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Cambio climático

Evidencias de cambio climático en zonas suburbanas y rurales de Tunja

Publicado: 14 de noviembre de 2011
Por: Segundo R. Castro Guerrero, MV. Esp. Acuapiscicultura. Ms. Sc. Educación. Docente MVZ; Pablo L. Fernández Moreno, MVZ. Esp. Gestión de Proyectos. Docente FESAD, UPTC ; Iván M. Rojas Ruíz, Zootecnista. Esp. Gerencia de Empresas Agropecuarias. Esp. Pro
INTRODUCCIÓN
La temática del Calentamiento Global y sus relaciones directas con el progresivo deterioro medioambiental, agotamiento de recursos naturales y su consecuente degradación ecológica, pérdida de diversidad de los ecosistemas, alteraciones de los sistemas de producción agropecuaria y su incidencia sobre la calidad de vida de la población humana, se constituye en un factor merecedor de profundos estudios científicos, desarrollos tecnológicos adecuados y voluntad política de las naciones para confrontarla como uno de los mayores problemas que en la actualidad agobian el planeta, debido a la extrema gravedad de las consecuencias, en su mayoría irreversibles, que generarían en un futuro no muy lejano, severos desbalances de los sistemas terrestres, comprometiendo la continuidad de la vida en el planeta.
En áreas rurales del departamento de Boyacá y del municipio de Tunja, (República de Colombia), ocurren fenómenos climáticos como períodos cíclicos bimodales de lluvia - sequía y heladas, que se ven agudizados en sus efectos por la intervención antrópica, generalmente de forma negativa, debido a la manera extractiva y su consecuente acción expoliadora con que se lleva a cabo el uso de los recursos naturales (agua, suelo, clima), lo que conlleva a la degradación y extinción de los mismos, lo cual es evidente cuando se talan bosques para destinar los suelos a usos agrícolas y luego pecuarios, se descapotan los mismos por medio de prácticas culturales radicales como el uso de arados profundos y de volteo, se sobreexplota el recurso sin reintegrarle insumos adecuados para su recuperación y conservación y cuando los suelos se encuentran en niveles críticos de agotamiento y degradación, son abandonados a los drásticos efectos de la erosión, -entre ellos la formación de cárcavas-, estado en el cual se puede calificar categóricamente el recurso como en situación de desertización.
El presente documento pretende ilustrar los efectos negativos de los fenómenos medioambientales agudizados por las malas prácticas culturales que la intervención humana a aplicado sobre los recursos naturales y generar un espacio de reflexión indispensable como un primer paso para la absolutamente necesaria toma de correctivos que permitan al menos, detener la degradación de los ecosistemas de la región.
DESARROLLO TEMÁTICO
“Las vastas llanuras abiertas, las bellas colinas onduladas y los riachuelos serpenteantes no se nos antojaban salvajes. Sólo para el hombre blanco la naturaleza era salvaje, sólo para él la tierra estaba [infestada] de animales [salvajes] y de tribus [bárbaras]. Para nosotros, la tierra era clemente, generosa y vivíamos colmados de los beneficios del Gran Misterio. El hombre peludo del Este llegó y, con su brutal locura, nos trató con injusticia a nosotros y a las familias que amábamos. Fue entonces que la tierra se volvió salvaje. Cuando hasta los animales del bosque empezaron a huir de ellos empezó para nosotros el [Salvaje Oeste]”. Oso Erguido, jefe Siux Oglala. Siglo XIX.
Recursos Naturales:
Se definen como la riqueza potencial que posee como atributo la Naturaleza, que vista desde la óptica humana es susceptible de ser usada o aprovechada económicamente en busca de un beneficio que satisfaga las necesidades básicas de la población, o para generar nuevas necesidades de consumo y por tanto nuevas explotaciones de los mismos.
Son recursos naturales la energía solar, el aire, el agua, los vientos, el subsuelo, los suelos y lo que de ellos proviene: minerales, microbiota edáfica, humus, plantas y animales, principalmente.
