Mal de Panamá: amenaza continental para la Industria Bananera

Se ha comprobado gran movilidad en el avance de la terrorífica enfermedad bananera ocasionada por el hongo Fusarium oxysporum f. sp. cubense, raza tropical 4, que afecta a las variedades comerciales del grupo Cavendish; ya ha tomado algunas regiones de Asia, África y Oriente Medio, acecha con enorme probabilidad de ataque a las plantaciones de América Latina y el Caribe, por su agresividad y facilidades de difusión. Como ha sido expresado anteriormente, no existen tratamientos químicos ni labores agrícolas eficaces; la respuesta única es el reemplazo por nuevos tipos, que ya se estudian, que demuestren resistencia a su apocalíptico embate. En respuesta a esta mundial preocupación celebramos la realización de enriquecedores eventos técnicos efectuados en Costa Rica y ahora en Ecuador en el marco del XI Foro Internacional del Banano 2014, organizado por la Asociación de Exportadores de Banano (AEBE), que en estos días se desarrolla con gran suceso y en el que se destaca la intervención de los científicos Miguel Dita y André Drenth, de acreditada resonancia mundial.

Sin embargo, el problema siendo técnico y científico es fundamentalmente político, en la necesidad imperiosa de que los estados donde se cultivan las musáceas comestibles en peligro tomen conciencia cabal de los daños que pudiese ocasionar a sus economías globales, a miles de cultivadores, a las fuentes de ocupación directa e indirecta que se nutren de su cultivo, transporte, comercialización e industrialización y al consumo local, fuente alimenticia básica en algunas poblaciones de la región, que obligue a los poderes públicos a ejecutar verdaderos planes de prevención, que eviten el acceso de las esporas que causan su propagación y, en el evento de que se confirme su ingreso, se proceda a su exclusión o confinamiento y supresión o contención, según los casos, para detener su grave diseminación. En esa perspectiva, aplaudimos la decisión ministerial consignada en el Acuerdo Nº 412 del 17 de septiembre del 2014, que establece el Plan de Contingencia para Prevenir y Controlar la enfermedad, en cuyos considerandos resalta incluir en los controles los contenedores que arriban luego de trasladar banano de zonas contaminadas, hecho no señalado con la relevancia que tiene, en planes de otros países, ahora que las exportaciones se realizan mayoritariamente en esos vehículos refrigerados. Deseable sería que ese propósito, que involucra acertadamente a varias instancias de la administración pública, sea suficientemente promovido y exigido su fiel cumplimiento.

Pero el flagelo, de carácter continental, obliga a Ecuador a manifestar su liderazgo, asumiendo la conducción de una corriente regional de opinión que lleve al resto de países de América a adoptar similares medidas, pues de nada serviría que se asuman cuarentenas aisladas como la propuesta para los países centroamericanos si no se adhieren todas las naciones productoras, lo que ha llevado a la FAO a plantear una estrategia mundial, presentada recientemente en Roma. Se deben apoyar los esfuerzos del Colegio Nacional de Ingenieros Agrónomos (Conia), de convocar a sus pares de Latinoamérica para reunirse en Guayaquil o Machala y asumir una posición conjunta de exigencia a los gobiernos a trabajar en consonancia. Contribuiría a esa loable finalidad un encuentro similar en que el ministro ecuatoriano de Agricultura invite a sus colegas del continente a concertar acciones frente a la funesta peste.