir la rotura; esta medición de la resistencia de la cáscara es una medida directa de la calidad de la misma (E. Peebles & McDaniel, 2004)

Es un indicador que tiene una fuerte correlación con la genética, con el tipo de estirpe y con la edad del ave; trabajos de DSM en México y Colombia con equipos para determinar la resistencia de la cáscara reportan las siguientes observaciones: La resistencia ideal del cascarón en estirpes marrones (rojas) es de 3600 g de presión/mm2 de cascarón con un mínimo de 3300 g. En las estirpes blancas la resistencia ideal es por lo menos 3400 g de presión/mm2 de cascarón con un mínimo de 3100 g.

Es una práctica común determinar la calidad de cáscara determinando el grosor de la misma, los resultados de estas mediciones se pueden resumir en los siguientes aspectos:
  • Los parámetros esperados de grosor de cáscara en las estirpes marrones o Brown generalmente son 5 micrones más que las estirpes blancas (Bovans, Dekalb, W36) 
  • Los huevos de regular calidad de cáscara son aquellos que presentan: Valores por debajo de 3100 g de presión/mm2 y valores por debajo de 315 micrones de grosor. 

Las determinaciones de resistencia de cáscara deben ser asociadas a la uniformidad (o dispersión) de las lecturas:
  • Un lote clasificado como de muy buena calidad de cáscara debe tener menos del 10% de huevo clasificado como débil (<2700 g de presión/mm2
  • Un lote clasificado como de buena calidad de cáscara debe tener menos del 20% de huevo clasificado como débil (<2700 g de presión/mm2
  • Un lote clasificado como de mala calidad de cáscara debe tener más del 25% a 30% de huevo débil y tener una resistencia de cáscara por debajo de 2900 – 3000 g de presión/mm2). 

c) Nutrición
Las nuevas tecnologías que se han implementado (NIR, enzimas, amino ácidos sintéticos, minerales orgánicos) y el fuerte incremento de las materias primas (maíz, soya) han llevado al nutricionista a eliminar los famosos “márgenes de seguridad” que otrora permitían que las aves no se afectaran por la variabilidad de las materias primas. La oferta de vitaminas, minerales y aminoácidos en el alimento balanceado debe ser en función de los requerimientos que tienen las diferentes estirpes de aves, y la selección de estos aditivos debe considerar los procesos de fabricación del balanceado: harina, migajas o peletizado; igualmente los consumos diarios de alimento, la productividad de la parvada. En algunos mercados se incluye el formaldehido en la planta de balanceados como una herramienta para el control de salmonela, con riesgos para la salud de los trabajadores y la integridad de la fitasa con consecuencias sobre los procesos de mineralización de huesos y de la cáscara del huevo.

d) Sanidad
Es un área que presenta importantes desarrollos: rápidas y sensibles técnicas de laboratorio, análisis del ADN de patógenos, mayor conocimiento del funcionamiento del sistema inmune del ave, desarrollo de nuevas tecnologías para la producción de vacunas. Sin embargo los grandes retos que se generan por el tipo de producción de la ponedora comercial (baterías, aviarios, free range) permiten brotes de enfermedades que conllevan un estrés, y que en su proceso de resolución implique un costo nutricional y una afectación de la calidad del huevo (cáscara, pigmentación, calidad del albumen, tiempo de vida útil.