Los recursos pueden ser inagotables, (energía solar, aire atmosférico), renovables, (que mediante determinadas condiciones y tiempos pueden recuperarse, como el suelo, el agua, los vegetales y animales, recursos hidrobiológicos) y recursos no renovables, (hidrocarburos o combustibles fósiles y demás recursos mineros). Muchos recursos pueden ser aprovechados de manera directa, otros requieren de actividades y procesos de transformación para su aprovechamiento.
Cada zona o región eco-geográfica posee sus propios recursos naturales, en muchas ocasiones característicos de ellas mismas o endémicos.
La base de la existencia de estos recursos está dada por las características del clima y el suelo. (Mamani 2000 citado por Chaparro 2005).
Recurso Suelo:
Se define como la estructura geológica más superficial de la corteza terrestre, formada a través de millones de años de acción de factores como el clima, la topografía, la acumulación de microorganismos, material vegetal y animal, más o menos compleja según las características naturales y/o artificiales que lo conforman y que desde el punto de vista agropecuario es capaz de albergar vida microbiana, fúngica, vegetal y animal.
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Erosión:
Es la pérdida gradual de las estructuras, materiales y propiedades bioquímicas y geológicas del suelo, por diversas causas, entre ellas, la acción del agua o del viento, el clima o la intervención antrópica, esta última de acción rápida y por tanto de mayor impacto.
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Foto 2. Suelo degradado en ladera. Signos primarios de erosión. Zona sub-urbana. Tunja. Foto autores. 2008.
La erosión, como el principal problema que ha afectado la productividad de los suelos, ha sido un motivo de preocupación y lucha constante por parte de algunos agricultores y profesionales del campo, quienes conscientes de la preservación de dicho recurso han, tratado de combatir este problema mediante prácticas adecuadas, a través del tiempo.
Cuando no se toman las medidas preventivas, oportunas y eficientes para evitar el problema de la erosión, el agua lluvia y de escorrentía principalmente, al hacer contacto con un suelo desprotegido (producto muchas veces de prácticas agrícolas inadecuadas y/o inconscientes), va erosionando y arrastrando sedimentos y partículas de suelo, formando pequeños surcos, que con el tiempo y las lluvias frecuentes y prolongadas, van aumentando en tamaño y formando relieves profundos e irregulares. Este es un estado avanzado y dramático de degradación y erosión de los suelos que se conocen con el nombre de cárcava.
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Foto 3. Carcavamiento avanzado. Al fondo, áreas de reforestación. Zona sub-urbana Tunja. Foto autores. 2008.
La cárcavas son paisajes deteriorados, agotados, desérticos, desolados y tristes, que no aportan ningún beneficio de tipo social, económico y ambiental, (salvo la alternativa natural de acopiar la escorrentía, cuando el suelo ha perdido su capacidad de percolación, -de todas maneras, una edafopatología-) y sí ocupan espacios otrora productivos. De igual forma, representan varias problemáticas de fondo con sus respectivas consecuencias, ya que no sólo significan la desprevención de desastres ambientales, sino también reflejan la educación y cultura de las comunidades vecinas, e implican la constante despreocupación por parte de ellas. Esto a su vez tiene repercusiones negativas en la economía, ecoturismo y desarrollo de las regiones.
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Foto 4. Carcavamiento avanzado. Al fondo, zonas de reforestación. Acercamiento. Zona sub-urbana Tunja. Foto autores. 2008.
Es por esto que, un panorama degradado, que ha permanecido por mucho tiempo en esas condiciones, clama ayuda y justicia por su recuperación y es deber de las personas responsables de estos problemas, adelantar obras reales y concretas en pro de su solución y es compromiso de las autoridades competentes y de toda la comunidad, contribuir a la preservación de los recursos.
Erosión antrópica:
La degradación del suelo conduce a una disminución de su capacidad productiva. Las actividades humanas que contribuyen a esa degradación incluyen:
La utilización inapropiada de tierras agrícolas: 550 millones de ha se han degradado en el mundo, por gestión agrícola deficiente.
