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Incidencia de la napa en la productividad de maíz

Publicado: 4 de noviembre de 2014
Por: Matias Saks (Depto de Desarrollo-Bunge Argentina S.A); Zalba P. (Universidad Nacional del Sur); Alberto Quiroga; Fernandez, R.(INTA EEA Anguil y Facultad de Agronomía - UNLPam); Gili A.(Facultad de Agronomía - UNLPam) Argentina;
INTRODUCCIÓN
Durante los últimos 40 años en la Región Pampeana Argentina se ha determinado una amplia variación en el rendimiento de grano de maíz, con niveles de productividad promedio entre 1860 y 7800 kg/ha y una producción de granos que varió entre 4.8 y 23.8 millones de toneladas (SIIA 2014). Estas diferencias de rendimiento generalmente se encuentran asociadas a variaciones en la biodisponibilidad de agua al momento de la siembra (Quiroga et al., 2003; Funaro et al., 2004) y también durante floración (NeSmith & Ritchie, 1992), y están asociadas directamente con el balance hídrico del cultivo (Espósito et al., 2006) condicionando en muchos casos la respuesta a la fertilización nitrogenada (Saks et al., 2010). El espesor de suelo explorado por las raíces es otra de las variables que condiciona la biodisponibilidad de agua (Kramer, 1983) y el rendimiento de los cultivos. Bajo estas condiciones surgen dos variables de importancia para caracterizar el efecto de la disponibilidad de agua que son la profundidad efectiva de raíces y el límite inferior de agua extractable alcanzado (Dardanelli y Bachmeier 1993). El sistema radical del cultivo de maíz alcanza una profundidad máxima de 2 m al comienzo del periodo de llenado de granos (Dardanelli et al., 1997), distribuyéndose el 90 % de la masa radical en los primeros 30 cm del suelo (Andrade et al.,1996; Laboski et al., 1998) . Por otra parte, genotipos de maíz de distinto ciclo de crecimiento pueden presentar mayor desarrollo del sistema radical, tanto en abundancia como en profundidad (Gaggioli et al., 2010), siendo la densidad relativa máxima de raíces directamente proporcional a la extracción máxima de agua (Novák, 1994). En relación con la profundidad efectiva de raíces se ha comprobado que la misma puede variar significativamente como consecuencia de deficiencias hídricas tempranas (Otegui, 1992; Pandey et al., 2000b) y debido también a diferencias genotípicas (Lorens y col., 1987; Eghball y Maranville, 1993, Ray et al., 1997). En suelos arenosos, la presencia y captación de recursos hídricos subsuperficiales (napas) por parte de las raíces del cultivo, realiza una importante contribución a la evapotranspiración total del cultivo (Follett et al., 1974), pudiendo extraer desde la capa freática proporciones significativas de agua (Ayars et al., 1999).
La utilización de recursos hídricos subsuperficiales puede ser una estrategia útil para atenuar la falta de precipitaciones en períodos críticos de los cultivos. Las napas pueden contribuir significativamente al uso consuntivo con valores que pueden alcanzar el 70% del total del agua evapotranspirada (Sepaskhah et al., 2003). Al respecto, Mueller et al. (2005) comprobaron para el cultivo de maíz consumos de 100 mm a 400 mm cuando la napa se encontraba entre 80 cm y 120 cm de profundidad, produciendo aumentos de la producción de grano. Garnero y Quiroga (2003), indicaron que la profundidad de la napa, durante el período crítico del cultivo de soja, condiciona de manera diferencial el rendimiento. En estudios realizados en la Pampa Ondulada, Portela et al. (2009) comprobaron a través de una toposecuencia cultivada que las posiciones bajas del paisaje pueden contribuir al aporte de agua y nitrógeno para el cultivo cuando la napa se encuentra a una profundidad menor de 2,5 m.
Estudios desarrollados por Saks et al. (2013) en la región semiárida pampeana muestran la importante influencia de la napa en el rendimiento de maíz y sobre la eficiencia en el uso de fertilización nitrogenada, siendo necesario incorporar este factor al momento de elaborar estrategias de manejo sitio-especifico.
La Tabla 1 muestra la clasificación de los sitios con napa (CN) de acuerdo a distintas propiedades físico-químicas de la capa freática como así también la posibilidad de aportar agua al cultivo de maíz (profundidad de la napa al momento de la siembra).
La variable principal que define la influencia de la napa sobre distintos cultivos es la profundidad (Nosetto et al., 2011). De acuerdo a la clasificación propuesta por Jobbagy y Nosetto (2009) y Nosetto et al., (2009) en la banda I (> 5 m) no hay efectos de la napa sobre los cultivos ya que la zona capilar no alcanza a contactar a las raíces. En la banda II (2,4-5 m) el progresivo ascenso de la napa implica una mayor capacidad de transporte capilar a las raíces y aumenta exponencialmente, por lo tanto, aportes y rendimientos son directamente proporcionales dentro de esta banda. En la banda III (1,4-2,4 m) la capacidad de transporte capilar supera la demanda del cultivo. Por ultimo en la banda IV (<1,4 m), se define un umbral muy crítico para el cultivo de maíz por encima del cual el sistema de raíces empieza a anegarse y en consecuencia el cultivo comienza a perder rendimiento. La banda III toma un rango de profundidades optimas para el cultivo de maíz de 1.4 a 2.4 m. Esto indica que el 73 % de los sitios CN podrían contribuir con el aporte de agua al uso consuntivo del maíz, y dentro de los mismos el 47 % se ubicarían en la banda III pudiendo alcanzar mayores niveles de rendimiento respecto a los sitios SN. Por otro lado, el 27 % de los sitios CN evaluados se encontrarían dentro del rango de la banda IV indicando de esta manera cierto condicionamiento de su desarrollo y una disminución de la productividad del cultivo tanto por condiciones de anegamiento como por salinidad.
Estos resultados preliminares muestran la necesidad de incorporar información sobre el factor “napa” al momento de elaborar estrategias de producción, ante la posibilidad de “manejar” dentro de ciertos limites los efectos de las mismas sobre los cultivos (sean estos positivos o negativos). Por otro lado, en sitios con altos valores de RAS y/o nitratos deberá realizarse un estudio integrado a fin de considerar además de aspectos productivos problemas de gestión ambiental.
BIBLIOGRAFÍA
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Matias Saks
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Alberto Quiroga
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