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Argentina - Nuevas tecnologías y propiedad intelectual. ASA en XXIII° Congreso Aapresid

Publicado: 12 de agosto de 2015
Fuente: Paula Vazquez
En el marco del XXIII Congreso AAPRESID “Biosapiens” se llevó adelante un Simposio en el cual referentes regionales analizaron la actualidad de las producciones agropecuarias, a la vez de evaluar el impacto del uso de la tecnología sobre los resultados alcanzados y discutir las principales dificultades y propuestas en el marco de la propiedad intelectual de los eventos biotecnológicos que se aplican en cada uno de sus países. Se planteó la importancia de generar instrumentos y consensos que agilicen las situaciones.
Moderado por el periodista Héctor Huergo, este panel contó con la participación de Daniel Bayce (Director Ejecutivo del Instituto Nacional de Semillas de Uruguay), Paulo Campante (Superintendente Ejecutivo de la Asociación Brasilera de Semillas -ABRASEM-), Alfredo Molinas (Asesor principal de la Unión de Gremios de la Producción del Paraguay, ex Ministro de Agricultura y ex Ministro de Ambiente de Paraguay) y César Belloso (Productor argentino, ex Presidente de Aapresid, (fundador de Don Mario Semillas y Bioceres).
Iniciando las disertaciones, el Ing. Agr. Daniel Bayce destacó el auge de la producción agrícola en Uruguay, explicando que en el transcurso de esta década la misma se ha duplicado. “En los últimos 3 años, las exportaciones de granos supera por primera vez en la historia a la de carne”, explicó.
Por su parte, Paulo Campante, describió la situación de las 57 millones de hectáreas sembradas en Brasil, resaltando que el 87% de esa producción corresponde a soja y maíz. “También hemos ampliado las fronteras”, agregó.
Para describir la situación de Paraguay, Alfredo Molinas remarcó que la agricultura genera hoy un ingreso de divisas superior a los US$ 2.500 millones para la economía de su país. “En el año 2000 logramos 2.5 millones de toneladas, mientras que la expectativa para este 2015 supera los 15 millones”, explicó el ex Ministro de Ambiente y de Agricultura de Paraguay.
César Belloso describió la situación argentina, enfatizando la realidad de los productores y la distribución de producciones estratégicas como la soja, el maíz y el trigo.
 
Las nuevas tecnologías
Sin dudas que el uso de la biotecnología ha tenido un impacto significativo en la producción uruguaya, ha jugado un rol muy importante en el desarrollo de Uruguay”, explicó Bayce. Y ejemplificó: “La llegada del maíz BT en 2003 - 2004 nos permitió pasar de 40 mil hectáreas y una fuerte importación desde Argentina, a una producción propia de 150 mil toneladas. Triplicamos el área sembrada”. Además, sostuvo que “la viabilidad de la soja en Uruguay fue posible gracias, entre otros factores, a la tecnología de resistencia al glifosato”.
Paulo Campante también destacó el impacto de la tecnología en Brasil, resaltando que la incorporación de la misma por parte de los productores se ha dado rápidamente. “El 93% de la soja cultivada proviene de semillas genéticamente modificadas, situación que se replica en menor medida, pero también con una amplia difusión, en el caso del maíz desde 2008”, agregó.
 
Por su parte, Molinas profundizó, “Ya en 2004 se firmó un acuerdo por la tecnología RR1 y desde ese momento en Paraguay los productores pagan regularmente las regalías”, dejando en claro que esta situación hoy permite ver rindes de 4.000 kilos por hectárea. “Tenemos más de 21 eventos transgénicos liberados”, agregó.
En este punto, César Belloso hizo referencia a que en Argentina la incorporación de tecnología ha permitido impactos productivos en soja y maíz, con el acompañamiento e impulso de toda la industria semillera. “El enorme esfuerzo de la industria semillera impactó de lleno en la productividad de Argentina”, señaló.
 
Protección de la propiedad intelectual
Sobre este tema, Daniel Bayce comentó la existencia en Uruguay de una ley marco en base a la cual se les otorga a las empresas un título que los habilita al acto de comercio de los productos. “Se otorgan contratos de licencias, estando reglamentado el concepto de Uso Propio por medio de cuya figura aquellos que no sean considerados pequeños productores acuerdan el pago de una retribución por el uso de la tecnología”, explicó. También resaltó que el 95% de la semilla de soja en Uruguay es legal.  Además explicó que bajo el concepto de pequeños productores se agrupa a aquellas personas físicas, con menos de 400 hectáreas y que no tengan más de dos personas en relación de dependencia. Y enfatizó: “Todo esto fue posible gracias al trabajo conjunto del Estado, los productores y los consumidores, representados en el Instituto Nacional de Semillas”. Por otra parte, comentó que mediante la reglamentación se limitó el uso propio de semillas por medio de contratos.
En el caso de Brasil, Campante argumentó la coexistencia de dos instrumentos jurídicos: uno relativo a la protección de germoplasmas y otro para la propiedad intelectual de los eventos biotecnológicos. “La ley de semillas y la ley de patentes funcionan en forma armónica”, manifestó. Además comentó que la introducción permanente de nuevos cultivares fue la clave del éxito en Brasil.
El caso de Paraguay es singular ya que en 2003, el 70% de la producción había sido realizada en base a semillas transgénicas, particularmente en soja. “En ese marco se dio el acuerdo mencionado; sin disponer de una ley específica se avanzó también en la creación de un Instituto de Biotecnología para cuyas tareas (investigación, promoción y capacitación) se destina el 10% del pago de esas regalías. Llegamos a un acuerdo con los productores, se reconocen los contratos privados y se financia la investigación pública”, describió. Y agregó: “La confianza de los productores y el marco regulatorio fueron fundamentales en Paraguay”.
A su turno, Belloso explicó la situación argentina explicando que el mercado legal no supera el 30% del total, siendo un 50% de ese porcentaje regido por una acción fiscalizada y el otro 50% por las regalías extendidas. “En Argentina, hay una ley de semillas que es aplicable y sobre la cual debemos reflexionar”, explicó el presidente honorario de AAPRESID y concluyó: “Es clave avanzar en esta discusión interna ya que en el exterior los argentinos sí respetan las leyes”.
 
Acerca de ASA
Fundada en 1949, la Asociación de Semilleros Argentinos está formada por 82 socios, entre los que se encuentran empresas involucradas en todas las etapas de la producción de este insumo, de la investigación, a la multiplicación y comercialización. Desde su nacimiento, ASA tiene como propósito promover la producción de semillas fiscalizadas, garantizando su calidad y pureza. Su labor está dirigida a: promocionar el desarrollo de la industria de semillas de Argentina, representar al sector ante organismos oficiales y cooperar en materia de investigación, producción y desarrollo tecnológico, creando el ámbito óptimo para el desarrollo y crecimiento de la actividad.
Fuente
Paula Vazquez
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