Prácticas deficientes en el manejo de los suelos: la salinización y la sobresaturación del suelo afectan a cerca de 40 millones de ha en el mundo.
Deforestación: Se han degradado 580 millones de ha por la tala y el desmonte a gran escala para uso agrícola y urbano. Se destruyeron más de 220 millones de ha de bosque tropical entre 1975 y 1990, principalmente para la producción alimentaria. En cuanto al consumo de leña, se obtienen alrededor de 1730 millones de m3 de leña de bosques y plantaciones por año. La leña representa la principal fuente de energía en muchas regiones en desarrollo.
Remoción de la vegetación natural.
Uso frecuente de la maquinaria pesada.
Pastoreo excesivo: 680 millones de ha se utilizan en este tipo de explotación. Se ha perjudicado cerca del 20% de las pasturas y pastizales del planeta. Las pérdidas recientes han sido más graves en África y Asia.
Rotación incorrecta de cultivos.
Prácticas deficientes de riego.
Los desastres naturales, tales como las sequías, inundaciones y deslizamientos de tierras, hacen también su aporte.
El crecimiento urbano, la construcción de caminos, la minería y la industria son factores importantes en la degradación de tierras. A menudo, se pierden terrenos valiosos para la agricultura. Alrededor de 19,5 millones de ha de suelo en el mundo se han perdido por esta causa.
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Foto 5. Sobre pastoreo en praderas empobrecidas. Mal uso de suelo conducente a erosión. No se evidencian áreas de sombrío ni abrevaderos. Zona rural Tunja. Foto autores. 2008.
Se calcula que el 23% del total de tierras aprovechables (con excepción de las montañas y desiertos) quedaron afectadas por la degradación en un grado, suficiente para disminuir su productividad. A principios del decenio de los noventa, cerca de 910 millones de ha de tierra estaban clasificadas como “Moderadamente degradadas”, con una productividad agrícola enormemente reducida. Un total de 305 millones de ha de suelo oscilaban entre “Intensamente degradadas” (296 millones ha) y “Extremadamente degradadas” (9 millones de ha, de las cuales más de 5 millones estaban en África). Los suelos extremadamente degradados ya no tienen posibilidades de recuperación. (Chaparro 2005).
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Foto 6. Prácticas agro culturales de intervención agresiva sobre el suelo, conducentes en el futuro a erosión. Arado de disco. Nótese la pérdida eólica del suelo. Zona rural Tunja. Foto autores. 2008.
Los enfoques con respecto a la degradación del suelo se modificaron en gran medida a partir del decenio de los setenta. La labor solía centrarse en la protección mecánica, como la construcción de muros de contención y terrazas, en gran parte para controlar las escorrentías superficiales. Esto se complementó con un nuevo enfoque que exige se preste mayor atención a los métodos biológicos de conservación del agua con la protección de los suelos, a través de una gestión mejorada de las relaciones entre el suelo, la vegetación y el agua, con inclusión de una reducida alteración.
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Foto 7. El mismo suelo de la foto 6. Es notoria la sequedad del suelo. Zona rural Tunja. Foto autores. 2008.
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Foto 8. Suelo preparado para la siembra. Obsérvese la sequedad del suelo y la ausencia total de barreras naturales contra la erosión eólica. Solo un árbol sobrevive en el horizonte caluroso. Zona rural de Tunja, próxima a Soracá. Foto autores. 2008.
La erosión es un factor fundamental en la degradación de tierras. Alrededor de 2000 millones de ha de suelo, equivalentes al 15% de la superficie terrestre del planeta (una superficie más extensa que USA y México juntos), se han degradado por causa de las actividades humanas. Los principales tipos de degradación del suelo son la erosión hídrica (56%), la erosión eólica (28%), la degradación química (12%) y la degradación física (4%), las actividades agrícolas (27%), la sobreexplotación de la vegetación (7%) y las actividades industriales (1%). (FAO 1996).