e) Calidad del agua
Varios reportes de literatura (Balnave et al, 1989a; Karin Persson, 2009) han demostrado el efecto adverso de altas concentraciones de NaCl (aguas salinas) sobre la calidad de la cáscara; pero el NaCl es un elemento indispensable en la dieta de la reproductora o ponedora en producción, su ausencia produce caídas en la curva de producción; otros reportes en la literatura (Yoselewitz & Balnave, 1989b) sugieren que el deterioro de la cáscara del huevo y mayores porcentajes de rotura son significativamente mayores cuando el aporte de NaCl es en el agua de bebida comparado con la oferta en la dieta, el NaCl puede causar una disminución de la actividad del Ca en la glándula de la cáscara. El NaCl que comúnmente usamos tiene un contenido aproximado de 40% de Na y 60% de Cl. Desbalances con Na y K pueden causar cambios en la presión osmótica intestinal incrementando el contenido de agua en las excretas con un efecto negativo sobre la calidad de las camas y del huevo (limpieza).
Para mejorar la calidad de la cáscara del huevo ya sea de mesa o el huevo destinado a la incubación el técnico y el productor deben tener conocimiento sobre el tipo de ave y la nutrición que hoy deben trabajar (sigue de la primera parte, donde se presentaron los puntos a – e):
f) El despique: 
Es una actividad que requiere el máximo de atención por parte del técnico, sus desaciertos tienen un efecto directo sobre el peso del ave, la uniformidad de la parvada y la producción de huevo. Desde el punto de vista de la genética uno de los elementos de todo programa de selección incluye la eliminación de familias agresivas o de mayor temperamento. Adicionalmente por consideraciones de “bienestar animal” es una práctica que en mercados desarrollados no se implementa. Una opción innovadora es el despique en la planta de incubación con la técnica de despique infra rojo, el cual ha mostrado sus beneficios en la reproductora pesada y en la ponedora de líneas blancas; la ponedora marrón ha presentado resultados variables requiriendo una mayor intensidad en el haz de luz que puede generar altas mortalidades en pollitas que se van alojar en jaulón (bebedero de nipple). Algunas condiciones de producción como: altas densidades de alojamiento, desbalances nutricionales, falta de control del fotoperiodo (duración e intensidad), errores de manejo (agua, ventilación) llevan a la parvada a episodios de picaje que pueden terminar en francos canibalismos o histeria. 
g) Perfil de crecimiento y necesidades nutricionales: 
Se definen usualmente tres fases en la curva de desarrollo de la pollona, una primera etapa con un fuerte desarrollo de esqueleto y órganos internos (1 – 6 semanas) donde el nutriente más importante es el nivel de proteína; una segunda etapa (7 – 15 semanas) con la mayor ganancia de peso corporal siendo la energía el nutriente más importante, y finalmente la tercera etapa (15 - 18 semanas) donde el ave madura sexualmente y se produce el desarrollo del hueso medular, esta es una etapa donde se debe controlar el consumo de energía para evitar el sobrepeso y engrasamiento.
h) Alimentación en la cría y recría (0 – 17 semanas): 
El programa regularmente usado en la industria trabaja tres fases (iniciación – crecimiento – prepostura), aunque lo ideal es el programa de cuatro fases (iniciación – crecimiento – desarrollo – prepostura). La granulometría debe ser acordé con el tamaño del ave siendo importante la uniformidad de la molienda, se requiere que esta no permita que las aves seleccionen el alimento. El alimento en presentación de crumble o granulado mejoran el consumo de alimento y los pesos corporales (Calet, 1965; Engster et al, 1985; Frihka, 2009 y 2010) y reportan igualmente una mejora en el peso dela molleja.
i) Consumo de energía: 
Se debe considerar que los procesos de selección genética ofrecen un ave con menor peso corporal, mayor capacidad productiva y menor consumo de alimento. Son variados los factores que influyen en los requerimientos de energía durante la crianza:
- Actividad física (piso – jaula)
- Temperatura de la caseta (temperatura operativa)
- Peso corporal (variedad genética – tipo de estirpe)
- Densidad nutricional del balanceado, en términos prácticos dietas muy densas en épocas de estrés calórico pueden tener efectos negativos en la uniformidad de la parvada y en las ganancias de peso corporal por una mayor depresión del consumo.
j) Niveles dietarios de calcio: 
Los requerimientos de calcio varían con la genética, las líneas blancas modernas son más precoces que las líneas marrones lo que obliga considerar niveles de calcio y fósforo diferentes. Normalmente los niveles para las dos genéticas son similares de la primera semana hasta las 13 semanas, con niveles alrededor del 1%. El inicio de producción y la condición fisiológica de la formación de hueso medular unos 10 a 14 días antes de iniciar producción conlleva incrementar los niveles de Ca. De otra parte se debe tener especial cuidado con el origen del calcio evitando contaminaciones con flúor (afecta la mineralización de huesos) y otros metales pesados, igualmente con el porcentaje de solubilidad del Ca (30 – 40%). Idealmente una proporción del Ca debe tener granulometría gruesa entre 4 – 6 mm y esta proporción debe modificarse con la edad de la parvada. El trabajo de Manangi & Coon (2007) en pollo de engorde demostró la relación entre tamaño de la partícula de CaCO3, % de solubilidad y la actividad de la fitasa; tamaños de partículas entre 137 – 188 μm mostraron mejores ganancias de peso y también un mejor porcentaje de cenizas en tibia. Pero hay una relación que obligatoriamente se debe considerar para la correcta utilización del Ca y es la interrelación entre Ca – P – Vitamina D3, los niveles sugeridos para la cría están entre 3.000 a 4.000 UI / Kg y para la fase de recría entre 2.000 – 3.000 UI / Kg (DSM OVN vitamin guideline, 2011).