Es importante destacar que la erosión natural puede ser beneficiosa para la fertilidad de los suelos. Si no actuase la erosión natural, esa profundidad de material edafizado se iría alterando progresivamente cada vez más conforme el suelo se fuese volviendo más antiguo y llegaría un momento que todos los minerales originales se habrían transformado totalmente, y ya no aportarían ningún nutriente nuevo al suelo, y este quedaría constituido por un residuo totalmente infértil, sin posibilidad de soportar vida alguna. (Chaparro 2005).
Cárcavas:
La cárcava es un pequeño o gran surco excavado por las aguas de escorrentía y arroyada sobre la superficie terrestre. La formación de cárcavas puede verse acelerada por la deforestación, sobre pastoreo y explotación agrícola. Estos procesos se dan en todos los continentes debido a la superpoblación y la industrialización. (Atkinson 2005, citado por Chaparro 2005).
Las cárcavas también se conocen con los nombres de quebradas, barrancos, zanjones, huaycos, zanjas; y se considera un estado avanzado de erosión.
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Foto 9. Cárcava. Primer plano. Vegetación periférica reseca por el intenso verano. Zona sub-urbana Tunja. Foto autores. 2008.
Impacto ambiental de las cárcavas:
Paisajísticamente, la presencia de áreas edáficas desnudas o con procesos erosivos de diverso grado de compromiso, dan un aspecto de alta contaminación visual. Este fenómeno impide el desarrollo urbanístico cuando se presenta en zonas periféricas de ciudades o ecológico-agropecuario cuando se ubican en zona rural.
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Foto 10. Contaminación ambiental antropogénica en zona de erosión. Área sub-urbana Tunja. Foto autores. 2008.
La ciudad de Tunja, registra un severo deterioro paisajístico como consecuencia de procesos de desertificación que han llevado con el tiempo a la pérdida de cobertura vegetal y concomitantemente a la susceptibilidad del suelo a variados procesos de erosión. Sin duda este cuadro de degradación, es preocupante para la ciudad por las consecuencias directas que sobre el bienestar de la población trae la erosión.
Tunja, en su área suburbana presenta cerca de 300 ha deterioradas en mayor o menor grado por procesos de erosión, las cuales se encuentran rodeadas de abundantes chircales y algunas explotaciones en minería de carbón y arenas, actividades que han surgido desde el pasado como consecuencia de la degradación y pérdida de suelo agrícola, obligando en cierta forma a la población que habita el área, a buscar como medio de subsistencia la explotación desmesurada y no controlada del subsuelo. (Chaparro 2005).
La erosión se produce en la ciudad porque no hay una capa vegetal que absorba las aguas lluvias y entonces estas escurren desde las partes altas hacia las partes bajas, llevando consigo piedras y sedimentos. (Castro 2004, citado por Chaparro 2005).
Planimétricamente, el mapa del ordenamiento territorial de la ciudad de Tunja, registra 103,92 ha (5,26% del área urbana) con problemas de erosión en cárcavas. Las zonas más críticas se localizan en la parte nororiental (sector del aeropuerto) y en los barrios El Dorado, Patriotas, Paraíso, Libertador y Curubal.
Heladas:
Uno de los grandes problemas que afrontan los agricultores es el efecto negativo de las heladas sobre los cultivos agrícolas y las pasturas; climatológicamente se definen como el descenso de la temperatura a menos 0° C, a una altura de dos metros de la superficie del suelo; sin embargo, desde el punto de vista agrícola, según las características del cultivo o la pradera, pueden presentarse heladas a temperaturas superiores, entre 2 a 3° centígrados. Se toma como límite superior para la ocurrencia de helada la temperatura a la cual se fusiona el hielo, es decir, el límite entre el estado sólido (hielo) y el estado líquido del agua, de donde proviene su nombre. (Fernández, J. citado por Alvarado y col. 2005).
Clases de heladas:
Por advección: Invasión de una zona o región por una masa de aire cuya temperatura es inferior a 0 ° Celsius. La capa vegetal se enfría por contacto, sufriendo daño variable. El aire frio puede estar acompañado o no de vientos y precipitaciones, generalmente nieve.