k) Control del peso corporal: 
La actividad del pesaje de las aves debe ser individual, periódica y representativa de la parvada. Con frecuencia el problema que se tiene en las etapas de cría y recría es no lograr los pesos corporales de guía, las causas más comunes se encuentran en:
- Bajos consumos diarios
- Manejos inadecuados
- Densidades inadecuadas
- Desafíos infecciosos
- Estrés calórico
- Programa de vacunación. Las vacunas oleosas o bacterinas deprimen el consumo de alimento
- Traslados del área de la recría a los galpones de producción.
Los errores en el desarrollo del ave por defecto o exceso (aves livianas o pesadas) tienen un efecto sobre el tamaño y peso del huevo. En la mayoría de los casos estos errores se pretenden corregir vía adición o menores valores de ácido linoleico pero no siempre se consiguen buenos resultados. El trabajo de M Yamazaki et al (1998) demostraron el efecto de la adición en la dieta de taurina al disminuir el peso del huevo sin afectar otros indicadores productivos.
l) Selección o grading en la recría o crianza de la pollona: 
Una de las prácticas de manejo de las reproductoras pesadas que se está generalizando en ponedoras comerciales es la selección o grading por peso, se sugiere realizar un mínimo de dos procesos: entre las 4 – 6 semanas y 8 – 10 semanas. Es una práctica que permite mejorar la uniformidad de los corrales o subpoblaciones y controlar el consumo y rediseñar el perfil o curva de crecimiento de estas subpoblaciones.
m) Bajos pesos corporales en la crianza: 
El efecto se va a reflejar en una entrada tarde a producción, huevos pequeños, bajos picos de producción, bajas persistencias, bajos consumos de alimento.
n) Composición corporal: 
El peso no es el único factor que determina el inicio de la producción, el foto estímulo y la madurez sexual ligada al desarrollo hormonal y el porcentaje de grasa de la canal están asociados con el inicio de producción, aunque trabajos en reproductoras pesadas (De Beer y Coon, 2007) concluyen que el nivel de grasa no aparenta ser un factor limitante en la producción; contrario a la conclusiones de trabajos de Borstein, et al, 1984 y de Hocking en el 2004 que encontraron que el tejido adiposo es importante para el inicio de la madurez sexual. Con las nuevas tecnologías como es el DEXA (Dual energy X-ray Absortiometry) van a permitir determinar la composición corporal del ave y sus requerimientos nutricionales
o) Consumo de agua:
Hay suficiente información sobre la importancia del agua y las exigencias microbiológicas para el consumo en avicultura; desde el punto de vista nutricional las aves pueden satisfacer una cantidad significativa de nutrientes a través del agua de bebida:
- Calcio: de un 7 – 28%
- Magnesio: > 9%
- Sodio: entre 20 – 40%
- Sulfuro: 20 – 45%
En épocas de calor el consumo de agua puede variar considerablemente, y este se puede incrementar en un 7% por cada grado centígrado por encima de 21°C; en el trabajo de los doctores Leeson y Summers, 1997 se puede observar el efecto de la temperatura del agua sobre las variables productivas de la ponedora (Tabla 1). 

 
CONCLUSIÓN

El trabajo del técnico de campo (manejos) debe ir de la mano con el trabajo del nutricionista, los costos de formulación no pueden desconocer los requerimientos nutricionales del ave; la ponedora actual y las exigencias del negocio (competitividad) no dan margen para excesos o defectos en la nutrición de la ponedora.



REFERENCIAS
- Balnave, D.E. 1996. Factors influencing egg shell quality. Proceedings of the Rhone Poulenc, Asia Pacific Nutrition Seminar, 1996.
- Collet SR, Nutrition and wet litter problems in poultry, Animal Feed Science and Technology, 173 (1): 65 - 75<
- Douglas Korver. University of Alberta, Canada. Seminario Internacional de Amevea, Lima – Perú, 2011.
- DSM OVN vitamin guideline. Directrices de suplementación vitamínica. 12th edición, 2011.
- E Peebles & C McDaniel. A Practical Manual for Understanding the Shell Structure of Broiler Hatching, Eggs and Measurements of Their Quality. Bulletin 1139, April 2004. University of Mississippi
- Leeson, S. and J. D. Summers. 1997. Ingredient evaluation and diet formulation, In: Commercial Poultry Nutrition 2nd Ed, pp 101-109, University Books, Guelph, Ontario, Canada. ISBN 0-96955600-2-8.
- M Yamazaki and M Takemasa. Effects of dietary taurine on egg weight. Poultry Science, 77:1024 – 1026, 1998.
- Neil O´Sullivan. Optimizando la producción de las aves alojadas en piso. Revista Egg Industry, 2009.
- Karin Persson. The effect of sodium choloride on eggshell quality in laying hens. A review, SLU, Uppsala, 2009.
- M. de Beer & C.N. Coon. The Effect of Different Feed Restriction Programs on Reproductive. University of Arkansas, Center of Excellence for Poultry Science, Fayetteville 72701. Performance, Efficiency, Frame Size, and Uniformity in Broiler Breeder Hens
- MK Manangi & CN Coon. The effect of calcium carbonate particle size and solubility on the utilization of phosphorus from phytase for broilers, International Journey of Poultry Science, 6(2): 85 – 90, 2007.
- Murakami et al. Requirements of Sodium and Chloride by Leghorn laying hens. Poultry Science Association, 2003.
- RA Swick. Water Quality and Management for Poultry, American Soybean Associaton, 2002.
- S Mukhar, Water quality guide for livestock and poultry. Texas A&M University System.E-8, 10-98.
- Yoselewitz, I., and D. Balnave. 1989. Effect of egg weight on the incidence of eggshell defects resulting from the use of saline drinking water. Page 98 in Proc. Australian Poultry Symp. Univ. Sydney, NSW, Sydney, Australia.
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Autores:
Diego F Aldana
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