Por evaporación: Si la humedad relativa del aire desciende después de una precipitación, la película de agua que reciben los vegetales se evapora rápidamente; el agua toma de las plantas calor de vaporización que necesita para pasar de líquida a gaseosa ocasionando un descenso de temperatura notable en las plantas, quemándolas.
Por radiación: Es el tipo más común en Colombia, ocurre cuando una masa de aire frio y seco se estanca sobre una región durante una o varias noches; en el día puede haber fuerte radiación con temperaturas de 15 o más grados centígrados y durante la noche el cielo despejado y la escasa humedad ambiental permiten una rápida perdida de calor por radiación. Suele ocurrir de dos tipos: Helada blanca, que forma cristales de hielo sobre la superficie de las plantas quemándolas; es la más común en Colombia. Helada negra cuando el aire es muy seco y el agua alcanza temperatura de congelamiento antes de la formación del rocío. No hay formación de cristales pero se congela el agua intracelular, llegando a presentarse una temperatura inferior a la de la helada blanca; en este caso la temperatura es tan baja que puede necrosar los tejidos vegetales adquiriendo estos una coloración oscura típica de la helada negra. Son más perjudiciales que las blancas. (Artunduaga 1982, citado por Alvarado y col. 2005).
Efectos de las heladas en las plantas:
Daños físicos: La congelación intracelular vegetal y su consecuente formación de cristales, ocasiona lesión mecánica consistente en el incremento de volumen y posterior ruptura de la integridad celular y tisular.
Daños fisiológicos: Son cambios bioquímicos o metabólicos intracelulares, consecuentes a la deshidratación del protoplasma por salida de líquidos a los espacios intercelulares lo que ocasiona diferencia de presión osmótica entre estos y la célula.
Factores que influyen en el daño por heladas en las plantas:
Temperatura y tiempo de exposición.
Vientos.
Velocidad de congelación y descongelación de los tejidos.
Agua de reserva de la planta.
Nutrición mineral.
Aclimatación.
Edad de la planta. (Alvarado y col. 2005).
Un factor determinante en la frecuencia de presentación de heladas y su mayor incidencia negativa en cultivos con fines agrícolas o de destinación pecuaria como las praderas, además de los anteriormente mencionados, es la desprotección silvícola de los suelos, es decir, la pérdida del microclima benigno que se establece por la presencia de cobertura arbórea de los suelos, gracias a la neutralización de la acción directa de las bajas temperaturas que las copas de los árboles realizan, minimizándose así el impacto de las heladas sobre las praderas y cultivos. En áreas suburbanas y rurales de Tunja, este problema es muy notorio como se evidencia en la documentación fotográfica de este trabajo.
Calentamiento Global:
Actualmente, existe un fuerte consenso científico que el clima global se verá alterado significativamente, en el siglo XXI, como resultado del aumento de concentraciones de gases invernadero tales como el dióxido de carbono, metano, óxidos nitrosos y clorofluorocarbonos (Houghton et al., 1990, 1992). Estos gases están atrapando una porción creciente de radiación infrarroja terrestre y se espera que hagan aumentar la temperatura planetaria entre 1,5 y 4,5 °C. Como respuesta a esto, se estima que los patrones de precipitación global, también se alteren. Aunque existe un acuerdo general sobre estas conclusiones, hay una gran incertidumbre con respecto a las magnitudes y las tasas de estos cambios a escalas regionales (EEI, 1997).
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Foto 11. Panorámica de un sector rural entre Tunja y Soracá. Obsérvese en primer plano el estado empobrecido de las praderas debido al intenso verano, a la deforestación y a la falta de mejoramiento tecnológico apropiado de las mismas. En el plano medio, vista de un terreno preparado para siembra. Al fondo, zona montañosa severamente afectada por deforestación antrópica ocasionada por el tipo de explotación de la tierra: Parcelación de micro y minifundio. Foto autores. 2008.
Asociadas a estos potenciales cambios, habrá grandes alteraciones en los ecosistemas globales. Trabajos científicos sugieren que los rangos de especies arbóreas podrán variar significativamente como resultado del cambio climático global. Por ejemplo, estudios realizados en Canadá proyectan pérdidas de aproximadamente 170 millones de hectáreas de bosques en el sur Canadiense y ganancias de 70 millones de hectáreas en el norte de Canadá, por ello un cambio climático global como el que se sugiere, implicaría una pérdida neta de 100 millones de hectáreas de bosques (Sargent, 1988).
Aún así, hay una considerable incertidumbre con respecto a las implicaciones del cambio climático global y las respuestas de los ecosistemas, que a su vez, pueden traducirse en desequilibrios económicos (EEI, 1997). Este tema será de vital importancia en países que dependen fuertemente de recursos naturales.
Con respecto al impacto directo sobre seres humanos, se puede incluir la expansión del área de enfermedades infecciosas tropicales (Becker, 1997), inundaciones de terrenos costeros y ciudades, tormentas más intensas, las extinción de incontables especies de plantas y animales, fracasos en cultivos en áreas vulnerables, aumento de sequías, etc. (Lashof, 1997).
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fotos 12, 13 y 14. Pastaje de bovinos en suelos degradados y con notorios signos de erosión (flechas blancas). Obsérvese la contaminación por basuras (flechas negras). No se ven abrevaderos y en las fotos 12 y 13, tampoco se aprecian áreas de sombrío. La condición corporal de los terneros, como es obvio, no es la mejor. Zona suburbana Tunja. Foto autores. 2008.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fotos 15,16 y 17. Pastaje de ovinos en suelos degradados y con signos de erosión, (flechas). No se observan áreas de sombrío ni abrevaderos. Zona suburbana Tunja. Foto autores. 2008.
La IPCC (Panel Internacional sobre Cambio Climático), un panel de 2500 científicos de primera línea, acordó que "un cambio discernible de influencia humana sobre el clima global ya se puede detectar entre las muchas variables naturales del clima". Según el panel, la temperatura de la superficie terrestre ha aumentado aproximadamente 0.6°C en el último siglo. Las emisiones de dióxido de carbono por quema de combustibles, han aumentado a 6.25 mil millones de toneladas en 1996, un nuevo récord. Por otro lado, 1996 fue uno de los cinco años más calurosos que existe en los registros (desde 1866). Por otro lado se estima que los daños relacionados con desastres climáticos llegaron a 60 mil millones de US$ en 1996, otro nuevo récord (GCCIP).
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De acuerdo a la Panel Internacional Sobre Cambio Climático, una duplicación de los gases de invernadero incrementaría la temperatura terrestre entre 1 y 3.5°C. Aunque no parezca mucho, es equivalente a volver a la última glaciación, pero en la dirección inversa. Por otro lado, el aumento de temperatura sería el más rápido en los últimos 100.000 años, haciendo muy difícil que los ecosistemas del mundo se adapten.
El principal cambio climático a la fecha ha sido en la atmósfera, Hemos cambiado y continuamos cambiando, el balance de gases que forman la atmósfera. Esto es especialmente notorio en gases invernadero claves como el CO2, Metano (CH4) y óxido nitroso (N2O). Estos gases naturales son menos de una décima de un 1% del total de gases de la atmósfera, pero son vitales pues actúan como una "frazada" alrededor de la Tierra. Sin esta capa la temperatura mundial sería 30°C más baja.
El consenso científico como resultado de esto, es que seguramente habrá un aumento global de la temperatura entre 1.5 y 4.5°C en los próximos 100 años. Esto agregado al ya existente aumento de 0.5°C que ha experimentado la atmósfera desde la revolución industrial (UNEP/WHO, 1986).
Poder predecir cómo esto afectará al clima global, es una tarea muy difícil. El aumento de temperatura tendrá efectos expansivos. Efectos inciertos se agregan a otros inciertos. Por ejemplo, los patrones de lluvia y viento, que han prevalecido por cientos y miles de años, de las que dependen millones, podrían cambiar. El nivel del mar podría subir y amenazar islas y áreas costeras bajas. En un mundo crecientemente sobrepoblado y bajo estrés, con suficientes problemas de antemano, estas presiones causarán directamente mayor hambruna y otras catástrofes (UNEP/WMO, 1994).
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Localización geográfica de Tunja:
Municipio capital del departamento de Boyacá, situado en el altiplano cundiboyacense, en las estribaciones de la cordillera oriental, con las siguientes características:
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Nótese la relación negativa entre precipitación anual y evaporación anual, de la que se puede inferir que, al ser mayor la evaporación a la precipitación, sencillamente el municipio viene sufriendo una progresiva desecación, de la que en parte se pueden observar sus efectos en el registro fotográfico del presente trabajo.
En el anexo N° 1 se presenta una reseña de informe climatológico preparada por la Estación Meteorológica de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, para los años 2005, 2006, 2007 y los dos primeros meses de 2008. Se destaca lo siguiente:
Si bien el régimen climático de la ciudad es bimodal, (periodos secos diciembre, enero, febrero y marzo y luego nuevamente julio y agosto), es en febrero, y algo menos en marzo, cuando se presenta la mayor temperatura ambiental y la máxima intensidad de radiación solar del año.
En la muestra no existe un patrón más o menos definido en los valores de máxima precipitación y humedad relativa, encontrándose mayor frecuencia para humedad relativa en abril y principalmente agosto, a pesar de ser este último mes considerado como parte del segundo periodo seco del año, (Alvarado y col. 2005). La mayor precipitación se distribuye entre los meses de abril octubre y noviembre, coincidiendo únicamente en el mes de abril los valores de humedad y precipitación.
Nuevamente se evidencia la marcada diferencia de valores entre evaporación y precipitación, con las consecuencias ya anotadas.
En épocas de mayor temperatura ambiental o periodo seco, se registran las distancias más extremas entre temperaturas mínima y máxima; este valor alcanza hasta 16.2° C. (Ver anexo 1, febrero de 2007).
Para efectuar comparaciones en las que los cambios climáticos hacia el calentamiento global sean más notorios, se requiere ampliar el rango de la muestra a intervalos bianuales o quinquenales, o, en su defecto, hacer un análisis anual de por lo menos los últimos 20 o 25 años.
CONCLUSIONES
Teniendo en cuenta las anteriores consideraciones y referencias, el municipio de Tunja no está exento de los efectos perturbadores del calentamiento global, el cual viene a agravar los efectos nocivos ya descritos del mal manejo de suelos y sus consecuencias como el sobrepastoreo, la intervención agresiva de prácticas agroculturales, la no renovación sostenible de praderas, la deforestación y deterioro de fuentes hídricas, la contaminación ambiental, la degradación edáfica, la erosión y carcavamiento y las heladas.
Otro factor de riesgo que ocasiona un fuerte impacto en la degradación de los suelos y en la pérdida del equilibrio ecológico y agroecológico, son los incendios forestales, naturales o provocados por el hombre, los que se han manifestado en los últimos años con mayor frecuencia e incidencia, tanto en Tunja y Boyacá, como en todo el planeta. Este mayor impacto del fenómeno se ha atribuido también de manera directa a los intensos y prolongados periodos calurosos secos que acompañan el “efecto invernadero” y su consecuencia directa: el calentamiento global.
Así las cosas, el panorama actual y su prospección adquieren una dimensión superlativa que debe confrontarse con cambios radicales en el modo de ver, entender y abordar la relación Hombre – Medio Ambiente, pues de ella dependen las posibilidades reales de reencontrar fórmulas efectivas que permitan restablecer un equilibrio medioambiental sano y con verdaderas posibilidades de garantizar, no solo la continuidad con calidad de la vida natural en el planeta sino una relación holística, amable y ecológicamente sostenible entre la especie humana y su entorno.
Tunja, abril de 2008.
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Autores:
Aldo Stéfano Vítolo Moreno
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nikolax rodriguez
24 de febrero de 2016
gracias por su interés en tunja mas en estos sitios q por q no se vean se dejan como lugar de reciclaje pero espero no se qede en solo fotos
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